Hace 160 años que Cruz Roja está presente en la vida de muchos ciudadanos y aunque es muy visible en catástrofes o tragedias grandes, juega un papel clave en el día a día de muchas personas a las que asiste a través de sus numerosos programas. Es esa pequeña parcela la que en la tarde de ayer martes se valoró especialmente con un acto de reconocimiento a los que esta organización considera sus dos pilares básicos: los socios -que ayudan con sus cuotas a tener recursos económicos para sus actividades-, y los voluntarios, que de forma altruista entregan parte de su tiempo libre a ayudar a los demás. Ellos fueron los protagonistas de vídeos y de la entrega de galardones pero en realidad, el acto fue mucho más allá y de forma entusiasta, a través de la participación de personas que son responsables de talleres y actividades, Cruz Roja Rota consiguió dejar una idea clara de la grandeza de lo que hacen.

La atención a los pequeños, mayores, migrantes, desempleados o personas vulnerables forman parte del día a día de la asamblea local de esta entidad que cuenta con un equipo humano al que ayer se le puso cara. Mucho chaleco rojo  se vio en los asientos del auditorio "Severiano Alonso", donde tuvo lugar la cita que se celebró en una semana en la que se conmemora el Día Internacional del Voluntariado -que será el 5 de diciembre-, y el Día de los Derechos Humanos -que tiene lugar el 10 de este mes-. En ese marco, la presidenta de la entidad en Rota, Lourdes Couñago, quiso destacar la impotancia de dar las gracias a quienes ayudan a otros y en especial, a quienes visten el chaleco rojo que ayer lucían los voluntarios, y que sin necesidad de saber sus nombres, quien lo ve sabe identificar perfectamente, que ahí puede encontrar un punto de apoyo o ayuda en un momento complicado, independientemente de la edad, etnia, raza, religión, género o situación de vulnerabilidad.

Lourdes Couñago presumió de un equipo que está en muchos aspectos y para muestra, fue llamando al escenario a los voluntarios que coincidieron en compartir lo gratificante que resulta ayudar, explicando cada uno de ellos los programas que hay en marcha en la localidad empezando desde aquel que tiene como protagonista a los más pequeños gracias a las actividades de Cruz Roja Juventud que, a través del juego de forma semanal, inculca valores fundamentales como la solidaridad y el respeto a los niños.

Pero no solo se les atiende en el ocio, también en la formación académica, como decía Maricarmen, que es una de las cinco voluntarias que se encarga de impartir dos horas a la semana clases particulares a niños que necesitan apoyo escolar y sus familias no pueden permitirse el pago de clases particulares. Es un programa que lleva 13 años, y que atiende a alumnos desde 1º de Primaria a 4º de Secundaria. Actualmente, se benefician 12 escolares de forma gratuita y Maricarmen invitaba a otros voluntarios a sumarse asegurando que se recibe mucho más de lo que se da en estos casos, especialmente, cuando ven el avance de sus alumnos. 

Secundaba la idea Riki, que se encarga de los talleres de memoria que no solo ayudan a ejercitar la mente sino que trabajan la autoestima siendo muchas veces, una terapia cada sesión que se aprovecha al máximo. De igual forma, lo decía Nieves, que se encarga de tomar la tensión varios días a los mayores en el centro de día "Cristina Buada", pero complementado con algo mucho más importante que este control físico, la lucha contra la soledad. Los voluntarios que se encargan de esta actividad escuchan a los mayores, algunos de los cuales, están solos y es ese contacto durante el día el único que a veces, tienen para hablar directamente con alguien por lo que la ayuda va mucho más allá, reforzando en estos casos la empatía. Esa atención se extiende gracias a otro programa que, como  explicaba José Luis, llevan a cabo cinco voluntarios llamando por teléfono a los mayores que viven solos estableciendo una comunicación que cubre necesidades de socializar. En esas llamadas, que al año pueden superar las 2.500 atendiendo a 60 hogares, se les informa de otros talleres, se les escucha y se combate la tristeza en algunos casos, con visitas presenciales a los domicilios.

Cada voluntario habló ayer de su función de una forma entusiasta, demostrando el valor del papel del voluntariado  que se reconocía. Algunos llevan toda una vida, como Paco, que se encarga del reparto de alimentos entre familias vulnerables a través del programa FEAD que ha dejado atrás las escuelas del hambre, para pasar a un modelo más acorde, con tarjetas monederos que permite a las familias acceder a alimentos de primera necesidad sin aquellas espantosas colas, guardando su privacidad. En 2025, decía Paco, se han atendido a unas 180 familias gracias a las tarjetas monederos, pero también se han pagado facturas de agua, luz o gas, medicamentos, gafas para niños, butano, se han comprado pequeños electrodomésticos o se han hecho compras básicas, lo que al final ha beneficiado a casi 200 familias de Rota. Una ayuda necesaria que completa con otros programas como el de la movilidad para personas que necesitan acudir a citas médicas en hospitales de fuera de la localidad y no tienen medio de transporte. Javier ha contado que son cinco voluntarios, con unas  4 ó 5 salidas a la semana que resultan unos 200 traslados al año ayudando a unos 30 usuarios que, de otra forma, no tendrían cómo llegar.

