La sala de exposiciones del Arco de la Villa acoge en su interior desde hoy, el belén que cada año monta la Hermandad del Santo Entierro y Soledad de María Santísima que, fiel a la tradición, se inaugura el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. 

Esta mañana, en una jornada muy litúrgica, el párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la O y director espiritual de la hermandad, Santiago Gassín, bendecía un montaje que, una vez más, demuestra el arte del belenismo y la dedicación y mimo con los que el grupo artístico del Santo Entierro trabajan durante meses para sorprender cada Navidad con un mensaje añadido ligado al nacimiento de Jesús. 

En la pequeña sala Arco de la Villa se cierran las puertas para contemplar en un ambiente de reflexión y recogimiento un belén inspirado en el poema bíblico el "Cantar de los cantares"  que, como explica con todo lujo de detalles Javier Martínez -hermano de la hermandad y parte del grupo creador-, se centra en el amor y alegóricamente, en el amor entre Dios y su pueblo poniendo a María en el centro  como la amada perfecta y la madre del Salvador. Es un cántico a la belleza y hacia la alegría que responde a esta etapa, por eso, se ha trabajado en un jardín floreciente como parte del paraíso, con los cedros del Líbano también representados y con María arrodillada ante el recién nacido sobre un monte elevado lleno de rosas. 

Con una enorme profundidad en la escena, cuyos detalles al fondo solo se ven si se dedica el tiempo suficiente, se recuerda la historia del día primero, en el que Dios crea la luz, destacando una torre alta en cuyo interior, según el texto  que ha inspirado este belén, había una mujer de barro a la que el "amado", que en este caso es Dios, llega tras siglos con su gran cortejo con grandes banderas -que también se puede ver simbolizado a la izquierda de la escena a lo lejos-, e insufla su aliento para crear una pequeña llama en esta mujer de barro que será su alma y dota de vida a la que será en el futuro, María, la madre del Salvador.

El "Cantar de los cantares" fue la principal  inspiración para el cántico espiritual de San Juan de la Cruz, volcado en este belén al igual que una parte del pregón de las Glorias de María de este año, que también está presente.

Como cada año, el belén del Santo Entierro siempre lleva un mensaje añadido al nacimiento de Jesús, que en este caso, se centra además en transmitir un mensaje de paz y reflexión en medio de las dificultades actuales. Con un texto de San Juan de la Cruz que dice " Quédeme y olvídeme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo y dejéme dejando mi cuidado sobre las azucenas olvidado", se invita a parar, olvidar guerras, dificultades y cargas cotidianas para disfrutar de la Navidad, del nacimiento de Jesús, alejados por instantes de las preocupaciones  habituales,  viviendo momentos de paz sobre el pecho del niño Dios.

Los pases al belén, que son de tarde, y de mañana y tarde domingos y festivos, invitan a recrearse en muchos detalles que se aprecian con solo dedicar unos minutos. De nuevo aparecen los cinturones de esparto del hábito de los hermanos de la Hermandad del Santo Entierro que nunca faltan; la paloma en primer plano que representa al Espíritu Santo y que se sitúa entre el espectador y el nacimiento de Jesús, las rosas que recuerdan al paraíso, la torre inspirada en los palacios renacentistas florentinos del siglo XV, el cortejo del amado, que se ve muy al fondo, y que son casi 20 figuras de barro muy antiguas con casi 80 años de antigüedad, o las cadenas a la derecha sobre el suelo, que no son una anécdota sino que, como todo elemento, tiene su significado.

María como madre de Dios son el centro de este belén que una vez más, se suma a la representación de nacimientos de alta calidad con las que cuenta Rota gracias a la dedicación de hombres y mujeres que trabajan al detalle en estas obras de arte.