La deportista roteña Cristina Resinas participó el pasado fin de semana en el Campeonato del Mundo Ironman 70.3 que tuvo lugar en Marbella (Málaga), reuniendo a miles de triatletas de todo el mundo en un recorrido exigente y espectacular. 

La triatleta de Rota, del Club Desam.es, estuvo presente pese a la lesión que arrastraba desde abril, y logró completar la prueba con un resultado admirable: 52ª de su grupo de edad entre 291 finalistas y 688ª de un total de 2.132 mujeres.

Su camino hasta la línea de meta no fue sencillo como ella misma explica a este medio. Preparaba un Ironman completo para julio, pero una lesión le obligó a cancelar su participación a pocas semanas del evento. Desde entonces, ha pasado meses de rehabilitación, entrenando con paciencia y adaptando cada sesión para poder llegar a Marbella en las mejores condiciones posibles porque a veces, aunque el cuerpo no acompañe, la cabeza y el corazón pueden más, como reconoce esta deportista orgullosa del resultado.

Fue el sábado cuando Cristina Resinas se enfrentó a este mundial tomando la salida junto a miles de  mujeres, enfrentándose a 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo con más de 1.500 metros de desnivel y una media maratón de 21 kilómetros. Su esfuerzo se vio recompensado no solo por la posición alcanzada, sino por la superación personal que implicaba estar allí tras meses de constancia, trabajo y dedicación. Todo ello, compaginándolo con su vida personal y laboral, que no es fácil, aunque en el núcleo familiar tiene un aliado de excepción, ya que su marido Augusto Vivanco,  también participó en este Campeonato del Mundo, compitiendo el domingo en la categoría masculina. Ambos comparten la pasión por el triatlón, así como la vida familiar, el trabajo y la crianza de su hijo, por eso, aunque no es sencillo sacar tiempo para entrenar, "nos apoyamos mutuamente y convivimos con esta rutina que forma parte de nuestro día a día”, explica la triatleta. Y es que para Cristina y su marido, el triatlón no es solo un deporte: es una forma de vida, una fuente de equilibrio, esfuerzo compartido y complicidad. Haber competido juntos en un mundial representa el premio a años de constancia, sacrificio y amor por lo que hacen.

Para ello, haber podido estar presente en este Ironman 70.3 es el ejemplo de que los sueños se alcanzan con perseverancia, incluso cuando el camino se llena de obstáculos, "porque, a veces, llegar a la meta tiene mucho más valor que el tiempo marcado en el cronómetro", concluye.