Balsa Cirrito
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EL GRAN SALDAÑA (ANTONIO) DEFIENDE A EVALORENZO
Si alguna vez, Dios no lo quiera, me meto en un lío y alguien pone en duda mi honestidad, por favor que no me defienda Antonio Saldaña, de profesión secretario provincial del PP. Es un decir, porque no veo yo al señor Saldaña defendiéndome, a menos que un servidor prometa ir siempre vestido con polos de Ralph Lauren, claro está; aunque dado lo que le gusta a este hombre una buena arremetida (dicho sea sin segundas intenciones), cualquiera sabe.
Por mucho que uno crea estar curado de espanto, siempre termina llevándose sustos, y la defensa de Evalorenzo que hemos visto en días pasados por parte de varios portavoces de cosas que no necesitan portavoz, ha alcanzado y colocado la bandera de su inocencia en el Everest de los despropósitos.
Me alegro de haber dicho la semana pasada que un servidor deseaba que Evalorenzo fueran inocentes, porque creo que le otorga más fuerza a lo que voy a decir a continuación, que es lo que sigue: tras haber oído defensas como las del señor Saldaña, ya no quiero que sean inocentes. Nanay. Y como yo, supongo que muchas otras personas.
No me apetece pillar un arrebato de indignación moral, de esos tan frecuentes en quienes escriben artículos (todos los articulistas nos creemos más virtuosos que María Goretti), pero Saldaña merecería…; mejor no digo que merecería. En un país donde la mayoría de los jueces son muy de derechas, y sólo hay que ver la militancia en las distintas asociaciones profesionales, resulta que cada vez que tratan de empapelar a uno del PP es porque que se fragua una persecución conspirativa. En esto se parecen mucho los del PP a Berlusconi (en otras cosas no me meto). Escuchando a individuos como el mencionado Saldaña, se diría que a estos tipos les gustaría que la justicia se impartiera como en el Cantar de Mío Cid: Juicio de Dios: lanzas y espadas en un torneo: el más burro es el que gana.
Lo peor de todo es que, al menos ante la opinión pública, defensas como las del señor Saldaña que Dios guarde, resultan perjudiciales para sus defendidos. Gracias a este hombre, casi todo el mundo piensa ahora que Evalorenzo son culpables de los delitos de los que se les acusa. (Si yo fuera Evalorenzo, le daría a Saldaña un puñetazo en los morros).
Cuanto mejor no hubiera sido que el secretario provincial, que como todos ustedes saben, se llama Saldaña, cuanto mejor, digo, no hubiera sido que Saldaña se hubiera expresado de la siguiente manera o parecida: “Confío en la inocencia de Evalorenzo, pero se trata de un asunto que tienen que dilucidar los jueces, en cuya independencia deposito mi buena fe”. A un político así no sólo le daría mi aprecio, sería capaz de darle hasta mi voto.
Entonces, ¿por qué actúa así el buen Saldaña? ¿Porque es tonto? No creo; la condición de secretario provincial y la de tonto no son necesariamente equivalentes, aunque en la provincia de Cádiz haya quien piense lo contrario. ¿Entonces? Pues muy sencillo: quiere amedrentar a los jueces (si alguien no sabe lo que significa la palabra amedrentar, que no se moleste en buscar en el diccionario; significa acojonar).












ni se te ocurra metermela por hay | Martes, 16 de Octubre de 2012 a las 14:16:22 horas
os imaginais si apareciera un disket de felipe o almudena grandes dentro de 200 años? ...
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