“Me duele este niño hambriento como una dolorosa espina”, así lo escribió y lo sintió el poeta Miguel Hernández.

No solamente duele ese niño hambriento como una dolorosa espina, sino los millones de personas que no tienen donde caerse vivo porque el capitalismo así lo exige, lo impone.  Impone recortes a cambio de ayuda económica y nuestros gobiernos lo aceptan y lo implantan. Hay muchos lugares de la Comunidad de Castilla-La Mancha que han suprimido los servicios de urgencias por las noches debido a los recortes.

 No sé por qué declaran el día del niño, el día de la paz, el día de cualquier otra cosa si los que  gobiernan no hacen nada para evitar tantas muertes inocentes, tanta hambruna, tanta gente que pierde sus casas y viven en la calle porque han sufrido desahucio, mientras el dinero de la corrupción apesta a humedad o camuflado en paraísos fiscales.

No sé cuándo el hombre y la mujer se van a dar cuenta que nos manejan y no cumplen lo que prometen y los corruptos siguen como si no fuera con ellos.

Es hora de unir nuestras voces y pedir que los corruptos devuelvan todo lo que han hurtado y que la Justicia los traten como a delincuentes, porque, qué diferencia hay entre el que nos hurta la cartera en un descuido en la calle y el que  ingresa el dinero obtenido, corruptamente, en  paraísos fiscales. Además, dinero que sale de los ciudadanos que pagamos los impuestos.

Mientras el presidente del gobierno de España, Sr. Rajoy, promete buscar un acuerdo contra la corrupción, yo le pido que actúe inmediatamente porque lo demanda el pueblo y se deje de tantas promesas que puede resultar como el fiasco de sus promesas en las últimas elecciones. En los medios de comunicación la corrupción está a la orden del día. Acabemos con ella.

A mí, como a Miguel Hernández y muchos otros, me duele lo que nos está pasando porque ya está bien de que  los partidos políticos nos traten como a verdaderas marionetas para sus propios beneficios.


Juan Manuel Pizones Rico