Albóndiga o almóndiga, ¿cómo se dice?
Tres siglos ya. Se lo adelantaba hace un par de semanas (De albóndigas y almóndigas), desde hace tres siglos en El Diccionario de autoridades aparecen estos dos términos junto a almondiguilla, diciendo del segundo “algunos pronuncian almóndiga, corrompiendo su origen sin bastante fundamento” y algo parecido del tercero. En la actual edición de la RAE se marca como “vulgar”, viene con esa consideración, siendo por tanto la única forma válida en la lengua culta la de albóndiga. Pero desde 1726 todos los diccionarios académicos han mantenido almóndiga entre sus páginas, remitiendo para su definición a albóndiga y con la marca o aviso indicado: la forma con “eme” se considera vulgar y desusada, pero la incluyen. Luego no acepta el término almóndiga, y no es que esté mal dicho, solo que, en su opinión, es conveniente utilizar albóndiga, recomendado y más extendido. Le digo esto a colación de uno de estos programas de cocina que tanto proliferan televisivamente, en el que ese día cocinaban albóndigas, y a las que uno de los participantes se refería repetidamente como almóndigas. Un término que tanto sus compañeros como los jueces le corrigieron, pero, ¿hicieron bien?; pues en puridad y según lo que le he apuntado más arriba, desde el punto gramatical fueron ellos los que se equivocaron, es el concursante quien únicamente puede y debe decidir si utiliza el término recomendado y más extendido o el vulgar y en desuso.
¿Entonces por qué ahora el diccionario la valida incluyéndola? Para empezar la voz almóndiga ni la ha incluido ahora, lleva ya tres siglos entre nosotros, ni la considera válida pues la califica como forma impropia de la lengua culta. El hecho de estar presente obedece a una antañona norma ya que, a diferencia de lo que ocurre hoy, en las primeras ediciones del diccionario tenían cabida formas vulgares siempre que tuvieran suficiente documentación, como el caso de almóndiga y sus derivados almondiguilla y otro más que no le cité en su momento, almondeguilla. Por cierto, en uno de sus poemas Quevedo, perdone pero no tengo a mano de cuál se trata, nos dice: ‘Muy poco culta de caldos / por su claridá infinita, / abreviadora de trastos / dentro de una almondiguilla’. Un intercambio del sonido o palabra, “be” o “uve” por “eme”, que ya pasaba en los tiempos en los que se empleaba el latín, cuando los gramáticos insistían en que había que decir ‘globus y non glomus’, o el castellano antiguo, donde (del latín vimen) decían vimbre y también mimbre, variante ésta que terminó triunfando.
Otros términos usados e incluidos. Antes de entrar en ellos le amplío información sobre el que hoy nos trae y que me acaba de llegar. Cierta documentación demuestra que hay constancia de su origen árabe, anterior a la que le ofrecí más arriba, me refiero en concreto al texto Descripción general de África (1573) del historiador granadino Luis del Mármol donde dice “Venden fideos, almojábanas y albóndigas hechas de carne picada con especias y fritas en aceite”, aclarando que fueron los árabes quienes enseñaron a los europeos a preparar este guiso de bolas de carne. Y ahora sí, los tres vulgarismos “albondigueros” recogidos en las páginas de los diccionarios no son los únicos, no, además de ellos podemos oír también en conversaciones con compañeros, amigos o familiares o, lo que es peor aún, leer en algún que otro texto a pesar del error ortográfico o fonético que suponen, otros más. Entre ellos: murciégalo (evolución de murciélago), crocodilo (por cocodrilo), estógamo (en vez de estómago) o albericoque (por albaricoque) todos ejemplos de metátesis, figura literaria consistente en el cambio de lugar de los sonidos dentro de la palabra, atraídos o repelidos unos por otros, por cierto, ¿conoce algún otro? Y la razón de esta existencia contradictoria es su popular uso, fruto del desconocimiento o del descuido, sobre todo en situaciones de oralidad donde es más frecuente, lo que le hace estar casi aceptada si bien su uso, insisto, no es correcto.
Otros términos usados, pero no incluidos. Por suerte las páginas de los diccionarios no han aumentado por recoger nuevos vulgarismos, dada la postura adoptada por la RAE de no añadirlos, por muy extendido que esté su uso en el habla popular, seguro que le suenan: cocreta y fragoneta. (Continuará)
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FUENTE: Enroque de ciencia












Vecino | Domingo, 12 de Mayo de 2024 a las 17:38:13 horas
Que de tonterías se escribe no,lo mismo da almondiga que albondiga, con la de cosas importantes que hay que escribir
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