De la suerte esquiva. Es probable que aún ande a la caza de algún que otro décimo de la Lotería de Navidad de este Año del Señor de 2025 con un número o terminación en concreto, y que lo haga pensando que dicha elección no puede ni debe ser solo cuestión de suerte, sino que otros factores -sociales, emocionales o estadísticos- han de intervenir en ello. Desde determinados patrones históricos como el hecho de comprar siempre el mismo número/terminación, también evitarlos que de todo hay, o el hacerlo en la misma administración, famosa a ser posible porque dicen que en ella “toca mucho”; hasta las heterogéneas intuición, credulidad o superstición, ¿hay números “bonitos” y “feos”?; pasando por supuesto por la certidumbre de la estadística, ciencia que demuestra cómo algunos números o terminaciones salen más que otros, ¡ojo al dato científico!, lo que genera debate acerca de si son esos los que debamos comprar, ¿tenemos más probabilidad de que nos toque si lo hacemos?

Pues vaya por delante que NO, que dicha circunstancia carece de efecto estadístico ya que “la probabilidad no tiene memoria” y cada sorteo es independiente del anterior; es como cuando lanzamos una moneda varias veces al aire, el que hayan salido ocho caras seguidas no afecta al noveno lanzamiento que sigue teniendo la misma probabilidad de (50 %) de salir cara o cruz. Por cierto, en lo que respecta a las administraciones no es que algunas tengan más suerte que otras dando premios, sencillamente es que venden más números y por tanto más probabilidades de que uno de ellos esté premiado. No, no hay magia por medio, solo matemáticas o si quiere, dadas las fechas que son, matemagia.

De la estadística y las personas. Pero si a pesar de lo anteriormente expuesto, usted es de las personas que analiza los sorteos a fin de elegir las terminaciones que más han salido, por aquello de si hay suerte, aquí tiene un prontuario del registro histórico. Desde que se iniciara el Sorteo en 1812, para el Gordo y de una sola cifra, el número que más veces ha salido en la terminación es el 5 con treinta y dos ocasiones; le siguen el 4 y el 6 con veintisiete; el 8 con veintitrés, el 0 con veintidós, el 3 y el 7 con veintiuno. De dos cifras, los que más son: 85, con siete veces; 57 con seis; 64, 65, 75, 90 y 97 con cinco; y 15, 40, 58 y 95 con cuatro; abro paréntesis para jugadores muy supersticiosos, el primer premio nunca ha terminado en 09, 10, 21, 25, 31, 34, 41,42, 43, 51, 54, 59, 67, 78 y 82. Cierro paréntesis. En cuanto a las terminaciones de tres cifras, los números 297, 457 y 515 se han repetido tres veces mientras que 094, 098, 400, 452, 640, 704, 758 y 892 sólo dos.

Bueno pues lo dicho, a pesar de estas curiosidades estadísticas, los expertos coinciden en que todos los números tienen siempre la misma probabilidad de salir cada año, el sorteo es un proceso aleatorio y las terminaciones más frecuentes no aumentan por ello las posibilidades reales de que usted acierte. Pero así somos los humanos y sin duda el sorteo no solo marca el arranque oficioso de la Navidad, también forma parte de la memoria emocional de varias generaciones y va mucho más allá de ser un simple juego millonario. La Lotería de Navidad basa su vigencia en un arraigado componente social y emocional por el que cada año se repiten cánticos, rituales, supercherías y debates matemáticos que forman parte de su magia. Mientras, la terminación 5 sigue siendo la favorita de la estadística y la más buscada por muchos jugadores porque los datos estadísticos influyen subconscientemente en la elección del número de no pocos jugadores, no en vano la ilusión y la credulidad pesan más que la realidad y el conocimiento. (Yo no soy supersticioso, porque ser supersticioso trae muy mala suerte).

Décimos y arte religioso. Y con tantos números y cuentas alrededor del décimo es posible que se le haya pasado un detalle: viene adornado con una imagen religiosa alusiva, en este caso, a la tradición navideña y al imaginario cristiano ya sea representando el nacimiento de Jesús o cualquier otra escena relacionada con ese episodio ¿Quién lo realiza? ¿Por qué es así? ¿Desde cuándo ocurre? No es hasta mediados del siglo pasado que Loterías y Apuestas del Estado empieza a seleccionar escenas artísticas de imágenes y pinturas religiosas con las que decorar cada año estos billetes “con el fin de promover y difundir nuestro patrimonio cultural”, y así sigue siéndolo hasta nuestros días lo que, si se piensa, no deja de ser un hecho milagroso dado el contenido temático en cuestión y los vientos que soplan para los mismos. “Malos tiempos para la lírica”, cantaba el grupo de pop español Golpes Bajos en 1983 en un título que evoca el poema homónimo (1939) del alemán Bertolt Brecht. Y es el Organismo de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE) el que elige la obra en cuestión a partir de un grupo que propone el Museo Nacional del Prado, correspondiendo la de 2025 a La Natividad de la Virgen, un óleo del barroco de Juan García de Miranda tal como reza el pie de texto que le acompaña. (Continuará)

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FUENTE: Enroque de ciencia