Balsa Cirrito
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DOMINGO SÁNCHEZ RIZO
Lance Amstrong ha tratado de justificar su amor al doping con la excusa de que se trataba de una afición muy convencional. La generalidad de los ciclistas, viene a decirnos Lancito, anda enredado con este tipo de sustancias. Su estrategia – obvia - es la de que cuando todos cometen un delito, éste deja de serlo.
Por eso mismo, me fastidia esa opinión tan común y propagada de que absolutamente todos los políticos son unos mangantes. Si decimos que todos pillan, estamos justificando a los sinvergüenzas. Si afirmamos que todos roban, es lo mismo que si les diéramos carta blanca para que lo hagan. De tal forma, debemos señalar con el dedo a quienes se aprovechan, pero también aplaudir a aquellos que no se ensucian. Y ya que vemos tantos ejemplos de lo primero, vamos a citar alguno de lo segundo.
Fue alcalde de Rota, se llamaba (y se llama) Domingo Sánchez Rizo. Colaboré con él en dos campañas electorales (las dos que ganó) y en todo momento se comportó con un respeto a las leyes y a la ética completamente asqueroso. Podría citar numerosos ejemplos de lo que digo, pero valga uno como muestra.
Durante la segunda campaña electoral, siendo entonces Domingo alcalde, comenzamos a trabajar en su reelección a la altura del mes de noviembre (las elecciones eran en mayo). Una de las primeras cosas que pedí fue que el ayuntamiento cambiara el logotipo que presidía las obras que realizaba, o las acciones que emprendía para que así se visualizara mejor la labor de gobierno. El logo municipal de entonces llevaba la tira de años usándose, y la gente, a decir verdad, lo asociaba sobre todo con Felipe Benítez Ruiz-Mateos. Se lo comenté al primer teniente de alcalde, Felipe Márquez. Felipe me miró como a un charcutero que quisiera poner una jamonería en Arabia Saudí.
- No va a querer – dijo.
- ¿Cómo que no va a querer? - yo comenzaba a irritarme.
- Va a decir que es muy caro – siguió Felipe Márquez imperturbable.
- ¿Caro? Yo mismo diseño el logo. No será peor que el que tenemos.
Felipe habló con Domingo y, efectivamente, el entonces alcalde se negó a cambiar de logotipo. Fui a hablar con él. Primero, Domingo me justificó su negativa con la excusa de que había que gastar mucho dinero de las arcas municipales. Cuando le demostré que el gasto sería irrisorio, no supo qué decir. No supo qué decir por un momento, porque luego afirmó con mucha tranquilidad:
- Sería poco deportivo.
- ¿Poco deportivo?
- Para el resto de los partidos políticos.
Reconozco que por aquel entonces pensé que aquella honradez lindaba con el gilipollismo. (Por supuesto, lo primero que hicieron sus sucesores cuando le echaron la zarpa al ayuntamiento fue cambiar el logotipo e instaurar esos eslóganes tan mustios de “veinticuatro horas trabajando por usted” y “sin prisas, sin pausa”) (Desde luego, son terribles) (Los eslóganes)
Domingo, por raro que pueda parecer ahora y viendo lo que vino después, no contrató a ningún familiar suyo durante sus cuatro años como alcalde. A decir verdad, no contrató a nadie por la cara, línea de actuación que no hace falta señalar que no han seguido muy exactamente sus sucesores. Al año de haber dejado Domingo la alcaldía, el número de cargos de confianza del ayuntamiento ya se había multiplicado por dos, y el montante de las nóminas de éstos por tres. En un país donde el enchufismo y la nepotería son casi una religión, y en una ciudad que descuella en este aspecto más todavía que en los campeonatos de badminton, preciso es confesar que Sánchez Rizo es un bicho raro. (Linneo lo habría llamado homo rarus honestus).
No se trata de seguir con la tralla para avergonzar a nadie (bueno, vale, para eso también, aunque no es lo fundamental), pero debe servir el ejemplo, debe quedar constancia, debe saberse que hay otras formas de hacer las cosas. Cuando Domingo necesitaba ir a Madrid dentro de sus funciones de alcalde, digamos, volvía casi siempre el mismo día, no dormía en hotel, y la mayor parte de las veces comía bocadillos. El resultado es que nadie del ayuntamiento proponía viajes absurdos a la capital a cuenta del municipio.
La deuda del ayuntamiento bajó mucho durante aquellos años.
Y, desde luego, Domingo merecía algo más de lo que se llevó.
Porque mucho hablamos de políticos chorizos, pero cuando tenemos a alguno que no lo es, resulta que no lo votamos lo suficiente. Sánchez Rizo, como bien sabemos, no salió reelegido, lo cual tiene una moraleja. Pero es bastante triste.












Vinny | Miércoles, 10 de Abril de 2013 a las 18:39:52 horas
Rota: pueblo de tontos que quieren ir de fachas.
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