Calle Charco, con Antonio Franco
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HIPÓCRITAS
Unos meses atrás, toda la prensa conservadora de este país nuestro “elevaba a los altares” de la coherencia política a José Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y Parlamentario de Izquierda Unida en el Parlamento de Andalucía. Recuerden, era cuando se trataba, dentro del seno de la formación de Izquierda Unida, la cuestión del pacto de gobierno con el PSOE, desbancando así al Partido Popular y privándolo del gobierno de nuestra Comunidad autónoma.
Fueron más de uno de los que habían votado al PP en aquellas elecciones andaluzas los que me recomendaban seguir la estela y los criterios de Sánchez Gordillo. ¡Ese sí que es un verdadero hombre de izquierdas!
Más o menos con estas expresiones venían a calificar y describir a mi compañero parlamentario. Sobre todo, cuando en la sesión de investidura rompió la disciplina de partido y negó su voto al candidato socialista. Pero, estos días han quedado atrás todos aquellos elogios. Los conservadores se han escandalizado del comportamiento de hace unos días, cuando militantes obreros del Sindicato Andaluz de los Trabajadores se apropiaron de unos cuantos carros de compras de unos supermercados para llenarlos de alimentos básicos y repartirlos entre los necesitados. Por supuesto, como dirigente del SAT, José Manuel Sánchez Gordillo, dirigía “las operaciones”.
Proclamo seguidamente lo que es un pensamiento común entre “los españoles de buena voluntad”, y es que este país nuestro ha sido a lo largo de su Historia y lo sigue siendo en la actualidad, una Nación de tunantes y sinvergüenza, de ladrones y chorizos “salvapatrias”. No hace falta adentrarse entre las páginas de la Historia porque, aquí y ahora, estamos rodeados de estos personajes. Estos individuos no entran en los supermercados y se llevan comida, no. Estos suelen ser delicados y modélicos en su trato con los demás. No llevan un pañuelo palestino como enseña, sino corbatas a juego con sus camisas de seda. Ocupan, en ocasiones cargos públicos, como Sánchez Gordillo, pero no ocupan fincas para poder conseguir trabajo, no. Estos sujetos se dedican a apropiarse de lo ajeno sin mancharse las manos de tierra de labor. Estos impresentables roban a la Hacienda Pública desde sus despachos. Pero sus métodos no suponen ningún escándalo social. Nadie se alarma. Los grupos de poder no lo ponen en primera página a no ser estrictamente necesario. Al contrario, contra menos se comente, mejor. Y estos días, se escandalizan del comportamiento de mi compañero Sánchez Gordillo, toda la derecha retrograda y también, la supuestamente moderada de este país. He oído a personajes que hasta hace unos años presumían de lucir la enseña nacional con el águila de la dictadura en su muñequera, proclamar la falta de respeto del alcalde de Marinaleda por el asunto de los supermercados. He oído a otros dirigentes populares exaltarse por el comportamiento de Sánchez Gordillo, habiendo guardado silencio sepulcral en asuntos de índoles económicas donde están involucrados compañeros de su propio partido.
Se queja la derecha de este país nuestro del escándalo que ha supuesto esta iniciativa del SAT en todo el Mundo. Y no se queja de la imagen que ha dado en todo el Mundo , y que está dando, personalidades directamente relacionadas con la Casa Real con sus comportamientos “nada decorosos” aunque, ya digo, no hayan sido pillados llevándose una chocolatina camuflada en los bolsillos de su chaqueta durante la compra en cualquier supermercado.
Se les llena la boca con la palabra escándalo a los que se suelen escandalizar por casi todo. Pero en fin. Me imagino que los creyentes estarán conmigo en que también el sanedrín judío se escandalizó en aquella época cuando uno de sus rabinos, llamado Jesús de Nazaret, irrumpió destrozando puestos de mercaderes que exponían sus productos dentro del Templo.
No se escandalicen por esta rememoración histórica. No se trata de ninguna comparación. Sólo he hecho referencia este pasaje evangélico para poner sobre la mesa que “poderes conservadores” en todas las épocas se han escandalizado de estas actuaciones. Ya ven las vueltas que da la Historia que en la actualidad los cristianos de pensamiento conservador no se plantean si quiera que aquella conducta de Jesús fuera reprobable.
Sánchez Gordillo hizo algo más que asaltar un supermercado. Puso sobre el tapete la situación que muchas familias están padeciendo en la actualidad y de la que parece el Gobierno de la Nación o no se entera o no se quiere enterar. A lo mejor se equivocó en las formas. Pero, no cabe duda, de que su mensaje de fondo ha llegado a todos los rincones.
Soy consciente de que el contenido de este artículo es propicio al comentario. Siempre que este comentario sea sano y democrático, aunque diferente a lo expuesto en él, es de agradecer. De todas formas, aquellos que discrepen no esperen respuestas por mi parte. No me suelo escandalizar de opiniones contrarias, al contrario, las respeto.
Salud.
ANTONIO FRANCO GARCÍA












Curisos, Salud | Miércoles, 22 de Agosto de 2012 a las 16:17:16 horas
El tiempo dirá si Antonio Franco tiene razón en el fondo de su artículo y Sánchez Gordillo, Diego Cañamero y los demás jornaleros son condenados a una pena mayor que Rodrigo Rato por arruinar a miles de pequeños ahorradores y a Bankia, por ejemplo. Por cierto de los dos millones trescientos mil euros de euros de sueldo de Rato se ha hablado poco, así como de su indemnización tras su salida de un millón setecientos mil euros, a la que renunció posteriormente. Con todo ese dinero hay para muchos carros de comida. Pero de esto se habla poco, se prefiere hablar más de los desesperados jornaleros que no tienen nada que llevar a su casa y a los que se les ofrece CUATROCIENTOS EUROS. Y es que la legalidad y la justicia no siempre van cogidas de la mano.
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