TODO ES MEJORABLE


   
  
Dice la Calle (y cuando digo la Calle me refiero al saber popular, a esos ciudadanos licenciados en la Academia de la experiencia) que cualquier situación que nos encontremos es mejorable. También se puede expresar en sentido inverso, esto es,  que “si algo es malo, lo otro es peor”.

Lo cotidiano está lleno de realidades que demuestran la afirmación anterior. Bastaría observar el entorno físico y moral para encontrar ejemplos de lo que decimos. Así, si malo es que no “te concedan” la bandera azul, peor es que los ecologistas te otorguen una bandera negra. Y, si malo es que los ecologistas te designen una bandera negra, peor es que te asignen seis “del tirón”. Ocurrió hace algunos veranos en nuestra localidad.

Si malo es que los partidos políticos prometan y prometan, como si se tratara de un tenderete de promesas para la venta de votos; peor es que, habiendo cosechado la victoria (es decir, haber vendido o comprado mejor las ilusiones del personal) empiecen a desencantar a diestro y siniestro antes del primer año de mandato legislativo. Ocurre tras las elecciones. Basta retroceder un año para darse cuenta que el ganador, el Partido Popular, no ha llevado a cabo ninguna de sus promesas electorales. Todo lo contrario. La situación de los españoles, se puede afirmar, ha empeorado durante el primer año de mandato, que ya es decir.

Por eso, si malo es que te engañen, peor es sentirse engañado. También se podría decir que si peor es que timen, peor es sentirse timado.

Dicen los expertos en estas materias que todos tenemos un precio, pero si malo es que te compren, peor es que te vendas. En esta última “transacción” el precio suele ser más bajo. En la anterior, se puede discrepar. Ya saben aquello de que “en mi hambre mando yo”.

Si malo es no tener trabajo, peor es observar a diario que algunos que hacen como que trabajan deberían estar parados y no lo están. También comprobar el reparto injusto de la faena en tiempos de penurias.

Si malo es la sequía, peor es que llueva en Semana Santa, Feria, el Rocío o Carnavales, piensan los que se sienten perjudicados o jodidos por “esas aguas desafortunadas”.
Si malo es robar, peor es que te cojan robando. Eso afirman los chorizos, los de guante blanco (o butifarras) y los mangantes de tres al cuarto. Los que nos sentimos robados creemos todo lo contrario, peor es que salgan incólumes.

Si malo es mentir, peor es que te pillen la mentira. La voz popular afirma que “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”. Pero, no siempre es así. Hay algunos que viven instalados en la mentira y, se mantienen gracias a ella.

Si malo es un “hasta luego”, peor es un “hasta siempre”. En este caso, depende de quien se despida. Si se trata de un amigo, indiscutiblemente hay que estar de acuerdo con la sentencia.

Si se trata de un farfullero es preferible que se despida para siempre. Algunos políticos van y vienen, se despiden y regresan, aparecen y desaparecen…

Si malo es ganarse un enemigo, peor es perder a un amigo. Y más malo aún es que ese amigo acabe engrosando la fila de los oponentes. Sobre todo porque un amigo lo sabe todo de ti, lo cual lo convierte en un enemigo peligroso.

Si malo es que te critiquen, peor es que lo hagan los que anteriormente te han alagado. Esto es muy común. Sobre todo si se trata de personajes que están en primera fila. Quién no recuerda algún caso de estas características en el mundillo del fútbol. También se da en la Política. En este caso se dice que “el poder desgasta”. O que el personal se ha cansado del tal.

Si malo es perder un ojo, peor es quedarse ciego. De esto los envidiosos saben una “jartá”. Ya saben aquello de que prefieren perder un ojo con tal de ver al otro ciego.

Si malo es que te olviden, peor es que no te recuerden. El acto de olvidar conlleva que se ha dejado una huella, efímera, pero huella al fin y al cabo. Si no te recuerdan es que pasaste sin pena ni gloria. Esto preocupa, sobre todo, a los presuntuosos.

Si malo es morir de amor, peor es vivir con  desamor. Para descifrar el enigma de esta declaración tendríamos que acudir a un experto como Bécquer. Quizás encontremos alguna luz a través de sus Rimas y Leyendas.

Si malo es ser pobre, peor es ser infeliz. Este aforismo tuvo que ser creado por uno que tenía “un montón” de dinero. Más que ná para conformar a sus allegados y convencerlos de lo infeliz que nos hace el dinero. De ahí que tras el Gordo de Navidad, los no agraciados, es decir, la inmensa mayoría, nos autodeseemos salud. Hay que reconocer que la máxima se las trae. Se puede ser pobre, pero ser infeliz y pobre a la vez, anda que…

Si malo es perder, peor es no saber ganar. Hay que propagar el espíritu deportivo, hombre. 

Esto depende de  lo que esté en juego, claro. Unas oposiciones para un puesto de trabajo, por ejemplo.  Haber como le explica a los que se quedan fuera que “lo importante es participar” y hay que saber perder cuando ha estado en juego tu futuro laboral.
 
Podríamos continuar comparando estados mejorables. De hecho, lo hacemos a diario. Pero tampoco es cuestión de alargarse en demasía.
Salud.