Elogio del terraplanismo
Pasando por caja permanentemente
Por Balsa Cirrito
En todas las leyendas y en los cuentos, cuando se quiere representar a un país bien chingado, se utiliza siempre la misma idea, expresada además de forma casi idéntica, algo así como: “el pueblo gemía oprimido bajo el yugo de los impuestos mientras sus gobernantes vivían en la riqueza”. Pues nosotros, en España, gemir, lo que se dice gemir no gemimos, pero oprimidos, vaya si lo estamos; oprimidos a conciencia, científica, brutalmente, oprimidos a lo bestia, sin consideración, machacados a impuestos y, encima, hay benditos de Dios que dicen que eso es bueno. Si son más tontos comen cebada.
La presión fiscal que soportamos los españoles es indecente. Busco por internet y los datos, aunque varían un poco, nos dicen que los españoles (y hablamos de trabajadores medios, no de millonarios) apoquinamos entre un 55 y 65% de lo que ganamos, sumado todo, impuestos directos e indirectos. Esto, queridos niños y niñas, no es una recaudación fiscal decente, esto es latrocinio. Lo digo por sílabas para que se entienda mejor: la-tro-ci-nio.
Últimamente, hemos visto muchos anuncios del ministerio de Hacienda susurrándonos que nuestros impuestos nos pagan los hospitales, las escuelas, las pensiones y las carreteras, y que por eso deberíamos estar muy felices de que nos esquilmen. Respondo: un mojón para el ministerio de Hacienda. Pero no un mojoncito pequeño, no, un mojón enorme, macizo, largo como el ciprés de Silos.
Por ejemplo, la cantidad de dinero que destina España a otros países. Busco de nuevo en internet y salen cifras pavorosas. Es difícil controlar los guarismos de lo que destinamos para ayuda exterior, porque las cuentas son complicadas, pero yo diría que sobre 10.000 millones de euros, seguramente más, de los cuales la parte del león se la lleva Marruecos (ah, Marruecos, ese adorable país del sur que tanto nos quiere y que cuando quiere amedrentarnos nos amenaza con... ¡mandarnos marroquíes! Sí, tíos, el chiste se cuenta solo. Si Marruecos tiene algún contencioso con España nos avisa siempre: como no cedáis os mando 100.000 moritos buenos. O sea, los propios gobernantes marroquíes consideran a los marroquíes una amenaza). El dinero a otros países, además, no crean que se destina principalmente a cuestiones relacionadas con el desarrollo, qué va; no hay ministerio de la Igualdad en toda Hispanoamérica que no esté pagado por el gobierno español. Estoy seguro de que la totalidad de los españoles (y españolas) arde en deseos de soltar pasta para que funcione el ministerio de la Mujer de Bolivia o de Honduras.
Otra cifra de espanto es la de las subvenciones. También resulta complicado pillar los números, porque están camuflados, pero oscilan entre los 30.000 millones y los 100.000 millones anuales según la fuente. Quedémonos con la primera cifra. Es una barbaridad. Un saqueo. Un expolio.
Un trozo de los principales de esa pasta va a las llamadas ONG, o sea Organizaciones No Gubernamentales. Otro chiste que se cuenta solo. ¿Organizaciones no gubernamentales cuando reciben dinero del gobierno? ¿Que merde es esta? No gubernamental significa no gubernamental, porque quien paga, manda. Pero estas ONG no son sino corralitos para repartirse la pasta. Ya que, ¿me quiere decir alguien, por ejemplo, para qué se subvenciona a cientos de organizaciones feministas que “ayudan a las mujeres”? Un chiste más, porque entonces, ¿para qué puñetas sirven el ministerio de Igualdad o las delegaciones de la Mujer que tienen TODOS los ayuntamientos de España? O no sirven unas o no sirven las otras, pero lo que resulta evidente es el despilfarro.
No sigo por este camino porque se me sube la tensión y porque resulto aburrido. Así que avancemos. Para el año que viene se pondrán en marcha por parte de Hacienda dispositivos para detectar cualquier pago informático, para que no se escape ni una brizna de dinero de las garras de los malvados recaudadores. Esto fastidia no a las grandes fortunas, sino a los más tiesos, que no pueden esconder un ingreso de unos pocos cientos de euros. A las grandes compañías se la pela, pero a esos desgraciados llamados por otro nombre autónomos, los fuckean bien fuckeados. Los sindicatos declaran una huelga general por Palestina (país al que por cierto acabamos de regalar algunos cientos de millones de euros). Pero por otras cosas más preocupantes para los sindicados no se declaran huelgas. ¡Y pensar que hubo un tiempo en que los sindicatos eran representantes de los derechos de los trabajadores y no alcahuetes políticos!
Termino el cuento por el principio: “Había un país en el que sus habitantes gemían bajo el peso de los impuestos…” ¿De qué país hablamos?
PD. No lo menciono en el texto para no cortar la progresión narrativa, pero en España los inspectores de Hacienda tienen una bonificación por cada denuncia que hagan, independientemente de que sea justa o no. De hecho, casi la mitad de las reclamaciones a Hacienda tienen como resultado que se nos cobra de manera injusta. Según esto, España es el segundo país con mayor inseguridad jurídica en materia de impuestos de toda la OCDE. Medalla de plata.
Otra PD. Se me han quedado en el tintero un montón de ejemplos de cómo se tira el dinero de nuestros impuestos, desde las insólitas cifras de cargos oficiales con sueldos de seis cifras, o sea, de más de 100.000 euros, hasta las igualmente insólitas cifras de la pasta que reciben los MENAS cuando cumplen 18 años y salen de sus centros, muy superiores a las que reciben los mismos españoles (en Cataluña, por ejemplo, un MENA pilla ochocientos al mes durante tres años. Tres años. Si a algún parado español - gente que ha cotizado- le dan subsidio durante tanto tiempo, que levante la mano).



































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