Calle Charco, con Antonio Franco
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LA CARA OCULTA DEL TRIUNFO
El tema político local más comentado durante estas últimas semanas en nuestra población es, sin lugar a dudas razonables o no, la imputación de nuestra Sra. Alcaldesa y del Portavoz de Roteños Unidos por parte de la Fiscalía Anticorrupción por supuestas irregularidades urbanísticas y tratos de favor con la empresa constructora Felipe Castellanos. Parece ser que el juez investiga el caso tras una denuncia de dicha Fiscalía por prevaricación y malversación.
Sin adentrarnos en terrenos farragosos de juicios paralelos y opiniones interesadas, la situación generada no deja de ser lamentable. La prevaricación no es más que una actuación manifiesta de un abuso de autoridad. Se confunde el gobernar con el mandar. Se dictan resoluciones arbitrarias a sabiendas que son injustas. “Porque lo digo yo”, traducido a un lenguaje coloquial. Menos mal que estas actuaciones están penadas por la Ley.
La prevaricación, normalmente, lleva al desfalco o la malversación. Sencillamente porque ese “porque lo digo yo” lleva aparejada una “gratificación” del beneficiario de la prevaricación hacía la autoridad que dictamina.
Este suele ser el hilo conductor, el camino, que sigue todo estos procesos.
Aunque es difícil, o no es fácil, hay que evitar dejarse llevar por juicios internos, entre otras cosas porque la imputación no implica culpabilidad. Por esa razón hay que esperar a que la Justicia se pronuncie.
En los casos de imputaciones se suele pedir la dimisión de los cargos públicos imputados. Se suele pedir por parte de los demás partidos políticos, claro. Yo diría que la dimisión debería ser contemplada como norma. Así, un/a imputado/a debería cesar de su cargo hasta que la Justicia se pronuncie y los declare culpable o inocente. Pero como esta norma no existe, cada uno/a debería presentar su dimisión según su moral, ética o valores le aconsejen.
Claro que si las dimisiones fueran por ley no se considerarían como tal. Una renuncia al cargo es algo voluntario o impuesto dentro del seno del partido político correspondiente. Pero se podría contemplar una suspensión del cargo público hasta el fallo final por parte de la Justicia.
Si cualquier alto cargo imputado queda libre de los cargos que recaían sobre su persona, volvería a retomar a la vida pública y además con la reposición de sus emolumentos económicos correspondientes al periodo de tiempo en que fue suspendido de sus funciones.
Aunque, en este sentido se puede discrepar en la apreciación de las compensaciones económicas, ya que se tratan de cargos públicos y no de funcionarios que llevan a cabo una actividad laboral. En cualquier caso, se trata de una simple opinión.
Pero como está situación no se da, la mayoría de los cargos públicos imputados se aferran al sillón y esperan acontecimientos desde la poltrona.
Estoy convencido que este hecho evitaría dañar la imagen de los que realmente son inocentes.
He mencionado antes que la petición de dimisión del cargo suele llegar desde los partidos de la oposición, pero no siempre es así. Todo depende de las normas estatutarias que cada partido político tenga aprobadas. Por eso, también suele llegar desde dentro del partido al que pertenezca el/la imputado/a.
En este sentido echo de menos la opinión del partido independiente local Roteños Unidos. Conocida ya la opinión de los dirigentes provinciales del Partido Popular, haría falta la pronunciación del órgano interno de Roteños Unidos. Tengan en cuenta que a la hora de redactar este artículo de opinión nada he leído al respecto. Podría darse el caso que estas últimas frases sobren, si durante la semana en que esta columna semanal se encuentra en el pasillo de salida, el comité de Roteños Unidos se haya pronunciado en relación al tema de su líder. Lejos del tuiter o del feisbuk, haría falta una edición especial de la revista de los independientes locales, “Agüita Clara”, para aclarar su postura en todo este asunto. Vamos, digo yo.
También se echa de menos esos debates televisivos que “enganchaban” a la vecindad y que aclaraban posturas y opiniones. ¿Se acuerdan? Teníamos la oportunidad de contar en nuestra población con dos televisiones locales. Una, supuestamente independiente, y la otra que “barría para la Casa Consistorial”. Ninguna de las dos cerraba las puertas a ninguna opinión, pero era fácil percatarse de que pie cojeaba cada una. Se hablaba de participaciones en una de ellas por parte de concejales del equipo de gobierno. No resultaba demasiado complicado saber para donde escobaba la taurina televisión.
El tema que nos ocupa aclararía la postura de las diferentes opiniones políticas de cara a la ciudadanía. Después de todo, la televisión sigue siendo el medio de comunicación que más usuarios tiene, y ni Internet ni la prensa escrita alcanzan más segmento poblacional que la tele.
Aunque no descarto que las ondas lleve a los vecinos un día de estos los temas locales más actuales. Este octubre tan prolifero en noticias sería un buen momento.
Retomando los conceptos de prevaricación y malversación, Jacinto Benavente justificaba ambos conceptos al proclamar que “el único egoísmo aceptable es el procurar que todos estén bien para estar uno mejor”. Dudo que este parecer pueda ser aceptado como un atenuante por la legislación. Lo será, sin duda, para los más fervientes seguidores del imputado o imputada. Pero este hecho resulta inevitable.
Salud.
ANTONIO FRANCO GARCÍA












lorencista | Domingo, 14 de Octubre de 2012 a las 21:07:22 horas
lorenzo es muy buena persona, siempre que me ve, me da una palmaita en el hombro y me da la mano, es el alcalde mas grande de Andalucía. Animo campeón.
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