¿Otro mundo es posible?
En primer lugar quisiera disculparme por apropiarme del nombre de un proyecto que trabaja con total dedicación para convertir en afirmación aquello que yo utilizo en interrogación: Mi reconocimiento para ellos, pues son sin ningún género de dudas un vehículo primordial de alternativas de las que tan necesitados estamos.
En este mundo en el que vivimos, atribulados como nos tienen con la interminable sucesión de retrocesos sociales, parece que nos quieren esconder el que posiblemente sea el mayor de todos los problemas: La madre de todas las desgracias. Este mundo se muere y sus habitantes colaboramos activamente y con premeditación, me atrevería yo a decir, en la aceleración de su final.
Un mundo que no resiste más las agresiones que sufre a manos de quienes deberíamos tener el compromiso y la obligación de protegerlo.
Una sociedad que basa su satisfacción en el consumo, que se sustenta en la producción desmedida de artículos que resulta imprescindible para crear puestos de trabajo; pero una producción de artículos con una caducidad prevista para mantener muy alto el consumo, con el objetivo final de proporcionar más dinero a quienes más tienen. Gran trampa me parece esa de la fecha de caducidad. No se me va ocurrir recomendar que se consuma un alimento pasado de fecha, pero sí se puede exigir que no se fabrique calculando una duración media del artículo cada vez más corta y que te obliga a seguir metido en la rueda.
Añadamos a esto otra gran mentira: los precios baratos. Si se fabrica hoy en día a precios competitivos es para evitar que nadie se dedique a reparar, pues no es rentable; de esta forma se aceptará como lo más normal que tengamos que cambiar de electrodoméstisos o los equipos de sonido, informática o telefonía, etc, con una frecuencia desesperante. Con esto hemos hecho desparecer los talleres de reparación, pues son para las grandes fábricas competencia difícil de rentabilizar y lo primero es el beneficio de la gran empresa.
Después de esto sólo hay que buscar un país como Ghana donde acumulemos los residuos y cuando se llene éste, ya se buscará otro: todas las secuelas que produzcan estos desechos al menos estarán lejos de los cómodos países ricos. También se pueden verter al mar; el que sea ilegal o delictivo carece de importancia, mientras no nos descubran, o resulte más rentable pagar la multa que reciclar. Eso sí, bueno será recordar que en el Océano Pacífico flota a la deriva una isla que ocupa una superficie de tres veces España de residuos plásticos, con el consiguiente peligro para los animales y resto de seres vivos del ecosistema. No sería malo recordar que allá por 1978 se creó una de las mejores series de dibujos animados para Televisión, “Érase una vez...el Hombre”, que en su Último Capítulo, el único dedicado al futuro, planteaba la acumulacion de residuos como la causa del final del planeta.
Me da que va siendo hora de que nos busquemos otro modo de vida, por nuestra salud y la del planeta. Igual aún estábamos a tiempo.
Manuel García Mata

































jacone | Jueves, 24 de Mayo de 2012 a las 23:46:21 horas
Solo sobran la mitad de los políticos y la otra mitad no sirve para nada.
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