OJALÁ SEAN INOCENTES (SEGÚN DE QUÉ PECADOS)


 
  

Lo digo sin ironía: ojalá Lorenzo y Eva salgan limpios de las mareas judiciales que se les han venido encima. Y no lo digo porque me hayan prometido colocar a un sobrino o porque tocado por la mano de Dios me haya vuelto repentinamente devoto del tea party, no. Lo digo porque el descrédito de los políticos, y por ende de la democracia, está alcanzando tales niveles que casi no soporta una corruptela más. De hecho, cada vez tengo más dudas de que lo que tenemos sea una democracia, y, en mi opinión, la mayoría de los ciudadanos ha alcanzado tal grado de escepticismo cuando se conoce una ilegalidad, que en realidad piensa que corrupto es la segunda parte de la palabra político. “Político corrupto: una redundancia”; casi como si dijéramos limonada de limón. Así, aunque sólo sea por el bien de la democracia, ojalá salgan absueltos.
Dicho queda.

Ahora bien, si algunas personas se han buscado alguna vez lo que les ha caído son precisamente Lorenzo y Eva. No entro en su culpabilidad o su inocencia, ya digo, pero si en sus provocaciones continuas, en la perenne jactancia, en el constante complejo de superioridad mostrado desde el gran sillón. La frase que más se ha escuchado en los plenos desde que se celebrara el matrimonio PP-RRUU es la de: “si no están de acuerdo llévelo al juzgado señora Niño (o señor Márquez, señor Sánchez Rizo, señor Arana…)”. La provocación ha sido tan notable y tan persistente que hasta el santo Job les habría puesto una demanda. Y lo que es peor, ha sido una provocación gratuita, sin ninguna finalidad práctica, sólo buena para demostrar que son más chulos que nadie.

Personalmente, esa falta de sentido me llega a irritar más que cualquier ilegalidad. Siempre he pensado que si yo fuera gobierno de algo (que no lo seré), trataría de actuar de acuerdo con la oposición, al menos hasta donde fuera posible. En primer lugar, me evitaría sin duda muchos problemas. Y en segundo, sería democrático, en el más puro sentido de la palabra: no basta con votar cada tantos años, caramba. Porque, francamente, me resulta insoportable la actitud de algunos gobernantes que piensan que una mayoría absoluta es como la capa de Superman, que los hace invulnerables y que pueden actuar como les salga del occipucio. La democracia, es otra cosa.

Por todo eso, ya digo, preferiría que Evalorenzo resultaran inocentes en los juzgados. Pero hay un delito del que no les absuelvo: el delito de esa chulería.