PÉPLUM



 
 
Si hay una tendencia que he nombrado en numerosas ocasiones desde que comencé mi andadura en Rota al día, esa es el Péplum.
 
Como ya expliqué hace tiempo, el Péplum es la sobrefalda que forma parte de la cintura de una prenda creando un efecto de volumen y exceso de tejido.
 

La primera vez que me di cuenta que había vuelto esta tendencia fue hace cuatro años en un desfile de Alexander  McQueen. En un principio me alegré, ya que era una tendencia que todavía no se había recuperado desde su extinción y además siempre me pareció que era atrevida y favorecedora en muchos casos.

A medida que el Péplum entró en nuestras vidas por medio de tiendas, diseñadores e incluso por la televisión, comencé a recorrer ese estrecho camino que hay de adorar una tendencia a aborrecerla.

Todo comenzó con los vestidos mini-vestidos monocolor que las tiendas low cost se ocuparon de meternos hasta por las orejas y que las niñas de la tele y las revistas se ocuparon de lucir. Como en esa época el verde agua y el coral eran los colores estrellas, no podía salir una noche sin ver al menos a 5 o 6 chicas con el mismo vestido. O lo que es peor, a varias de un mismo grupo con el mismo vestido de diferente color, eso es originalidad señores.

Si os digo la verdad, pensé para mí mismo, esto se acaba. Pero vaya si me equivocaba.
Fue entonces cuando los diseñadores y por tanto, las tiendas, quisieron exprimir al máximo esta tendencia y comenzaron a poner en sus escaparates los Top Péplum.
 
Y como no, esto daba mucho más juego y podrían alargar más la gallina de los huevos de oro que con un simple mini-vestido de colores distintos. Aquí comenzaron a jugar con las formas, los tejidos, el estampado, sacando así toda la artillería pesada.
Pudimos verlos de raso, de algodón, más largos, más cortos, en varios colores únicos, en estampados barrocos, lisos o incluso esta última temporada en cuero.
El caso es que fuéramos donde fuéramos allí había una sección de ropa “Péplum” de la que poder echar mano si tus compras no habían ido lo suficientemente bien.

El problema ha venido cuando se ha conseguido degradar una tendencia hasta convertirla en lo que es hoy, una tendencia que ha perdido todo el encanto y la sofisticación que tenía. Sus primeras apariciones, siempre favorecedor en cuerpos de cadera estrecha guste a quien guste, daban un toque elegante al estilo de la que lo llevara.

Pero a estas alturas de la película todos deberíamos saber que el Péplum no favorece a todas, y es que una prenda que posee un efecto volado y hace destacar las caderas es obvio que no va a favorecer a las personas que ya tengan una cadera prominente, ya que hará que parezca mucho más ancha de lo que es en realidad. Pero como a veces las tendencias pueden con todo, muchas chicas han pasado de esto directamente y se han plantado un mini-vestido Péplum sin mirarse siquiera al espejo.

Aparte de esto, como ocurre con todas las tendencias que han sido trilladas en todos los sentidos, la gente cree que “como se lleva…” ya es digna de todas las ocasiones y lugares. ¡No, chica! No te pongas un Top Péplum para ir a por el pan, guárdalo para ese pitillo con tacones de plataforma que te espera en el armario para el fin de semana…

El caso es que hay mucha gente a la que consiguen hacernos aborrecer algunas tendencias debido a la sobre exposición, ya que no hay más que leer mi artículo anterior sobre la Semana de la Moda en Nueva York, en la que el Péplum volvía a tener protagonismo, una odiosa vez más.

Esta semana está siendo la Cibeles Fashion Week Madrid, de la que os hablaré la próxima semana, veréis como algunas de las cosas de las que hablo se volverán a plasmar otra vez aquí…aunque en cuestiones de Moda, a veces es mejor no hacer conjeturas…