‘Those About to Die’. El Coliseo romano: Algunas curiosidades
La serie. Es la última histórica de televisión que acabo de ver con parte de mi familia en estas cuasi últimas noches del estío roteño, y va sobre la vida y muerte de algunos políticos, aurigas y gladiadores en la Antigua Roma, no me negará que es una atractiva mezcla. Pero no tema, no le voy a destripar el argumento si aún no la ha visto, aunque sí le diré que en mi opinión es buena en principio, al estar basada en el libro homónimo de Daniel P. Mannix, dirigida por Roland Emmerich y Marco Kreuzpaintner y en la que se reconstruyen cinematográficamente los años de la dinastía Flavia. Un guion que va acompañado de un buen elenco coral de artistas que mejora a momentos con la siempre inestimable presencia de Anthony Hopkins, demasiado breve quizás, en el papel del emperador Vespasiano. Tampoco le voy a escribir una crítica cinematográfica de la serie -es evidente mi falta de formación para ello, razón por la que no le comentaré mi opinión al cabo de verla completa- pero sí de alguna que otra quisicosa que he recordado relacionada con ella y la etapa del Imperio romano en la que transcurre. Sin duda uno de los periodos más interesantes del Imperio, los últimos años de Vespasiano, el emperador que puso fin a la guerra civil llegando al poder gracias a las legiones de Oriente y entre cuyos legados más importantes destaca la construcción del Coliseo.
Los Flavia. Aunque antes de empezar convendría ponernos en contexto histórico. La etapa de mayor auge del Imperio Romano, en la que tuvo lugar su expansión territorial y la mayoría de sus conquistas militares, se denominó El Alto Imperio (27 a. C.-284 d. C.) y fueron cuatro las dinastías que gobernaron en él: la Julio-Claudia, la Flavia, la Antonina y la Severa. Y de la segunda, la dinastía Flavia, van estas líneas de la que le adelanto solo tres de sus miembros llegaron a ser gobernantes, ocupando el trono durante veintisiete años, del 69 al 96, lo que hizo de ella la más corta de todas las dinastías romanas. Iniciada por Tito Flavio Vespasiano (9-79), que gobernó desde el año 69 hasta su muerte con el nombre de Emperador César Vespasiano Augusto, le sucedió su hijo Tito Flavio Vespasiano (39-81), que lo hizo desde el 79 hasta su muerte con el nombre de Tito César Vespasiano Augusto, siendo el tercer emperador su hermano menor Tito Flavio Domiciano (51-96), que gobernó desde el 81 hasta su muerte. Ellos lograron poner orden en el Imperio y las finanzas del estado, en particular Vespasiano que aplastó la revuelta de Judea (asedio de Masssala), mandó reparar muchas de las destrucciones causadas por la guerra y llenó las arcas del estado agotadas por el reinado y fastos del inefable Nerón, miembro de la dinastía Julio-Claudia. Prueba de esta gran mejoría económica del Imperio romano es que durante su gobierno se construyó el Coliseo, quizás la construcción antigua más impresionante de todas, todas. Y tras contextualizar el asunto paso a la primera cuestión.
El Coliseo Romano, algunos datos técnicos. En puridad su nombre oficial es Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium) y fue mandado construir por Vespasiano en el mismo lugar que había estado el lago artificial central del palacio de Nerón conocido como Domus Aurea, La Casa Dorada. Iniciadas las obras entre los años 70 y 72, Vespasiano no vivió para verlo terminado, fue su hijo Tito, quien lo inauguró en el año 80, y su segundo hijo Domiciano quien hizo posteriores modificaciones al que sin duda es: un emblema de la dinastía Flavia, toda una maravilla de la ingeniería y la arquitectura de su tiempo y un icono en la actualidad de Roma. Pensado para ganarse el favor del pueblo romano no solo llegó a ser en su momento el mayor anfiteatro del mundo sino, y a pesar de tener casi 2000 años de antigüedad, que sigue siendo el más grande jamás construido. No le niego que soy de la opinión de que en la elección del lugar de su construcción no hubiera cierta carga de revanchismo vespasianense contra el controvertido Nerón. Con sus 50 m de altura, 189 m de largo y 156 m de ancho, su capacidad original permitía albergar entre 50 000 y 80 000 espectadores gracias a sus 80 filas de gradas, estimándose que entre 60 000 y 100 000 personas (esclavos y prisioneros) participaron en la construcción donde se emplearon materiales como: el hormigón; el ladrillo; el estuco; la madera; la toba calcárea o el mármol, pero sobre todo la lujosa y resistente piedra travertina, extraída de unas canteras cercanas a Tívoli a 30 km de Roma. Una roca compuesta de calcita (CaCO3), aragonita (CaCO3) y limonita una mezcla de óxidos (FeO(OH) · nH2O), de la que se estima se utilizaron unos 100 000 m3 lo que ya da una idea de la escala y la ambición de la obra. Unas cifras impresionantes las anteriores sin duda, pero no hemos de olvidar que el Circo Máximo (Circus Maximus), donde tenían lugar las carreras de carros, tenía un aforo para 250 000 personas así que hágase una idea del valor de las suyas. (Continuará)
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FUENTE: Enroque de ciencia
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