Ave, Francisco
Yo te saludo, papa de los católicos, representante de Cristo en la Tierra. Te saludo y ante todo el mundo proclamo que, desde mi ateísmo militante, quiero rendir homenaje a tu humilde persona. Quiero regocijarme de que entre las máximas autoridades del sentimiento religioso, quizá la más influyente, cuente este triste planeta con una figura que encarna las virtudes que se reconocían en la figura del Hijo de María. Cuántas veces el Espíritu Santo infundió al cónclave para que el nuevo papa fuera el representante de Dios en la Tierra, tan superior, tan infalible, tan absoluto, tan por encima del bien y del mal y con el poder de su habla ex-cátedra como dogma de fe. Esta vez, quizá la Tercera Persona se lo ha tomado más en serio, o sencillamente se ha relajado, y hemos tenido la dicha de que un papa diferente, un papa cercano, un papa humilde, un papa de los pobres y para los pobres, haya accedido al solio pontificio.
Yo te saludo y admiro tu decisión de tomar al más bueno de todos, a Francisco, al santo de Asís, como bandera, sin número, sin adorno, con sencillez. Vienes de los jesuítas, que creó nuestro admirado San Ignacio de Loyola, de la orden más contestada entre la misma Iglesia porque siempre fue modelo de autenticidad y de independencia, reacia a servir a otros intereses mundanos, hoy en día todavía comprometida con la teología de la Liberación, como lo hizo Ignacio Ellacuría, uno de sus últimos mártires más significados.
Yo te saludo por tu independencia, por tu integridad y porque no te tiembla la mano, ni la voz, para reconducir esta Curia descarriada y para llamar la atención a quien no cumpla con su compromiso con tu pueblo de Dios; porque no estás dispuesto a que los numerosos grupos de presión que existen en la iglesia te marquen el camino, como han estado haciendo en los últimos papados y que siguen reinando en muchos de los países llamados católicos, sin respeto alguno por la libertad del pueblo soberano; ni siquiera por los mandamientos, en muchos casos.
Yo te saludo, Francisco, y levanto la voz para proclamar que con tu actitud comprometida y valiente, con tu vida ejemplar, alejada en todo lo posible del boato tan característico de este cargo, has traído una pequeña luz a todos cuantos sufren este mundo egoísta e irracional donde nos ha tocado vivir. Has renunciado a las prebendas vaticanas y vives en una sencilla residencia; muestras tu humildad y tu profundo apostolado proclamando con tu vida el ejemplo a los demás.
Yo te saludo, porque lo mismo que manifiestas con tus actos tu generosidad y tu sacrificio, reclamas a los poderosos, tocas en sus conciencias y les demandas que cesen en sus abusos que tienen sojuzgado este valle de lágrimas del que nos hablaba el Nuevo Testamento. Cuánto recuerdas al Hombre que hace cerca de dosmil años tuvo el valor de expulsar a los mercaderes del templo.
Bienaventurado seas Francisco, porque con tu apoyo devolverás a los pobres de espíritu esa esperanza en el reino de los cielos, el de aquí o el de sus sueños.
Bienaventurado seas porque convencerás a los mansos, a los pacíficos, de que suya puede ser la tierra.
Bienaventurado seas porque desde que llegaste consuelas a los afligidos, a los que lloran y a los que sufren, y te esfuerzas porque recuperen el consuelo de la justicia.
Bienaventurado seas porque a quienes tienen hambre y sed de justicia, no les detendrás de su cruzada, sino que harás cuanto esté en tu mano por acompañarles en su lucha.
Bienaventurado seas porque conseguirás que vuelvan a haber seres misericordiosos y sientan que deben ejercer la misericordia con los demás.
Bienaventurado seas porque tu ejemplo creará seres limpios de corazón que verán al menos al representante de Dios, como su verdadera imagen.
Bienaventurado seas porque sabrás contagiar tu amor a la paz a muchos de los que aún piensan que el ejercicio de la violencia es la razón de ser de la autoridad.
Bienaventurado seas porque estás al lado de los perseguidos por buscar la justicia y sabemos que tendrán en ti un valedor para el Reino de los Cielos, aunque se encuentre aquí y haya que buscarlo.
Bienaventurado seas Francisco, porque quienes sufran persecución, injurias y mentiras, sabrán que tienen en ti a quien más se esfuerce en defenderlos.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será saber que el representante del Cristo está con vosotros. Francisco, el papa de los pobres, el que honra el nombre de Francisco de Asís.
Manuel García Mata





























San Judas | Jueves, 10 de Octubre de 2013 a las 19:17:06 horas
A uno de los antecesores de este Papa, al autonombrado Juan Pablo I, se le ocurrió tambien declarar sus intenciones de seguir la verdaera doctrina cristiana y ponerse al lado de los pobres y humildes, y acabar con la opulencia del Vaticano... Y se encontró con la oposición de gran parte de la curia romana, de banqueros y politicos corruptos y de un grupo sectario pseudomasón formado por personajes de ideales fascistas y/o de derechas creado para evitar que el comunismo triunfara politicamente en Italia, y que se servia de la mafia para quitar a gente incomoda de en medio, ya fuesen politicos, jueces, periodistas, etc,etc. A mucha de esta gente le convenia y le corria prisa desembarazarse de aquel Papa y si este sigue su senda muchos nos podriamos temer que acabe tambien muy pronto su papado de forma drastica y mortal.
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