La humanidad que defiende Cruz Roja también abarca ayudar a quienes llegan y están perdidos. Aleida lo sabe bien porque lleva años dedicándose a orientar a los migrantes que a veces, no conocen ni el idioma. Ella se encarga a través del programa de esta entidad, de darles asesoramiento en todos los sentidos, llegando a 200 atenciones a personas entre Rota, El Puerto de Santa María o Chipiona en solo un año. Gracias a ese trabajo, esta misma semana, ha recibido la llamada del cónsul de El Salvador para agradecer su trabajo. La desinformación genera miedo, decía, y este programa de Cruz Roja ayuda a  mitigarlo cuando se está en territorio desconocido. 

Para aquellos que no lo sepan, esta organización cuenta en Rota desde hace un año y medio con un programa de empleabilidad que ha conseguido con dos técnicos, dar seguimiento a 202 personas a las que se les ha ayudado a buscar empleo, a darle formación a través de cursos concretos según el perfil que más demanda tiene Rota y se le ha orientado en la búsqueda de una alternativa laboral. Como explicaba Jaime, desde abril de 2024 han conseguido 55 inserciones laborales y 75 personas se han formado en cursos bien de competencias digitales, de mozos de almacén, de auxiliar de lavandería, de camarera de piso, polivalente de supermercado, personal de mantenimiento, etc., que les han ayudado a tener más opciones para insertarse en el mercado laboral además de realizar las prácticas en una empresa que los puede conocer para futuras contrataciones y aprovechar para aprender en un ambiente de trabajo real. Jaime  animaba a personas que lo necesiten a beneficiarse de este programa de empleabilidad que abre puertas y que resulta un acompañamiento útil para quien quiere trabajar.

En otro aspecto que nada tiene que ver, contaba Benjamín en qué consiste el programa de salvamento marítimo que tiene desde hace un año su base en Rota. No solo ayudan a embarcaciones en apuros de todo tipo sino que retiran residuos tóxicos del mar ayudando a unas mejores condiciones medioambientales, gracias a un equipo de 25 personas que se ha convertido en un referente porque es un servicio gestionado exclusivamente por voluntarios. En un año han realizado más de 50 intervenciones en el mar e incluso han colaborado con el helicóptero y el buque de rescate de Salvamento Marítimo demostrando la valía de este grupo. 

Por último, y como ejemplo de que ser voluntario no tiene edad, subía al escenario Javi, un joven que ha puesto en marcha un taller de lectoescritura para enseñar a escribir y leer a mayores que no pudieron tener un proceso de escolarización de pequeños. Este taller ayuda a enseñar palabras nuevas, da confianza y refuerza la autoestima, y aunque todavía son pocos usuarios, Javi ha animado a sumarse. 

Y con esta presentación, Cruz Roja resumía todo lo que hace en Rota agradecida por tanta gente que se pone al servicio de otras y que han recibido un reconocimiento. En este apartado era el grupo del proyecto FEAD el que recogía el galardón, por ser un equipo siempre dispuesto para hacer llegar a las familias vulnerables los alimentos que necesitan. El galardón lo recogía Paco por su veteranía, pero él mismo reconocía que solo una persona no puede descargar camiones y distribuir los alimentos, por eso recalcó el trabajo en equipo.

La otra parte clave de Cruz Roja son los socios y en este apartado, se reconocía a Ángel Chacón y a la empresa Enalbén de Enrique Almisas, su aportación, que como la del resto de personas que ayudan con sus cuotas permiten mayor autonomía económica para sustentar todas las actividades. Ambos animaron a colaborar por un precio que no tiene que ser alto y que redunda en todo el trabajo que ayer se vio a favor de mucha gente.

Como todos los presentes han podido conocer a través de un dinámico juego que proponía Julián, para ser socio de Cruz Roja basta con una cuota de 3 euros al mes (36 euros al año). En esa misma dinámica, se ha conocido que este año se han incorporado 21 voluntarios, se han realizado 31 actividades,  hay 78 voluntarios con actividad en este 2025, y hasta que hay 10 socios menores de edad o que un voluntario echa de media al mes, 8 horas ayudando, por lo que es bastante asequible para cualquiera que quiera sumarse al gran grupo de personas que forma Cruz Roja en Rota. Ayer se les reconoció a todos como pilares y secundaba la idea el alcalde de Rota, Javier Ruiz Arana, que dio las gracias por su trabajo felicitándolos por la labor indispensable que juegan. El edil  aseguró que había sido un acto lleno de emoción gracias a la pasión con la que han transmitido los voluntarios su dedicación manifestando que el Ayuntamiento seguirá con la mano tendida para colaborar y que esta labor no decaiga. 

A lo largo del acto, el grupo  Proyecto Vorágine se ha encargado de poner la música en directo amenizando así un acto que se ha sustentado en los dos pilares de Cruz Roja: voluntarios y socios sin los que la organización no sería lo mismo.