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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 18 de Junio de 2022

'Bloomsday'

[Img #170921]16 de junio de 1904. Es la fecha en la que transcurre la odisea joyceana que, a lo largo de dieciocho horas, recorre calles, pubs, un burdel onírico y escandaloso, además de otros lugares de la ciudad de Dublín y que se nos narra en la novela Ulises, publicada por expreso deseo del autor el 2 de febrero de 1922, el mismo día en el que cumplía 40 años, así que vino a ser como un autorregalo de cumpleaños (Aniversario joyceano). Un día, el juniano, del siglo pasado -que como éste de 2022 también cayó en jueves y, por las veces que lo reitera el autor a lo largo de la obra, fue muy, muy, caluroso (¿el cambiante cambio del clima climático?)- en el que, a las ocho de la mañana, un par de hombres emprenden una maratoniana marcha por la capital irlandesa y que dura hasta cerca de las dos de la madrugada del día siguiente. Por decirlo de alguna forma, una particular odisea peatonal y urbanita.

 

Uno de los hombres es un simpático judío antisionista y descreído, Leopold Bloom, vendedor de publicidad de treinta y ocho años, casado con Molly que le engañará en el transcurso de ese mismo día. Y el otro es un joven, pobre y algo, bastante, pedante literato de veintidós, Stephen Dedalus, con nítida influencia jesuítica, que se gana la vida como profesor y está recién regresado de un autoimpuesto exilio parisiense. Dos seres de ficción que en verdad son uno solo, el mismo hombre en joven y en adulto; esto es, en mi prescindible opinión y muy en esencia, el meollo de Ulises una obra en la que los desplazamientos físicos de los personajes por la ciudad son también tránsitos espirituales dentro de sus almas y corazones.

 

Ulises y Leopold. Sin duda Ulises es una novela inspirada en la Odisea de Homero, pero con la que mantiene sus diferencias. Por ejemplo, mientras que el viaje del héroe homérico está lleno de aventuras y desgracias, dura diez años en su periplo de vuelta a Ítaca y transcurre a lo largo de medio mundo tras la Guerra de Troya, el viaje joyceano no llega a durar ni un día, se desarrolla en una sola ciudad y, lo que es más significativo, las aventuras suceden solo en la mente de sus personajes. Ya de la que va, y a pesar de los certeros paralelismos homéricos de la novela, no es menos cierto que el dublinés nunca leyó la Odisea. Solo hay constancia de que leyera Las aventuras de Ulises de Charles Lamb, una atractiva recreación para jóvenes lectores de algunos de los más célebres episodios de la Odisea.

 

Una versión abreviada del poema, vamos. Así que Bloom no es un héroe homérico ni un superhéroe actual al uso con superpoderes, capa, antifaz y un código de valores del tipo “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Ya ve por dónde voy. A propósito de coincidencias calendarias, el 16 de junio de 1904 fue el día en el que el escritor irlandés tuvo su primera cita, el primer paseo romántico, con Nora Barnacle, la mujer con la que compartiría su vida y, ya se lo imagina, motivo de la datera elección literaria. Un día que, a poco tardar, fue bautizado como ‘Bloomsday’ o “Día de Bloom”, y que terminó convirtiéndose en el día oficial de celebración de la novela.

 

¿Qué es el ‘Bloomsday’? En realidad se trata de un juego de palabras entre Doomsday (“Día del Juicio final”, en inglés) y el apellido Bloom, y como efemérides tuvo más de una fecha de celebración. Al parecer, la primera vez que aparece mencionado dicho día es tan solo dos años después de la publicación del libro, en 1924, y de la mano del mismísimo James Joyce (1882-1941) quien, en una carta del 27 de junio de ese año describe cómo se imagina a un grupo de personas celebrando el 16 de junio. Pero no fue hasta cinco años después, en 1929, coincidiendo con el 25 aniversario del día de marras novelero, que podríamos decir que hay una especie de primera celebración, pues fue cuando la librera y editora estadounidense Sylvia Beach publicó la primera edición del Ulises en francés, titulada Ulysse.

 

Organizó un ‘Déjeuner Ulysse’ en el Hotel Leopold cerca de Versalles, ya ve que siguen las coincidencias, me gusta este nexo pero tiene una pega, dicho desayuno tuvo lugar el día 29 en vez del 16, de ahí que algunos exégetas de la cosa conmemorativa consideren que el primer ‘Bloomsday’ oficial fue el celebrado en Irlanda en 1954. Le cuento. Fue este año cuando se juntaron el artista John Ryan y el novelista Brian O’Nolan, a los que se agregaron, entre otros intelectuales, un dentista, un hermano y un primo de Joyce y el célebre poeta irlandés Patrick Kavanagh para rendirle un homenaje póstumo, dedicando dicho día 16 de junio a recorrer las rutas mencionadas en el Ulises. Todo un accidentado sucedido que merecería ser contado en otra ocasión. Por ahora le dejo con el autor, ‘No hay pasado ni futuro, todo fluye en un eterno presente’.

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

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