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Sábado, 25 de Agosto de 2012

Calle Charco, con Antonio Franco

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CUESTIÓN DE PRINCIPIOS




   
“Compañero, no me pidas que traicione mis principios por una circunstancia, por un hecho puntual, porque de hacerlo, me estaría traicionando a mi mismo; estaría abandonando el barco de la utopía en medio del oleaje de los intereses y estaría presenciando su hundimiento en el profundo océano de la incoherencia.

Compañero, pídeme amistad, pero no me pidas el corazón. No pretendas que deje de emocionarme al oír un poema, una queja, un lamento, un suspiro…El día que deje de soñar en la creencia de que un mundo mejor es posible y de que deposito mi grano de arena en el intento, ese día, compañero, despertaré como parte del mundo que intento corregir y contra el que pongo todo mi esfuerzo, mi pequeño esfuerzo, en conseguir que así sea, en ese momento, compañero, el sueño se habrá transformado en pesadilla con fuerte olor a traición.

Compañero, déjame creer en la poesía, en su mensaje y en sus trovadores. Déjame seguir creyendo que ellos también dirigen sus pasos hacia el horizonte de la utopía, siempre lejano, con pasos certeros. Déjame creer que caminamos todos (juglares, poetas, obreros, políticos…) por el camino de la izquierda hacia la quimera de la Justicia.
Compañero, no me des tu confianza por un interés particular, porque, entonces, no la quiero. Exige de mí que intente mejorar el mundo, pero no me pidas que te mejore a ti y me olvide del mundo. Quiero que tú seas parte de ese mundo por corregir.

Compañero, déjame nadar contra corriente, aunque siempre permanezca en el mismo lugar. No me pidas que me deje llevar por el curso de la mayoría por salvar mi ahogo y el tuyo, porque ese día, te lo aseguro, ya me habré ahogado.

Compañero, quiero seguir manteniendo la idea de que la muerte de Federico García  Lorca y la de  Miguel Hernández, y la de muchos otros, no fue en vano. Que el destierro de Machado, de Alberti, de León Felipe, de Juan Ramón Jiménez…no fue en balde. Quiero seguir pensando que sus legados no han sido enterrados en una fosa olvidada de la Historia. Quiero seguir creyendo en la inmortalidad de sus mensajes, de sus luchas y que sus herencias son eternas y siguen presentes. Porque el día que piense en sus derrotas estaré admitiendo mi propia derrota.

Compañero, no pretendas que comparta contigo la idea de que todos los políticos son iguales y que la Política ha dejado de ser un arte noble al servicio de la ciudadanía para convertirse en una profesión o un “lugar” desde donde lucrarse y enriquecerse, aprovechar ese momento para poseer más bienes, porque si pensara, si llegara por un momento a extender esa idea a todos los políticos, es muy probable que dejara de creer en las virtudes del ser humano. Y pensar eso, te lo aseguro, no sería sólo mezquino, sino triste.

Prefiero seguir creyendo en los miles de voluntarios que se entregan a diario, aquí y allí (donde la pobreza no se mide en euros, sino en alimentos), sin esperar nada a cambio, sólo con la satisfacción de ayudar a sus convecinos de planeta.

Si pretendes que cambie en todos esos aspectos, entonces, me he equivocado llamándote compañero. Si pretendes que me olvide de mis sueños y que “crezca” de una vez, y me convierta en un “adulto real”, en un ser pragmático, en un lector que no se crea los contenidos de las novelas que lee, que dude de la profundidad de los versos de los poetas, en un ser vulnerable que puede entrar en el “mercadeo” de las ideas, si pretendes todo eso, entonces, repito, me he equivocado creyéndote compañero.”

Este podría ser el contenido de una carta dirigida a aquellos que tratan de menoscabar las ideologías y a sus seguidores. Destinadas a aquellos que han perdido la fe en los valores. Trasladadas a los que se esconden tras la máscara de la hipocresía. A todos aquellos que defraudan unos ideales cuando la aplicación de los principios les puede afectar de lleno. A los que cambian de opinión cuando no les interesa mantener la opinión primitiva.
Hubiese bastado recordar al Maestro Machado. Evocar su Retrato y reproducir sus versos:

    “Hay en mis  venas gotas de sangre jacobina,
    pero mi verso brota de manantial sereno;
    y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
    soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
    ….
    Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
    A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
    el traje que me cubre y la mansión que habito,
    el pan que me alimenta y el lecho donde yago.

Podría haberme “dejado aconsejar” por Rafael Alberti:

    Don dondiego no tiene don.
                                  Don.
    ……

    Ábrete de noche,
    ciérrate de día
    cuida no te corte
    quien te cortaría,
    pues no tienes don.

O haber recurrido a los versos de Miguel Hernández:

    Hombres veo que de hombres
    sólo tienen, sólo gastan
    el parecer y el cigarro
    el pantalón y la barba.
    En el corazón son liebres,
    gallinas en las entrañas,
    galgos de rápido vientre,
    que en épocas de paz ladran
    y en épocas de cañones
    desaparecen del mapa.

Podría haber desglosado otros versos y otros pareceres, pero a un artículo de opinión “le va” mejor el género epistolar.

Salud.



                                                                                                       ANTONIO FRANCO GARCÍA




 

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  • adrian

    adrian | Jueves, 30 de Agosto de 2012 a las 17:38:07 horas

    te has enterao felipe, que no, que no nos representas, que seguimos adelante con lo del museo.

    Accede para responder

  • Curioso, Salud

    Curioso, Salud | Martes, 28 de Agosto de 2012 a las 15:59:28 horas

    Tener principios y valores es algo que la política se ha encargado de enterrar a base de corrupciones, engaños, hipocresía y un sinfín de excusas. También el sindicalismo está en horas bajas. Defender hoy principios te puede acarrear problemas judiciales, multas y hasta la cárcel. Entre otras cosas porque ya la clase política gobernante se ha encargado de que sea así porque las leyes no vienen del cielo sino que las hace un Parlamento más preocupado por sus prebendas que por mejorar la vida ciudadana. Hoy ser político gobernante puede suponer ganar mucho mas de los 450 euros que quieren dar a algunos padre de familia que están en paro y desesperado. Quizás si se aplicases ellos mismos ganar según esté la economía, como si fuese una empresa, les creeríamos. Ni siquiera IU se ha librado de ese “cáncer” de los gobernantes de practicar el nepotismo. Muchos ciudadanos creemos en los principios y valores, a pesar de que la clase política nos intenta convencer de lo contrario. De momento resistimos. Salud.

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  • J.M.

    J.M. | Sábado, 25 de Agosto de 2012 a las 20:33:06 horas

    En dos palabras: impre sionante! Enhorabuena! Gracias.

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