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Sábado, 10 de Julio de 2010

Calle Charco, con Antonio Franco


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A PROPÓSITO DEL MUNDIAL DE FÚTBOL





Si Adolfo Hithler levantara la cabeza, no reconocería a Alemania como su país. Supongo que también  los grupos xenófobos y pronazis existentes en la actualidad no verán con buenos ojos a los componentes de su selección nacional de fútbol. Ésta, la selección de fútbol alemana, es hoy un reflejo de la composición de la propia sociedad germana en su conjunto, esto es, un país multicultural. La selección alemana está formada por hombres de ascendencia tunecina, ghanesa, polaca, brasileña, española y de la antigua ex Yugoslavia, además, claro, de los alemanes.

El fútbol  puede ser reprobado (de hecho es criticable y con argumentos) por muchos y desde distintos puntos de vista. Pero no se le puede negar a este deporte (o juego, como gusten) sus valores sociales. Me pregunto qué tendrá el fútbol para apasionar a tanta gente en todo el planeta. Me hacía esta pregunta mientras contemplaba unas imágenes por la televisión de unos niños africanos, disminuidos físicos por distintas razones (guerras, enfermedades, malformaciones congénitas,…), jugando, con una sonrisa que les llenaba la cara, con un balón deforme y unas porterías improvisadas en un campo de arena. A pesar de sus defectos físicos, aquellos niños mostraban una imagen de felicidad que quedó grabada en alguna parte de mi cerebro. El fútbol une a los pueblos, entendidos éstos como nación, región o patria chica. No hay más que ver los brotes de España manía (yo no lo llamaría patriotismo, pero hay quién pueda denominarlo así) que se manifiesta adornando balcones y ventanas con la bandera nacional. Nunca vimos, los de mi edad, mayor “fervor patrio” inyectado por el fútbol.
Esto a nivel de selección. Si dirigiéramos nuestra mirada al ámbito de los equipos locales, nos encontraríamos con el fenómeno de la hinchada. Ésta tiene dos vertientes. Por un lado está “el amor a unos colores” (como se suele decir) y, por otra parte, “el odio al rival”. Un hincha sólo es feliz del todo la jornada en que su equipo vence al “enemigo”, o, bien, que su equipo gane y que el rival de toda la vida pierde su partido. La rivalidad no se sabe bien donde nace y por qué lo hace. Se puede dar entre dos equipos de una misma ciudad, como el Betis y el Sevilla. Puede buscarse entre ciudades vecinas (Cádiz y Jerez). También entre entidades de grandes ciudades (Madrid y Barcelona). Algunos tratan de buscar, en estos últimos casos, un motivo político al fútbol. ¿Quién no ha oído alguna vez decir que el Real Madrid era el equipo de la dictadura franquista?

La hinchada es otro reflejo de la composición y de los comportamientos sociales. La mayoría van al fútbol para disfrutar y porque les gusta animar a su equipo, y otra parte de la “forofada” (si existe este término que creo que no) la forman los denominados ultras, que van al fútbol como el que va a una guerra, sin armas, pero con ganas de guerrear.
Otra de las curiosidades de este deporte ( o juego, como gusten) es la lealtad al equipo por parte de sus seguidores. En el transcurrir de la vida, uno puede cambiar de pareja, de casa, de trabajo e, incluso, de ideología política, pero lo que es de equipo no se cambia nunca.

No era mi intención hablar de fútbol aprovechando la coyuntura del Mundial. La idea surgió al contemplar la alineación de la selección alemana, ya digo. Por cierto, a la que vencimos en semifinales y vamos a disputar nuestra primera final mundialista. A la hora de ver este articulo la luz, la final aún no se ha celebrado por lo que desconozco el resultado, aunque espero, como todo español que ganemos el Mundial.

A lo que iba, me doy cuenta que, a pesar de sus defectos, el fútbol aporta valores positivos como el respeto a los credos, las razas y los pueblos. A pesar del mercantilismo en el que ha caído, hace feliz a mucha gente, no sólo viéndolo sino también practicándolo. El fútbol, como todo en la vida, puede servir de “adormidera” o de entretenimiento. Contiene momentos fugaces de felicidad y también de decepciones.

Se puede ver desde distintos cristales y dar interpretaciones varias.
A mí me gusta el fútbol.
Salud.



                                                                                                              ANTONIO FRANCO GARCIA

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