CULPABLES



  
La crisis económica no sólo afecta “al bolsillo”. Mucho se ha hablado de la crisis de valores en que se ha visto envuelta la sociedad de nuestro tiempo. Pero ésta, la crisis de valores, ha precedido en el tiempo, desde hace ya algunas décadas, a la crisis económica. Sólo que la recesión económica la airea aún más, sacando lo peor del ciudadano. Por eso, los totalitarismos encuentran en los periodos de crisis económica el cultivo perfecto para su desarrollo. Oímos con preocupación el alzamiento de las ideas fascistas en países de nuestro entorno. Sabemos que en nuestro país nunca se desarraigaron del todo. Es fácil descubrir a través de las posibilidades que ofrece Internet como entre algunos de nuestros vecinos se exaltan todavía los “valores” del franquismo. Lo preocupante es que se trata de personas jóvenes, que nada tienen que ver con la época dictatorial. Quizás se trate de algo innato, que se lleva en los genes, o puede que sólo sea el fruto de un “movimiento esnob”. Quizás esos seguidores no entienden lo que conlleva la defensa de ese tipo de ideología. O, puede que sí. En cualquier caso, el fanatismo y el fundamentalismo son un ejemplo patente de la crisis de valores de nuestra sociedad. Cuando digo fanatismo/fundamentalismo me estoy refiriendo a “las dos orillas”. Si sólo considerara una parte, yo mismo, estaría proclamando una inclinación fanática.

La crisis económica nos hace buscar culpables donde “nos interesa”. ¡Ojo!, he dicho buscar culpables, no buscar soluciones. ¿Es culpable, por ejemplo, la Iglesia Católica y las demás religiones de la crisis económica? La respuesta rotunda es NO. Pero, exigir que la Iglesia Católica y las demás confesiones religiosas paguen el Impuesto de Bienes Inmuebles como contribución a la disminución del Déficit Público, se puede considerar como una de las soluciones.

¿Son culpables los inmigrantes de las cifras del paro que arroja los países de la Comunidad Europea? La respuesta es un NO con mayúsculas. Son aquellos que ven en el fenómeno de la inmigración un obstáculo para el desarrollo económico los que propagan, a lo mejor sin intención política alguna, las ideas fascistas.

Esos síntomas con cierto tufillo a racismo se dan también a otros niveles. Algunos se vuelven localistas. Les quieren negar el derecho al trabajo a los forasteros, a aquellos compañeros que vengan de otras ciudades. Nos olvidamos que muchos de nuestros vecinos también trabajan o han trabajado fuera de Rota, por ejemplo.

Los valores como la solidaridad se olvidan. Se intenta camuflar la solidaridad con la caridad, tal vez para acallar las conciencias.

Por no hablar de los valores culturales. La Cultura, y la defensa del Medio Natural como parte de la Cultura, se dejan a un lado. Nos olvidamos de ambos conceptos por culpa de la crisis económica. Obviamos que tanto la Cultura como el Medio Ambiente son fuentes de riqueza que, encauzadas, pueden significar también otras soluciones a la crisis económica.
A estas alturas, en la que tanto se ha escrito, comentado, leído, oído y proclamado, todos conocemos cuales son las causas de la crisis económica. Aunque más que las causas, habría que decir los culpables.

También, porque lo vivimos, quienes padecen verdaderamente los efectos de esta crisis. ¡Cómo no!, estamos padeciendo las soluciones que los poderes económicos le están dando a esta crisis.

Y ahí está el núcleo de la cuestión. ¿Somos los ciudadanos los culpables de la crisis? ¿Se ha originado la crisis porque existen demasiados funcionarios en la administración? ¿Son los profesores los culpables de esta crisis? ¿Y los médicos? ¿Y los pacientes? …Podríamos seguir buscando interrogaciones y siempre encontraríamos la misma respuesta: NO.
Si es la BANCA la causante de todo este desaguisado, con sus “juegos económicos”, sus trueques y sus trucos, sus políticas depredadoras y su egoísmo desmedido, ¿por qué no debería ser ésta la que solucionara la crisis? Cuando digo BANCA englobo, a los imperios macroeconómicos que se encargan de dirigir nuestras vidas. El ejemplo más reciente lo tenemos en Bankia. ¿Tenemos los españoles culpa alguna de la gestión llevada a cabo en esta entidad bancaria? NO.  Pero se va a buscar la solución con dinero público. Con dinero público sin añadir otras medidas. Podrían, por ejemplo, exigir responsabilidades y que los Consejeros de Bankia devolviesen parte de sus honorarios recibidos, dada la pésima gestión llevada a cabo. Esa cantidad de dinero devuelto no solucionaría el problema, pero sería todo un ejemplo ante la ciudadanía. Se le estaría aplicando una medida que se le aplica al resto de los trabajadores, sin que seamos los responsables de la crisis económica.

Pero la crisis de valores se ha llevado por delante, también, otro VALOR incalculable, que es la capacidad de razonar.

Efectivamente, nos dejamos llevar por el discurso fácil, sin cuestionarlo.
Que se ponen el huelga los profesores, inmediatamente los CULPABLES de la crisis ponen en marcha su estrategia de ataque. “Los profesores son unos privilegiados, tienen más vacaciones que cualquier otro funcionario público, trabajan menos horas que los demás….” Y surte efecto. La mayoría no razona, no piensa, no sopesa. La figura del profesor, tan valorada en los países más desarrollados, aquí la maltratamos, la minusvaloramos, nos dejamos llevar por el mensaje que nos envía los CULPABLES  de la crisis.

Qué se ponen en huelga los trabajadores del Metro, ídem. Qué son los camioneros, lo mismo. Qué son los  médicos, la misma historia.
Y lo consiguen. A la vista está que lo consiguen.

No sería mala cosa recuperar ciertos valores. Pero algunos tendrían que empezar por reconocer que se han perdido o que nunca lo tuvieron entre sus “bienes” más apreciados. Ardua tarea.
Salud.




                                                                                                   ANTONIO FRANCO GARCIA