Balsa Cirrito
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QUE ESPAÑA NO GANE LA EUROCOPA
Cuento la anécdota en un solo párrafo: Policrates de Samos fue un poderoso rey del siglo VI antes de Cristo. El tipo era toda una figura, y su suerte legendaria, algo así como la de Tiger Woods antes de divorciarse. A Policrates si hubiera tenido amigos le habrían llamado Poli, pero no los tenía, y el pobre ha pasado a la historia con ese nombre tan largo; aunque en todo lo demás caía siempre de pie. Cualquier asunto que emprendía le salía de grana y oro. Tanto es así, que uno de sus aliados, el faraón de Egipto, le dio un consejo: “Tu buena fortuna resulta excesiva – le dijo – y los dioses terminarán por cogerte manía. En tu lugar, yo me desprendería de algún objeto valioso para compensar”. A Policrates le pareció bien, y eligió una de sus joyas favoritas: un magnifico anillo de oro con diamantes que arrojó al mar. Parecía conjurado el peligro. Pero a los pocos días, comiendo un enorme pescado, Poli encontró en su interior el anillo que había tirado al océano. Desde ese momento, muchos supieron que, efectivamente, los dioses le habían echado el ojo a Policrates. Algo después, en una expedición militar, Policrates moría asesinado.
(La mala leche que tienen los dioses.)
Como se ve, una bonita e instructiva historia, y que tiene mucho que ver con España y con el fútbol. Está claro, y el caso de Policrates, lo demuestra, que no se puede tener todo, y que las alegrías que nos llegan por un lado, nos terminan doliendo por otro. Relata el famoso guionista español Rafael Azcona, que cada vez que se celebraba una fiesta y todo el mundo parecía feliz, su madre advertía: “Ya lo pagaréis, ya lo pagaréis”.
En España nunca ganábamos nada al fútbol, salvo disgustos, y hete aquí que de repente, no sólo comenzamos a ganar, sino que lo hacemos de corrido, con un estilo que asombra al mundo. Muy curioso porque...
Porque la economía española en el verano de 2007 había llegado a su cénit. El mejor momento de la historia. El súmmum. En el verano de ese año, se alcanzó el mínimo registrado en las cifras de paro desde que tenemos estadísticas. Poco después, en el otoño, comenzaba la crisis que aún disfrutamos. Por aquellos mismos días, octubre de 2007 (me he molestado en comprobarlo en las hemerotecas) se inicia el impulso triunfal del fútbol patrio, el principio del afamado tiqui-taca en el partido Dinamarca-España. ¿Acaso soy yo el único que ve la relación entre ambos sucesos? ¿No nos damos cuenta que los dioses nos la tienen jurada? ¿Es que no resulta evidente que desatamos un desafortunado conjuro?
Ya se lo decía el faraón a Policrates: no se puede tener todo. De alguna forma, nuestras constantes victorias futboleras han cabreado a las deidades, que se están vengando en todo lo demás, y están fastidiando al país. Pero ahora disponemos de una posibilidad de redimirnos. Este verano hay Eurocopa. Pues nada, tenemos que rezar para que perdamos. ¿Qué digo para que perdamos? Tenemos que rezar para que nos goleen. Para que nos machaquen. Si nos marcan cuatro o cinco goles en todos los partidos, la diosa Fortuna seguro que compensa por otro lado, y el resto de los asuntos españoles comienza a mejorar. Simple ley de la compensación. Desde luego, yo estoy completamente convencido de que si los franceses nos pegan una paliza, esos espíritus malignos que tanto nos odian se darán por satisfechos (mismamente, podían emigrar a la bonita Francia).
Pero verán ustedes como ahora que queremos perder, somos capaces ganar. Cagoenlaleche…












El zorro | Lunes, 04 de Junio de 2012 a las 20:22:13 horas
¡Vaya hombre, ya empezamos!...bueno, la verdad es que la teoría es un tanto peregrina, pero ¿y si resulta que se cumple?, sobre todo que los espíritus malignos se vayan a Francia.
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