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Sábado, 05 de Junio de 2010

Ironman: hombres al límite


Sacrificio, dedicación, esfuerzo y entrega son cualidades indispensables para afrontar un reto del que hoy hablamos. Nos vamos al terreno de los Ironman.

Es una de las pruebas más duras del mundo donde los triatletas pasan verdaderas fatigas para llegar a la meta, pero una vez allí, el que lo consigue, se siente un privilegiado olvidándose del duro entrenamiento por el que ha tenido que pasar los meses previos a esta cita.
El pasado 22 de mayo se celebró la XIX edición del Ironman de Lanzarote, considerado el Ironman más duro del mundo debido a las características de la isla donde el viento sopla fuertemente y los desniveles de la superficie son bastante pronunciados.


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Para aquellos menos entendidos,  el  Ironman, es el máximo exponente del triatlón  y nació en Hawai en 1978. Fueron soldados, que discutiendo acerca de la dureza de tres pruebas de resistencia que se celebraban en el idílico archipiélago hawaiano decidieron reunirlas en un solo día para demostrar quién de ellos tenía la mayor resistencia física y mental. Fue un éxito y una locura a la que este año, en Lanzarote,  se han apuntado 1.570 participantes entre los que se encontraban dos roteños.

Los triatletas Carlos Ruiz del Club Triatlón Costa de la Luz  y José Antonio Medina, del Club Triviro, se fueron hasta la isla canaria para disfrutar de una de las experiencias más duras y más gratificantes donde el poder mental supera las cualidades físicas.  Medina se presentaba como novato, era su primera vez en un Ironman, Carlos, ya lleva cinco a sus espaldas.
Ambos han vuelto de Lanzarote con la satisfacción de haber participado en esta cita que no es una prueba cualquiera, es la prueba de los “hombres de hierro”.


Pónganse en situación. ¿Cuántas cosas puedan hacerse durante once horas seguidas? Once horas dan para salir, comer un par de veces, ir al cine o simplemente estar tumbado en el sofá viendo pasar el tiempo. Sin embargo, desde las siete de la mañana del 22 de mayo hasta bien entrada la tarde, Carlos Ruiz y José Antonio Medina dedicaron este tiempo a poner a  prueba el límite del cuerpo humano.

3.800 metros de natación, 180 kilómetros en bici y 42 kilómetros corriendo son un auténtico reto de fuerza física y mental.
 
Para José Antonio Medina, un triatleta curtido en la media distancia, que ha participado en triatlones como la de Rota o la de la Sierra de Cádiz, ésta era su primera vez. Poco a poco, desde sus inicios se fue marcando objetivos, mayores distancias, hasta que este año, animado por Carlos, Medina se decidió a ser un Ironman.

La preparación no ha sido fácil, aunque asegura que le gusta esa sensación. “Han sido meses de sacrificio, no solo para mí sino para los que me rodean sobre todo para mi pareja que es la que más ha sufrido mis ausencias”. Una preparación de este tipo tambié[Img #2085]n te obliga a desdoblarte las pocas horas que el trabajo te deja libre. José Antonio es agente de seguros y asesor financiero en una aseguradora propiedad de su familia.
“El día de la carrera estaba tranquilo y ese fue mi estado de ánimo en el que intenté mantenerme todo el tiempo ya que mi objetivo no era una marca sino simplemente acabar la prueba”. Aún así, José Antonio reconoce que pasó por malos momentos en los que pensó abandonar. Su principal preocupación era no quedarse dormido. Por ello, tiró del poder mental necesario para superar esta prueba y  dosificar su energía para llegar al final. “Es verdad que durante la prueba de a pie, pasé por mis peores momentos, no podía pararme y fallar a la gente que me apoyaba”. Esa gente a la que José Antonio hace referencia son sus padres, su novia y sus amigos, muchos de ellos desplazados hasta Lanzarote para animarlo. “Ver a la gente que te quiere animándote para que sigas es una fuerza que no te la da ningún entrenamiento”.

Para Medina, llegar a meta, según sus propias palabras, fue una satisfacción indescriptible, “no puedo explicarte lo que sentí pero es una liberación tras muchos  meses de esfuerzo”. Tanto es así, que José Antonio, una vez acabada  la prueba, disfrutó de la isla de Lanzarote junto a su pareja durante unos días. “Era una sorpresa y un regalo para ella por haberme aguantado estos meses sin pedir nada a cambio y además dándome su apoyo y su cariño”.


Lo anteriormente expuesto por José Antonio Medina multiplicado por once años de carrera deportiva sería una buena presentación para Carlos Ruiz. Atleta roteño al que la visión de la triatlón de Rota de 1998 le animó a calzarse las zapatillas. Carlos es una persona tranquila, reposada y que denota estar acostumbrado a un metódico sacrificio ya que acumula a sus espaldas, o mejor dicho, en sus piernas, cinco Ironman (Brasil, Arizona, Austria, Inglaterra y Lanzarote). Aunque este Ironman no ha sido el más satisfactorio para Carlos, no deja de ser una recompensa a su sacrificio. “Nunca olvidaré mi primer Ironman. Al llegar a la meta, lloré de emoción, es una sensación diferente al resto de los que he hecho. Fue lo máximo”. En Lanzarote, Carlos reconoce que no ha hecho su mejor marca, tuvo varios percances que no le permitieron estar a pleno rendimiento, aún así, reconoce que seguirá poniéndose a prueba “aunque nada es comparable a la primera vez”. Por eso, entiende a Medina en su ilusión.
 
Carlos, al igual [Img #2089]que su compañero, disfruta de esta dura prueba con el objetivo final de  convertirla en una excusa para escapar de vacaciones. “Hay que compensar a la pareja. Es un aliciente que llevas en mente cuando haces un Ironman”. Y es que unido a ser “un hombre de hierro”, está el alejarte de gente “porque dejas de salir para entrenar y el deporte te mete en una dinámica en la que te cuidas mucho”.

Aunque este triatleta roteño aspira a seguir poniéndose a prueba, asegura que no se lo plantea como algo profesional. “Es un deporte caro, solitario y en el que se gana muy poco dinero comparado con los deportistas de élite de otras modalidades”. Aprovechando nuestra conversación, Carlos no duda en hacer una dura crítica al Ayuntamiento de Rota al que le echa en cara el poco apoyo que se le da a esta modalidad en comparación con otras. “No te ayudan en nada. Podrían habilitar una calle de la piscina para entrenar, dejar la pista de atletismo para correr pero no se hace nada. Encima, cuando te patrocinan, solo se hacen la foto, el dinero nunca llega”.



Son 22 Ironman los que se celebran en todo el mundo, 22 ciudades que a Carlos le gustaría visitar.

A sus 36 años, Carlos ya tiene su siguiente objetivo, el Ironman de Méjico es su plan. Los de José Antonio Medina son otros, aunque tal vez más duros porque su próximo reto podría durar más de once horas, se plantea ir hasta el altar.


P.D: Carlos Ruiz realizó  la prueba en 11 horas 1 minuto, José Antonio Medina, en 11 horas 20 minutos.
Si después de este reportaje te crees capaz de ser un “hombre de hierro”, tienes una oportunidad el año que viene.

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