Formación, reciclaje y solidaridad se conjugan en el taller "Diógenes" del Castillo de Luna
Volver a hacer funcionar lo que unos desechan por estar obsoleto o estropeado para que otros puedan seguir dándole utilidad, es la función del Centro de Reciclaje Informático "Diógenes" del IES Castillo de Luna que desde hace siete años se inició como un proyecto de innovación solicitado a la Junta de Andalucía, y que ha dado excelentes resultados.
No es la primera vez que aparecen en la prensa local y no será la última porque la función de estos alumnos del Ciclo de Grado Medio de Sistemas Microinformáticos y Redes de este instituto roteño conjuga varios conceptos que lo hacen único: formación, solidaridad y reciclaje. Su misión principal es hacerse con ordenadores o material informático que bien estén estropeados o se hayan quedado obsoletos para poder poner en práctica lo que van aprendiendo a lo largo del curso académico; a partir de ahí, comienza su función de reciclaje, tomar piezas de uno y otro lado para montar nuevos equipos y hacerlos funcionar de nuevo; y tras esta labor, llega el tercer paso, el de la solidaridad, ya que estos ordenadores en funcionamiento se hacen llegar a asociaciones o entidades sin ánimo de lucro que precisen de ellos.
Esta conjugación de valores y funciones del taller de reciclaje "Diógenes" hace que para el alumnado de este ciclo del IES Castillo de Luna esta sea una experiencia educativa y comprometida con la sociedad ya que evidentemente ellos no cobran por arreglar esos equipos ni se paga por la obtención de los materiales. Todo se basa en un flujo de intercambio del que al final salen beneficiadas todas las partes. El que dona el equipo porque contribuye al cuidado del medio ambiente ya que este tipo de materiales suele ser altamente contaminante; los alumnos, porque tienen frente a ellos un aliciente a la hora de practicar sus conocimientos; y el receptor del nuevo equipo porque, sin duda, viene a suplir una necesidad que le llega de manera gratuita y solidaria.
Esta mañana, Rotaaldia.com ha estado presente en una nueva donación realizada a este taller por parte del AMPA del colegio Maestro Eduardo Lobillo. Su presidenta, Silvia Reyes Mateos, junto a la presidenta del AMPA del Castillo de Luna, María Luisa Mateos Neva, se han encargado de coordinar esta donación que ha sido acogida de muy buen grado por parte de los profesores del ciclo, José Pazos Reyes y José Miguel Sánchez. Gracias al Lobillo, los alumnos del primer curso, que son los que suelen realizar su prácticas en este taller "Diógenes", contarán con una impresora, cuatro ordenadores, cuatro monitores y cableado variado que se suma a otros materiales informáticos de los que ya disponen en su taller atestado de placas, monitores, pilas, etc.
Se necesitan donaciones
Se podría decir que de esta iniciativa educativa, tal y como ha manifestado hoy uno de los profesores, salen pequeños "Frankenstein de los ordenadores", es decir, máquinas que funcionan gracias a piezas de otros equipos informáticos que se reparan y vuelven a la vida para ser útiles en una nueva ubicación. Pero para mantener este centro de reciclaje informático hacen falta donaciones de ordenadores de mesa, portátiles, monitores, tarjetas, tablets, etc., que funcionen, que estén estropeadas o simplemente se hayan quedado obsoletas en este mundo tecnológico que avanza tan deprisa. Por ello, a raíz de la donación hecha hoy por el Lobillo, tanto desde el AMPA del IES Castillo de Luna como desde el propio centro, se hace un llamamiento a todas aquellas personas que tengan un equipo informático que no usen por diferentes motivos para que lo acerquen al instituto y este taller "Diógenes" pueda seguir funcionando con material suficiente. Los interesados en colaborar sólo tienen que acercarse al centro cualquier día en horario lectivo.
Hasta ahora han recibido varias donaciones por parte de otros centros educativos, AMPAS, personas a título individual e incluso del Ayuntamiento que tienen conocimiento de su existencia, pero cualquier aportación es buena ya que con lo que unos consideran "basura informática", otros le dan vida y se completa esta actividad docente.
De momento, esta es posible gracias a los dos profesores que la imparten y que se desdoblan para que los 30 alumnos de primer curso del ciclo puedan dividirse en dos grupos y proceder a esta forma práctica de aprender. Los docentes confían en que los recortes no lleguen al que consideran "el mejor taller de informática" dadas sus dimensiones, y aseguran que es una forma muy efectiva de enseñar y promocionar otros valores entre el alumnado.
Los alumnos despiezan el equipo, cogen las piezas que funcionan y reciclan aquellas que ya no sirven depositándolas en el Punto Limpio, con lo que su cuidado con el medio ambiente es máximo, pero lo fundamental para ellos, es contribuir con su trabajo y conocimientos a dar vida a computadoras que pueden volver a ser usadas por colectivos o entidades que las necesitan. Ahora, teniendo en cuenta que tienen varios ordenadores reparados que quizás sean más antiguos de la cuenta, plantean ponerse en contacto con una empresa nacional que envía ordenadores a países del Tercer Mundo. Una colaboración que daría a este taller "Diógenes" un tinte aún más solidario.


































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