Memorias políticas de un concejal (XII)
Tal como prometí la semana pasada, ahí llevan la segunda parte de los hechos destacados en la Delegación de Memoria Histórica que ostenté con mucho orgullo durante la legislatura 2015-2019.
LA DELEGACIÓN DE MEMORIA HISTÓRICA (Segunda parte)
Cambiamos la denominación de algunos viales de los nuevos suelos. Así, aquellas avenidas que iban a llevar los nombres de Nebulosa y Astro, llevarían a instancias de la Delegación de Memoria Histórica los nombres de Concejal Juan Fornecer Baro y Concejal Manuel Sanz Fernández respectivamente. Se denominarían así en recuerdo de ambos concejales de Rota que fueron fusilados en 1.936 y cuyos cuerpos aún no han sido recuperados. El cambio de denominación no resultó, digamos, "traumático" para la población dado que, al tratarse de nuevos viales aún no se había edificado en ellos.
Casi al final de la Legislatura el pasaje que transcurre frente al parque Manuel Liaño, tomó el nombre de Las Treces Rosas, en memoria de las trece jóvenes ( la mayor de ellas tenía tan sólo veinticuatro años) que fueron condenadas y fusiladas en el verano de 1.939, una vez acabada la Guerra Civil.
La única avenida cuyo cambio de denominación causó mayor inquietud entre los vecinos fue la de Crucero Baleares que pasó a llamarse Avenida Carlos Cano, igual que el parque allí ubicado.
La asociación de vecinos "El Chorrillo", nos hizo llegar una carta que recogía firmas de los vecinos que no estaban de acuerdo con el cambio de nombre de la avenida. Tengo que decir que las firmas recogidas superaban en mucho al número de vecinos residentes en aquella avenida. Me imagino que los firmantes no residentes se solidarizaban de aquella forma con los vecinos disconformes. La respuesta que le dimos al señor presidente de la Asociación de vecinos fue que el cambio denominación respondía a las exigencias de la Ley de Memoria Histórica y Democrática, aprobada en el Parlamento de Andalucía el 28 de marzo del año 2017. Además, me parece recordar que le hicimos entrega de una fotocopia de dicha Ley.
La avenida Crucero Baleares fue una de las calles y avenidas que no cambiaron su denominación durante el primer ayuntamiento democrático en 1.979. Mientras que otras calles del centro histórico lo habían hecho, ésta quedó con la misma denominación. Se debió, según me llegó, a que por aquella avenida se accedía a la residencia del Almirante de la Base. Y en aquellos años, los políticos no quisieron molestar en demasía a los poderes militares. Pero, el por qué cambiar la denominación ahora. Para ello, si me permiten, tendré que hablar un poco del historial del buque de guerra Crucero Baleares.
El Crucero Baleares formó parte de la armada franquista durante la Guerra Civil. En febrero de 1.937 participó junto con los cruceros Canarias y Almirante Cervera en el bombardeo a civiles que huían de Málaga hacia Almería, aterrorizados por las tropas fascistas, por la única salida posible que era la carretera costera que unía ambas ciudades. Fue una verdadera carnicería. Algunos historiadores han denominado este hecho como "el Guernica del sur". Amarrados cerca de la costa, los cruceros bombardeaban y masacraban a los huidos. Franco intentó negar los hechos pero el triste episodio tuvo un testigo presencial, el médico canadiense Norman Bethune que atendió a un buen número de heridos e incluso fotografió el hecho y lo dio a conocer al Mundo. Aún así, la matanza de más de 3.000 civiles ( ancianos, niños y mujeres en su mayor parte) fue silenciada en este país nuestro durante bastantes años incluso en el periodo democrático. Al respecto, tengo que decir que proyectamos un documental sobre ese hecho execrable, "Pantalones a la luna", como parte de la actos programados dentro de la Delegación de Memoria Histórica.
Siguiendo con el Baleares, el crucero fue derribado por la armada republicana un año después en la que se conoce como la Batalla del Cabo de Palos. Murieron cerca de 800 hombres. Acabada la Guerra Civil, el Gobierno franquista levantó monumentos y asignó calles y avenidas con el nombre del Crucero Baleares en casi todos los pueblos y ciudades de España en su memoria.
En vista de que nuestra contestación al presidente de la asociación no gustó a los vecinos, decidimos tener un encuentro con ellos en la propia sede de la asociación de vecinos. Es sabido que algunas personas son entendidas en todas las materias sin necesidad de estudios previos. Todos conocemos a "algún ingeniero y/o técnico" en cualquier materia. Pues bien, algún entendido en materia catastral había extendido la idea de que, al cambiar la denominación de la avenida, tendrían que verse obligados a redactar ante notario una nueva escritura sobre su vivienda. En aquella reunión, y esto es una apreciación personal, había quienes no les gustaba el cambio de denominación sin razones convincentes. Otros tenían motivos ideológicos para rechazar el cambio de nombre. El caso es que, una vez explicado el motivo ( exigencias de la Ley de Memoria Histórica de Andalucía) y las inocuas consecuencias que conllevaba el cambio de nombre, los vecinos quedaron satisfechos. Supongo que no todos, claro.
Pero sin duda, una de las actuaciones que nos depararon un gran desencanto fue la búsqueda y localización de las fosas comunes del franquismo en nuestro municipio. Para la averiguación de las fosas teníamos que echar mano a la memoria popular. Las personas más mayores indicaban los lugares donde se fusilaban y enterraban a los represaliados por parte de los falangistas.
Durante la guerra civil y los años posteriores, en nuestro municipio dos cementerios fueron usados al mismo tiempo. Uno en la zona de la calle Calvario, en la barriada Valcarcel, y otro donde se encuentra el parque El Mayeto. Pues bien, según los testimonios de las personas consultadas, era allí, tras el vallado de ambos cementerios donde se enterraban en fosas comunes a los fusilados.
Recibimos un requerimiento de la Consejería de Cultura en la que se nos instaba a indicar posibles ubicaciones de enterramientos colectivos para configurar el Mapa de Fosas Comunes de Andalucía. Hicimos llegar lo solicitado y meses más tarde, la Diputación de Cádiz puso a nuestra disposición un georradar y un equipo humano para la localización de dichas fosas.
Sólo en el parque El Mayeto se pudo utilizar el georradar. En lo que fue el cementerio más antiguo fue imposible al haberse edificado en toda la zona. Por lo tanto, sólo en el parque se pudo actuar. Las excavaciones que se llevaron a cabo tras los análisis de los perfiles marcados por el georradar resultaron infructuosas. Se hicieron más de una decena de catas en el terreno pero no se halló nada, ni un solo vestigio.
Lo que al principio nos produjo una gran satisfacción(el conseguir que se llevara a cabo prospecciones), acabó en una gran desilusión. Todos estábamos convencidos, desde los miembros de la asociación de la Memoria Histórica de Rota hasta los familiares que aún andan buscando los restos de sus desaparecidos, pasando por Carmona y por mí, de que hallaríamos una fosa común. Algunos sabían de antemano que no encontraríamos nada.
Ahí lo dejo.












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