Balsa Cirrito
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YO ME PIDO A DIANE KRUGER
Digamos que el tipo viene de Estonia. Estonia está lejos de narices, y allí no saben demasiado de España (aunque, por supuesto, mucho menos sabemos nosotros de Estonia). Seguramente allí habrán oído hablar de la selección española de fútbol, de la paella y entra dentro de lo probable - debido a cierto atraso en las modas en los países del Este - que en la discotecas estonias suene todavía el baile de la Macarena. También habrán escuchado hablar estos bálticos de la crisis española. (Lo cierto es que la prensa extranjera habla mucho de nuestra crisis, de tal forma que los guiris de las cuatro partes del mundo suelen creer que nos alimentamos de cáscaras de altramuces y que estamos a punto de desvalijar el Banco de España.) (Personalmente, no me importaría mucho esto último.)
Pues bien, a ese hipotético tipo que decimos que procede de Estonia, lo metemos en un avión en Tallin, lo hacemos viajar, lo bajamos en el aeropuerto de Jerez, le metemos en un coche y le tapamos los ojos con una venda (caray, esto parece El caso Bourne). Conducimos al estonio a Rota, y sobre las nueve y media de la noche, le quitamos la venda y le damos una vuelta por el centro de la ciudad (el coche deberá quedarse dando vueltas porque, sin duda, no encontrará aparcamiento). Y le decimos al estonio, que como es un estonio de cuento, hablará español con absoluta perfección, “esto es Rota, amigo Wladimir, y estamos en crisis”. Entonces el estonio mirará de un lado y a otro, pondrá cara de sorpresa y exclamará, citando a Andrés Pajares, : “¡Y una mierda!”.
Ahora explícale al estonio que esos bares repletos como nunca, que esa muchedumbre que pasea con aire satisfecho, que esas calles con los coches aparcados en doble fila pertenecen a un país que está pasando por la peor crisis económica de su historia; aunque es posible que no terminemos de explicarlo, porque el estonio a esas alturas estará intentando colocarse de camarero.
Entendámonos, estoy seguro que mucha gente lo está pasando mal, pero, francamente, las cuentas no me cuadran. Bien es cierto que en España tenemos una larga tradición de melasoplismo (palabra que procede de la común frase: “me la sopla”). Se suele contar que, durante la Guerra de Cuba, el día que se conoció en Madrid que la escuadra española había sido hundida, la plaza de toros de la capital estaba repleta de gente ansiosa… por ver a Lagartijo y a Chicuelo. Y uno no termina de saber si es que somos estoicos o epicúreos.
Lo que sí es cierto es que he puesto de modelo a un estonio por un motivo. Si en vez de estonio el protagonista de nuestra fábula fuera alemán, el alemán iba a terminar pidiendo que fuéramos nosotros los que rescatásemos a su país, porque, como se comprueba con un vistazo, nadamos en la abundancia. Y tampoco es plan ir rescatando Alemanias (Vale, lo haremos. Yo rescato a Diane Kruger). (Diane Kruger es la pava que sale en Troya y en Malditos bastardos). (Esa misma). (Lo siento, yo me la pedí primero).












francisca | Miércoles, 22 de Agosto de 2012 a las 15:17:50 horas
Totalmente de acuerdo yo me pregunto a veces de donde saca la gente la pasta para salir tanto y consumir y si te vas a los centros comerciales parece que las cosas la regalan!!
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