Hay veces que debo contar hasta 10 antes de escribir un artículo, pero esta vez he tenido que contar incluso hasta 100. Siempre en todo lo que escribo intento que predomine el raciocinio sobre lo sentimental, pero esta vez no, esta vez a pesar de haber contado hasta 100 y de una excelente educación que me han dado mis padres, no puedo evitar sentir asco y repugnancia hacia esos hijos de mala madre que el Tribunal de Estrasburgo nos obliga a poner en la calle.

Gracias a que el Tribunal de Derechos Humanos ha revocado la Doctrina Parot, decenas de asesinos y etarras saldrán a la calle, muchos de ellos  ni siquiera van a cumplir un año de cárcel por cada vida que han arrebatado; ¿tan barato vale una vida? ¿Tan impune sale asesinar en España? ¿Justicia para quién?

Hace algunos años que ETA no asesina, pero el miedo, las amenazas y la extorsión no han cesado en todo lo que rodea al mundo abertzale, y el dolor de miles de familias tampoco ha cesado, aunque todos estos conceptos estén olvidados por los diferentes gobiernos, cerrando los ojos para no ver la realidad, negando la evidencia.

Esta claro que el dictamen del Tribunal de Estrasburgo debe ser acatado, pero ahora la pelota está sobre el tejado de la Moncloa. ¿Qué hará el gobierno de Rajoy?  ¿Estudiará recursos legales para que, aún sin aplicar la Doctrina Parot, estos asesinos no puedan salir a la calle? ¿Se planteará por fin de manera seria la cadena perpetua revisable? ¿Tendrá un gesto con las víctimas y con la sociedad democrática e ilegalizará por fin a Bildu y Amaiur?

A mí me gustaría pediros a todos, queridos lectores, que os pusiérais por un momento en la piel de alguna de las centenares de víctimas del terrorismo, pensad que el que ha matado vilmente, con saña y sin ningún tipo de arrepentimiento a vuestro padre o madre, a vuestro marido o a vuestra mujer, o a vuestro hijo o nieto, va a salir a la calle, totalmente libre, como si no hubiera hecho nada, con una sonrisa de satisfacción e incluso será recibido por algunos sectores como un héroe. ¡Malnacidos todos!! Malnacidos los asesinos que salen a la calle y malnacidos aquellos que los apoyan, tengan valor, cobardes, miren a la cara y a los ojos de las familias de las víctimas y digan que hay que olvidar y perdonar, mientras que nosotros lloramos a los nuestros sobre lápidas, vosotros brindáis con champagne, y no os equivoquéis,  nosotros no queremos venganza, queremos justicia, pero justicia de verdad.

Otra vez a la sociedad democrática nos toca poner la otra mejilla, otra vez los ciudadanos, las víctimas, debemos mirar para otro lado y acatar lo que dice la justicia, una justicia que parece que sólo beneficia a los de siempre, a los asesinos.

Por eso, yo estaré este domingo 27 a las doce y media en la Plaza Colón de Madrid, para defender la memoria de cientos de víctimas y defender la dignidad de la sociedad española, porque los que han muerto por defender la democracia se merecen nuestro apoyo.


Hugo Cañellas Ávila