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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 16 de Noviembre de 2024

‘Those About to Die’. El Coliseo romano: Algunos mitos circenses

[Img #239871](Continuación) Aunque algo abandonada, vuelvo a la serie del titular para escribirle sobre el primero de los mitos citados en la última entrega, el del latinajo atribuido a los gladiadores al dirigirse a modo de saludo al César antes de empezar a combatir por su vida, ¿mito o realidad?, ¿cuánto hay de cierto? Esta es la historia intramuro que encierra.

 

‘Ave, Caesar, morituri te salutant’. Ya sabe “Salve, César, los que van a morir te saludan” de la que, vaya por delante le diré que los gladiadores nunca pronunciaron, ninguno, pues en realidad sólo se hizo una vez por los criminales condenados a muerte que combatieron en una batalla naval ficticia, naumaquia, con motivo de la celebración del drenaje del lago Fucino en el año 52, en tiempos del emperador Claudio. Y es que en ese caso sí que iban a morir con seguridad, pues eran condenados a muerte, un destino que no siempre se cumplía en las luchas de gladiadores donde el vencido no siempre moría necesariamente, podía ser perdonado lo que sucedía en no pocas ocasiones. La única referencia documentada al respecto de la época romana es la obra De Vita Caesarum, 5 (Divus Claudius), 21, 6. de Suetonius, si bien el lema que reproduce es ‘Ave imperator, morituri te salutant!’ (“Salve Emperador, los que van a morir te saludan”), es decir, no es una invocación al dictador romano Julio César sino al emperador romano Claudio de quien el historiador y biógrafo romano dice que contestó ‘Aut non’ (“O no”). Existen otras variantes que incluyen el tiempo verbal ‘salutamus’ en primera persona del plural (“Quienes vamos a morir”) que viene acompañada en algunos textos del siglo XV de la respuesta ‘Avete vos’ (“Que les vaya bien”).

 

La verdad de la mentira. No es otra que la que le he contado, es falsa de toda falsedad, a pesar de que: la frase haya pasado al imaginario colectivo como una realidad irrefutable; en la actualidad se siga utilizando de manera corriente en tono sarcástico o dramático, cuando se va a emprender una acción de riesgo o de éxito incierto; o resulte de lo más poética y literaria y en las obras de ficción quede muy resultona y deslumbrante. No, la existencia de la susodicha expresión no encaja con la verdad. No se halla registrada en ningún otro documento histórico de Roma aparte del citado y con las connotaciones añadidas; de hecho se cuestiona si existió alguna vez como un saludo típico o si solo fue un caso aislado, protagonizado por cautivos y criminales en tono desesperado ante la muerte inminente y segura, si bien sobre este punto existen discrepancias. Pero es sabido que el lenguaje verbal no es nuestro único medio de comunicación, ciertos gestos de nuestro lenguaje corporal pueden ahorrarnos muchas palabras, y quizás ninguno es tan conocido como la muestra de los pulgares hacia arriba o hacia abajo, para mostrar aprobación o desaprobación respectivamente.

 

Pulgar arriba, pulgar abajo. Es el segundo mito circense asociado a los gladiadores y para variar, a ciencia cierta, tampoco sabemos qué gesto es el que se hacía para perdonar o condenar al vencido; y de la misma manera que la locución latina del ‘Ave Cesar...’ no se corresponde con la realidad histórica, tampoco parece que lo haga la exhibición digital del puño cerrado. Existen alternativas explicativas. Parece ser que el sencillo movimiento de la mano con el que se podía decidir el destino del perdedor -el pulgar hacia arriba significaba que la vida del gladiador podía continuar y hacia abajo que hasta allí había llegado- y que la cultura popular acepta como fiel a la historia, resulta que no es del todo cierto. Estudios realizados apuntan que los romanos sí decidían el destino vital de un gladiador con dos gestos, pero no eran exactamente esos, presionar el pulgar en la parte superior del puño significaba perdonar la vida, mientras que la muerte era un pulgar hacia arriba; en otras palabras, es casi el opuesto de lo que creíamos

 

¿De dónde proviene la confusión? Obviamente buena parte de la culpa la tiene lo difícil que resulta rastrear la evolución del lenguaje corporal a través de la historia, no existen descripciones ni ilustraciones coetáneas para saber cómo eran esos gestos. No obstante algunas anécdotas pasan de generación en generación dejando algún tipo de rastro y en este caso parece que los poetas Juvenal y Prudencio pudieron haber sido los promotores involuntarios del problema cuando hicieron referencia al ‘pollice verso’ (pulgar girado) como señal de muerte. Con posterioridad, en 1872, el francés Jean-Léon Gérôme pintó Pollice Verso (arriba), donde muestra una arena romana con dos gladiadores peleando y una multitud con sus pulgares afuera, apuntando hacia abajo. Toda una inspiración cinematográfica para el mito gladiatorio, el resto es historia. (Continuará)

 

CONTACTO: [email protected] 

FUENTE: Enroque de ciencia

 

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