Balsa Cirrito
![[Img #18084]](upload/img/periodico/img_18084.jpg)
LAGUNA SECA DEL MORAL
Un familiar mío, que en su tiempo había residido en el antiguo Marruecos español, me comentaba hace muchos años lo triste que era la presencia española en la ciudad de Larache: “una bandera deshilachada en frente del gobierno militar y dos soldados sobre el piso de arena…”. Por no sé qué motivo, esa imagen de la bandera española deshilachada en medio de un árido paisaje colonial, se me quedó grabada en la cabeza. Sin embargo, gracias a nuestro amado municipio esa imagen ya no es un recuerdo ajeno, sino que la contemplo como un hecho real casi todos los días.
Cuando escribimos o pronunciamos la palabra “parque”, pensamos instintivamente en un lugar fresco, umbrío y lleno de verdor, con frondosos árboles colmados que cobijan al paseante. Y si el parque se llama “Laguna del Moral”, la sensación se acentúa, ya que la palabra “Laguna”, nos sugiere un tesoro de aguas ocultas. Pues mejor me como un sombrero.
Porque difícilmente se puede concebir una visión más triste que la del referido parque. En medio, se iza una bandera andaluza hecha jirones, recordándome la que mi tío decía que había en Larache. Y el paisaje del alrededor bastante más seco que el de la colonia marroquí; en realidad no me extrañaría que cualquier día alguien solicitara un permiso para rodar allí la segunda parte de Lawrence de Arabia. Los niños, imagino, no jugaran en tal lugar al escondite, sino a los exploradores, y todos los días descubrirán el Sahara. Claro, que también pueden jugar a pistoleros contra indios; después de todo el parque está lleno de matorrales secos, de esos que van rodando por los desiertos de Arizona.
A todos nos gustan los parques, faltaría más. Pero una vez hechos, los parques hay que cuidarlos. Se me dirá que debemos esperar que los árboles crezcan, que el parque es relativamente reciente y que no ha dado tiempo a consolidar la vegetación. De acuerdo, si yo lo entiendo. Pero también entiendo que los parques deben tener un diseñador, que no se trata sólo de poner unas vallas de madera, plantar cuatro árboles, esperar que algún día crezcan y colocar como un oasis la fuente de los patos. El diseñador tiene que pensar que el parque está hecho para que lo disfruten las personas. Hay en el lugar unas mesas de madera, que, supongo, pretenderán convertirse en merenderos. Pues será para los muy valientes, caray, porque, ¿quién es capaz de sentarse en esas mesas a almorzar? Que digo almorzar, ¿quién es capaz de pasear por allí? No hace falta contestar, el parque está casi siempre vacío.
Y una sugerencia: en los planos de Rota el Parque La Laguna del Moral aparece como zona verde. Menos lobos. Vamos a dejarlo en zona amarilla.












yo misma | Sábado, 29 de Septiembre de 2012 a las 12:19:56 horas
yo no entiendo mucho de campo pero alli teniamos nosdotro el nuestro bueno mi padre y lo q si es cierto es q yo escuchaba a mi padre decir q los pozo q habian no era buena el agua q era salada asi q si es asi no creo q pueda crecer mucha vegetacion
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