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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 22 de Junio de 2024

El idioma español. Siglo de Oro

[Img #226544]Introducción. Y del primer cuarto del siglo XXI de hace un par de semanas -plena Edad Digital de un insoslayable futuro en el que miles de millones de máquinas vertebran la vida de las sociedades, y el móvil se ha convertido en el tercer brazo de casi todos los ciudadanos (masculino genérico)-, en el que el idioma español se esfuerza por situarse en vanguardia del desafío digital, pasamos a recordar ahora su papel en otros antañones siglos. En concreto aquellos que están considerados como el Siglo de Oro de nuestro idioma, y para ello le traigo unos ejemplos y citas tomados del rigurosamente científico libro España bajo la mirada de otro (2017) de José Varela Ortega, nieto de quien fue una primera inteligencia del siglo XX español, José Ortega y Gasset.

 

Antes, permítame unas pinceladas sobre nuestro Siglo de Oro, entendido como esa época de apogeo de la cultura española con sus clásicos, formidables y reconocidos logros, si bien hemos de explicitar que, temporalmente, no está bien enmarcado ni en fondo ni en forma, ni en fechas concretas ni en duración. Y mientras en ésta última se acepta que duró algo más de un siglo, para sus fechas de inicio y finalización no existe un total acuerdo; sí quizás en encajarlo básicamente entre el Renacimiento de los siglos XV-XVI y el Barroco del siglo XVII, y también a la hora de fechar su comienzo, se habla de 1492 con la publicación de la Gramática castellana de Nebrija. Pero no tanto con el de su final, para unos en 1659 cuando España y Francia firmaron el Tratado de los Pirineos, para otros en 1681 año cuando muere el último gran escritor del Siglo de Oro, Pedro Calderón de la Barca. En fin.

 

Idioma diplomático. En este campo humano, a lo largo de los siglos XVI y XVII, el español fue por excelencia el idioma preferido en Europa mucho antes que los de Moliere o Shakespeare; de hecho nuestro monarca Carlos I, que hablaba de forma fluida cuatro idiomas, llegó a decir que “el español es la lengua de los dioses”, y a espetarle en cierta ocasión a ciertos obispos franceses: “Mi lengua española es la más bella y debería ser conocida por toda la cristiandad”. No le digo más, bueno, sí, me extiendo un poco en esto. Siendo ya rey de España, al ir a coronarse en Bolonia como Emperador, saludó al Papa Clemente VII y al Colegio de Cardenales, no en latín, ni en italiano ni en francés, sino en español, diciéndole al obispo de Macon en dicho acto solemne: “Señor obispo, entiéndame si quiere, y no espere de mí otras palabras que las de mi lengua española… que merece ser sabida y entendida de toda la gente cristiana”. Lo dicho, si quieres caldo...

 

En otro orden de asuntos: Reinas, nobles, escritores. Quien fuera destacada humanista, reina y escritora Margarita de Angulema (1492-1549), que hablaba además del francés, italiano y español solía leer a su hermano el rey Francisco I de Francia el Amadis de Gaula en el idioma de Santa Teresa. Y el cardenal Richelieu, con lo que era, lo tenía más que claro con el español como lengua diplomática pues el muy malevo conspiraba en ella con catalanes y portugueses, y es que para él “los idiomas no estamos en guerra”. Por otro lado, quien está considerado una de las máximas figuras de la literatura española y a quien se le da el apelativo de “Príncipe de los Ingenios”, Miguel de Cervantes Saavedra, en su última obra Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617) deja constancia de que en la Francia del XVI “no había francés culto, mujer u hombre que no aprendiera castellano”.

 

En otro orden de asuntos: Reyes, historiadores y clérigos. Y el rey de Francia Luis XIII, que era bilingüe, encargó a Cesar Dudin (1560-1625) la traducción de El Quijote (1605). Sin dejar de lado que, por Domínguez Ortiz sabemos que “el castellano estaba de moda en la buena sociedad francesa”, y Bennasar nos explica que tanto El diálogo de la lengua de Valdés, como Diálogo de las lenguas de Frías o De los nombres de Cristo de Fray Luis de León certificaron a su manera la supremacía de la lengua española. Luis XIV, el Rey Sol, no solo dominaba el español -era hijo de la infanta española Ana de Austria y esposo de la también infanta española, María Teresa-, sino que el idioma de Cervantes y San Juan de la Cruz le envolvió a lo largo de toda su dilatada vida. Y por último, el controvertido dominico francés padre Labat, apodado también como «el capellán de los filibusteros», ya se puede imaginar el motivo, quien a pesar de todo dejó constancia clara de la superioridad y preponderancia de la lengua española, al referirse a ella como “grave, respetuosa, rica y expresiva”. Bien por el gabacho.

 

En otro orden de asuntos: En la ‘pérfida Albión’. Seré muy breve. Sepa a título de curiosidad que en el plan de estudios del Gray's Inn Hall de Greenwich, afamado colegio de la alta sociedad inglesa de esa época, predominaba el español en sus enseñanzas. Y cuando el exiliado y traidor Antonio Pérez se dirigió a la reina Isabel I de Inglaterra con lo suyo, lo hizo en la lengua de Alfonso el Sabio, pues nuestro idioma era del real conocimiento; sabemos también que el tal Pérez colaboró y contribuyó en la creación de la leyenda negra española. Otro malevo.

 

CONTACTO: [email protected] 

FUENTE: Enroque de ciencia

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