Como viene siendo habitual al finalizar la Gran Cabalgata del Humor, desde la delegación de Fiestas se hace entrega a los ganadores del concurso de disfraces de este cortejo de sus correspondientes premios. Una forma esta de incentivar a los aficionados a los carnavales a que cada año piensen en un disfraz original y divertido y salgan el domingo por la tarde a lucirlos e intentar hacerse con los premios.

El jurado  calificador del concurso de disfraces que cada año se convoca desde la delegación de Fiestas, emitió su veredicto destacando de este modo los disfraces, en grupos o individual, que mejor caracterizados iban.

Así, por un lado, el premio al mejor disfraz de grupo, dotado de 270 euros se lo llevó el grupo que se inscribió previamente como "Cajas sorpresas", un grupo de ciudadanos que lucían como las típicas cajitas musicales de las que aparecía un payaso.

Dentro del cortejo de Carnaval, la mejor pareja disfrazada, y por tanto, ganadora de los 160 euros con los que está dotado este premio, fue para los inscritos como "Pescadores", dos roteños que simulaban a dos pescadores en uno de los bloques del espigón de Rota, donde tradicionalmente acuden muchos aficionados a la pesca. Los detalles de este disfraz le han hecho merecedor a esta pareja de su premio.

Por último, el premio al mejor disfraz individual fue para Regla Orcha Jiménez que ya fue ganadora el año pasado en esta misma categoría y que este año lucía tipo como "Almadraba", un pescador de atunes, muy bien caracterizado, lo que lo hizo ganadora de los 130 euros de premio.

Hay que recordar que para participar en este concurso de disfraces era necesaria la previa inscripción en la delegación de Fiestas antes del pasado jueves 14 de febrero.

Este año se ha visto menos disfraces individuales o de grupo en la Gran Cabalgata del Humor donde el mayor protagonismo pesaba sobre las AMPAS de los diferentes colegios participantes. Este año, para evitar cierta rivalidad entre los centros, Fiestas ha eliminado el premio de 300 euros que hasta el año pasado se otorgaba al mejor colegio. El argumento, que se consensuó en el Consejo Sectorial de Fiestas, fue el de evitar contagiar a los más pequeños de una lucha por ser los mejores que ensuciaban la verdadera intención de este galardón.