EN LOS DOMINIOS DE TOSAR NO SE PONE EL SOL

Esta es una frase del poeta roteño  Ángel García López fechada en abril de 1976. El roteño Manuel Tosar Granados vuelve cada año a su morada en esta época sensible, llena de sentimientos cofrades.

Caminando por las calles del casco antiguo, recuerda día tras día su  niñez y su infancia repleta de vivencias. La espuma natal de su bahía gaditana, el resol de las orillas, se ha quedado en sus ojos para siempre. Aún a pesar de tener residencia en la capital de España, siempre que puede baja a esta tierra de María Santísima para disfrutar de sus gentes y de sus playas. Ese profesor de claridades como le definió el crítico y poeta López Anglada, ha tenido desde muy pequeño un carácter introvertido y según pasaban los años, más comunicativo. Gracias a la sensibilidad pictórica del entonces alcalde don Antonio García de Quirós Milán, le concede una beca para estudiar Bellas Artes en la capital sevillana. Allí encontró a sus dos primeros y únicos maestros Miguel Pérez Aguilera y Francisco Maireles. A ellos les debe sin duda alguna la parte fundamental de su formación pictórica.

Su villa natal hace de él y su familia un lugar de encuentros, de recuerdos y de disfrute. Sale de la urbe masificada para afincarse durante cortas etapas en este bello rincón gaditano bañado de mar y rodeado de parcelas campestres que verdean la estética de la misma. A falta de un par de días, espera impaciente la salida de Nuestro Padre Jesús  Nazareno por las calles de la villa.

El mundo de la pintura  ha marcado desde niño su profesión siendo sin lugar a dudas el pintor roteño más internacional participando en eventos repartidos por el globo terráqueo.
A lo largo de toda su obra desde sus óleos juveniles hasta los lienzos que ha expuesto en lugares emblemáticos como Nueva York, la luz ha sido para Tosar una obsesión pictórica. La figura adquiere en sus cuadros un cuidado protagonismo.

Tosar, maestro de la gran escuela romántica del impresionismo lleva en su pintura una visión rigurosamente contemporánea y de hoy. Es un pintor que hizo de la blancura un lenguaje de expresivos silencios.

Los personajes de sus cuadros se mueven lentamente y las casas rabiosamente blancas forman pueblos dormidos que sestean al sol. Manuel pinta lo que le nace de dentro lo que sueñan sus ojos y su alma. Para Tosar pintar es desdoblarse, oír su propia voz acercarse a la raíz sagrada del misterio, pero tambien es critica y protesta.

La inconfundible personalidad pictórica de Manuel Tosar le ha llevado a ocupar un puesto destacado dentro de la actual pintura figurativa española y el éxito obtenido fuera de nuestras fronteras viene a refrendar el bien ganado prestigio del pintor roteño. Un andaluz del sur comprometido con sus gentes y con sus propias convicción íntimas.

Siempre que el tiempo y su trabajo se lo permite se adentra en los rincones de su villa natal para dialogar con sus amigos, tomar un café en tertulias o pasear por los aledaños del puerto pesquero disfrutando de las gentes de la mar.

Echa de menos sus calles, la cuesta de San Cayetano, los viejos patios y la estética del ayer donde podía plasmar con sus pinceles momentos emblemáticos de su época de juventud.

Hoy, junto a su esposa, disfrutan de su Semana Santa y meses más tarde de la etapa estival.
Como en sus cuadros, Tosar tiene una sensibilidad moderna que se manifiesta en el equilibrio , en la luz y en el color que da a su propia vida. Es, sin lugar a dudas, uno de los artistas contemporáneos más completos que existen y Rota está orgulloso de ello.