DISCURSO DÍA DE ANDALUCÍA


  
   

Esta semana he querido aprovechar el discurso que leí en el Pleno extraordinario que, con motivo de la celebración del día de Andalucía, tuvo lugar el día 24, para trasladarlo a este apartado de opinión. Al fin y al cabo, un discurso ideológico no deja de tener un alto grado de opinión. Ahí va:
    

Hoy, 24 de febrero, viernes, día laborable, nos encontramos en este Salón Capitular para conmemorar el día de nuestra comunidad autónoma, que como todos sabemos se celebra el próximo martes 28, día festivo, por tanto.

El día 28 de febrero conmemoramos el referéndum por el cual los andaluces,  decidimos el camino a seguir con nuestra Autonomía. Hace ya treinta y dos años.

No podemos decir que no hemos avanzado nada en estas tres décadas. Los andaluces podemos presumir de los logros conseguidos (que  no regalados) en estos años. Pero tenemos que reconocer  que todos estos avances no han sido suficientes para salir de los puestos del vagón de cola de las regiones europeas.

Cuando el resto del Estado ha gozado de tasas de paro por debajo del 5%, en Andalucía siempre nos hemos mantenido, en los mejores años de bonanza económica, por encima del 12%. Nuestros pilares económicos no han sido, ni son, lo suficientemente robustos para soportar el terremoto de la crisis  económica mundial. Por eso, nuestra tasa de paro es hoy la que es. Y EN nuestra provincia,  que ostenta el triste título de la capitalidad del paro, la tasa de desempleo alcanza cifras insostenibles.

Por eso, el próximo día 28 no puede ser sólo un día festivo para el conjunto de la ciudadanía andaluza. El día de Andalucía viene siendo en los últimos años, sobre todo desde la bancada de la izquierda, un día reivindicativo. Y este año, las reivindicaciones cobran más fuerza aún.

La Reforma Laboral aprobada por el partido en el Gobierno de la Nación, por el Partido Popular, y dictada desde Bruselas, socava los cimientos de los logros conseguidos en décadas. El retroceso social es patente y el pueblo andaluz notaremos las consecuencias más pronto que tarde. Pero la reforma Laboral es sólo una de las recetas propuestas por Europa.

Así, se está perdiendo la intervención pública en el empleo. Se invierte en menos colegios, menos hospitales, menos residencias para la tercera edad…Se crean, pues, menos puestos de trabajo en el terreno público. La teoría económica keynesiana de que son los poderes públicos los que tienen que impulsar con sus aportaciones la Economía en tiempos de crisis, ha quedado desplazada por las nuevas ideas del neoliberalismo económico, en las que el poder de los Mercados está por encima de la ciudadanía. En otras palabras, se ha olvidado la idea fundamental de que la Economía tiene que estar al servicio del interés general, y no del interés de unos pocos, que es lo que está sucediendo.

Hoy, es además un día triste. Porque produce ciertamente tristeza contemplar como el trabajador, la trabajadora, tiene miedo. Los trabajadores tienen miedo a perder su empleo, miedo ante el desamparo en que le deja las medidas contempladas en esta Reforma Laboral.

Los andaluces hemos llegado a una situación económica tal que nos presentan una Reforma laboral nociva para nuestros intereses y nos mandan, y recibimos y, lo que es más triste aún,  aceptamos, el mensaje que esto es mejor que nada.

Es un día triste porque muchos conciudadanos, andaluces como nosotros, en pleno siglo XXI, hoy están pasando hambre. Y no se trata de ninguna exageración. Es un día triste porque muchos ciudadanos andaluces han perdido su vivienda. Es un día triste porque nuestros jóvenes no tienen un futuro esperanzador.  Es un día triste porque muchos andaluces se ven obligados a emigrar por motivos laborales.    

Hoy, posiblemente, Blas Infante volvería a gritar ¡Andaluces levantaos! Y, la exclamación del Padre de la Patria Andaluza, tendría el mismo sentido que cuando esa expresión formó parte de nuestro himno en 1.933.

Pero, parece ser que hoy, Andalucía sólo interesa a los grandes partidos políticos del Estado español por el número de votantes. Seguimos siendo la región más poblado del conjunto del Estado y, como tal, parece que se nos contempla. Hoy, como hace casi un siglo, tenemos que volver a gritar ¡Andaluces levantaos!

Desde la posición ideológica de Izquierda Unida, sólo pedimos a los partidos mayoritarios que pongan en valor nuestro Estatuto de Autonomía. Un Estatuto que, por cierto, fue aprobado con el consenso de todos, de la derecha y de la izquierda, del Partido Popular, del PSOE, de Izquierda Unida y del Partido Andalucista. Porque poner en valor nuestro Estatuto significa la desobediencia a los dictados del Mercado, ese ente que suena abstracto, pero que tiene nombres y apellidos concretos. Y los grandes partidos políticos no se quieren, o no se pueden, salir del guión.

“La política económica de Andalucía se rige por los siguientes principios:

-El desarrollo sostenible
-El pleno empleo, la calidad en el trabajo y la igualdad en el acceso al mismo.
-La cohesión social
-La creación y redistribución de la riqueza”.
Todo eso recoge nuestro Estatuto de Autonomía. Pongámoslo en valor

En Rota, tenemos que recordar hoy a los trabajadores de Delphi y de Visteón, pero también a las trabajadoras de Piorsa, y a los de Construcciones Sixto, indefensos, desprotegidos por los poderes públicos, porque han sufrido en sus propias carnes las consecuencias de estas políticas. Y, desde la Política se les ha respondido que no se puede hacer nada. Hasta ahí ha llegado los condicionantes de estas políticas económicas. El poder político nada puede hacer frente al poder económico. Por eso también, muchos ciudadanos se preguntan para qué sirve la Política.

No descubrimos tampoco nada si decimos que la Banca está por encima del bien común. El objetivo de los gobiernos es controlar el déficit público. Es más prioritario el pago de la deuda nacional que crear empleo. ¿Dónde queda el artículo 160 de nuestro Estatuto de Autonomía que hace referencia a la ordenación del sistema financiero andaluz?


Andalucía podría entonar hoy un lamento:

       “No me sobran palabras,
     ni tampoco hechos.
     No me sobra luz,
     en medio de tanta sombra.
     Me sobran “salvadores”
    que aprietan mi cuello”.
          Me faltan palomas
          que equivocaron su vuelo.
          Me falta tu puño,
          me sobran guerreros.
          Me faltan esperanzas
          me sobran caridades.
          Por faltar…
          ¡me falta tanto!
          Por sobrar….
          sobrada quedo.


¡¡VIVA ANDALUCÍA !!