Puede que como dicen, la historia sea cíclica y se repita; en cambio lo que en esta época estamos viviendo no es que sea fruto de ese proceso de repetición histórico, creo yo que se parece más al Día de la Marmota que se reflejó en aquella película que protagonizaba Bill Murray y que en nuestra tierra se llamó “Atrapado en el Tiempo”. Pasan los días y nos seguimos encontrando con la misma cruda realidad, todos los días escuchamos que se va a hacer, que estamos preparando medidas, que las decisiones están tomadas, que los efectos se empezarán a notar, que todos los sacrificios que se nos imponen van a dar sus frutos, etc., etc., etc., y en cambio la realidad se muestra tozuda y nos sigue enseñando que todo no sigue igual porque cada vez estamos peor.

Estas líneas las podría haber escrito hace meses o las podría escribir dentro de un tiempo, lo único que cambia son los detalles. Por ejemplo, algunos impresentables que ocupan cargos de importancia en nuestra política se salen de madre con sus inapropiadas declaraciones: Carlos Floriano, portavoz del grupo popular en el Congreso se atreve a insultar al juez Pedraz llamándole “Ácrata pijo” porque no sigue las directrices que el partido popular le quiere imponer sobre los hechos del 25 de Octubre; parece ser que ese es el respeto a las decisiones judiciales que tanto se cacarea. Por otro lado José Manuel Castelao Bragalia, a quien pusieron de Presidente del Consejo de la Ciudadanía Española en el Exterior, se le llena la boca diciendo que “las leyes, como las mujeres, están para violarlas”; como podemos comprobar es una buena representación española en el exterior, y luego nos extraña que no nos tomen en serio. Ante estos hechos hubiera sido ideal una declaración de las altas instancias poniendo a estos personajes en su sitio, pero es mejor esperar que las aguas vuelvan al cauce, y mientras, La Razón y el ABC cargando contra el juez.

Como se puede observar, la noticia de unos meses atrás en que la ínclita Andrea Fabra sacó a relucir el famoso “Que se jodan”, difiere muy poco de lo de ahora, ¿será que estamos en el mismo día?, o al menos se podría haber esperado que los buenos modos se mantuvieran un poco más de tiempo. Tampoco costaría nada volver más atrás y recordar las palabras de Arias Cañete en la anterior legislatura del PP, o alguna que otra lindeza a las que nos tenía acostumbrado el Sr. Trillo.

Cambiando un poco de tema, tampoco nos extrañaría fuera cual fuera la fecha si vemos que algún político, y aquí sí que casos abundan en todos los partidos, imputado por delitos observados en su responsabilidad de gobierno. Eso también nos suena a Día de la Marmota. No hace mucho un alcalde del PSOE, de Orense por más señas, se sumaba a la interminable lista de cargos públicos que tienen que sentarse en el banquillo de los acusados. La rueda no para, pero tristemente parece que nos hemos acostumbrado y no solemos mostrar ninguna reacción ante tan graves hechos.

Eso sí, como en la película, siempre hay algo que hace que se rompa la cadena, y en nuestro caso, sin dejar de seguir la misma vergonzosa rutina, cuando la situación se hace tan próxima, no nos deja tan impávidos. Nuestra actual Alcaldesa, doña Eva Corrales, y el anterior Alcalde, don Lorenzo Sánchez, acaban de tener el triste honor de sumarse a la vergonzosa lista a que hacíamos referencia en el párrafo anterior. Pero como dice el título del escrito, el día se repite, todo el partido popular poniéndose en evidencia para defender a los citados, usando la estrategia por todos conocida de tratar de cargar contra la oposición. Pase lo que pase, ya nos lo sabemos de sobra. Pero también existe la ciudadanía que está manifestando en los foros en los que se permite toda su indignación contra nuestros ediles. Eso sí, el final de la historia no es el mismo para todos. Tampoco la actitud de los implicados suele ser siempre la misma: Hay quien tiene vergüenza torera y dimite, entonces si después se demuestra que se es inocente, seguro que se sale fortalecido, y de no ser este el resultado, tampoco se hace tanto daño al pueblo y a unos mismos. ¿Por qué será que estoy convencido que aquí no va a dimitir nadie? Que quede claro que muchas veces me equivoco.



Manuel García Mata