Balsa Cirrito
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FRAN-CO, FRAN-CO, FRAN-CO
Hasta hace doce o catorce años no era yo demasiado antifranquista. Por supuesto, no me hacía mucha gracia el individuo, pero me parecía que las críticas hacia él dictador (o, mejor dicho, hacia el franquismo) resultaban demasiado obsesivas. Se le echaban en cara fallos que no eran sólo de España y del régimen, sino de la época y de muchos países. Y, sobre todo, me parecía que se condenaba de forma retrospectiva a un par de generaciones de españoles, a los que se les hacía pensar que su vida había sido limitadísima y absolutamente frustrada. Además, tengo asociado el franquismo a mi infancia, y los recuerdos de la infancia, lo sabemos, son casi siempre hermosos.
Sin embargo, desde poco después de la llegada de Aznar al Gran Sillón, cambió el panorama. Una horda furiosa de historiadores, casi siempre de escaso bagaje académico y, en general, algo fulleros, se empeñó en cambiar la historia de España. Franco no sólo no fue malo, afirman, sino que fue bueno; ¿qué digo?, rebueno, ilustrado y hasta gracioso. De tal suerte que los republicanos pasaron a ser una banda de asesinos, y los que se levantaron contra la república unos santos varones henchidos de filantropía. Alberti resultó ser un psicópata, y a Lorca no lo asesinaron los nacionales, sino que en realidad se suicidó propinándose a sí mismo un tiro en la espalda. En Guernica no cayeron bombas sino peladillas, y en la plaza de toros de Badajoz (quizá el hecho más grave de toda la guerra) se celebraron espectáculos taurinos y no fusilamientos. Se diría que el único desafuero del conflicto fue la matanza de Paracuellos, y que todo lo demás podría considerarse alegremente como verdura en las eras.
Tal vez me embalo en exceso. No era mi intención entrar en ese ridículo debate acerca de quién liquidó más gente: está claro que la palabra asesinato, lo cometa quien lo cometa, tiene el mismo número de sílabas en todas partes. Pero desde luego, se ha pasado de una pequeña (bastante pequeña) injusticia histórica, la de considerar a Franco y al franquismo como radicalmente negativos, a cometer una injusticia enorme y absoluta, la de considerarlos radicalmente positivos.
En mi caso, además, los panegiristas del régimen, han conseguido convertirme en algo que antes no era, en un antifranquista. Porque, además, paralelo al enaltecimiento de Franco, ha ido creciendo la descalificación de sus rivales. Para justificar sus maldades, las de Franco, muchas de ellas demasiado evidentes, sus partidarios modernos han optado por el conocido expediente de emporcar a sus adversarios. Resulta entonces, que los malos eran los republicanos. Sería muy fácil responder a eso, pero el asunto es otro.
Porque lo cierto es que el franquismo es una enfermedad de la que no acabamos de curarnos los españoles y para la que, de momento, no parece que hayamos encontrado vacuna. Y no deja de resultar curioso que un individuo de personalidad tan poco relevante suscite tamañas pasiones, incluso muchos años después de su muerte.
Porque tan ridículo resulta negar las consecuencias positivas de su régimen como ignorar que se trataba de un gobierno esencialmente corrupto e inmoral. Con todo, existe un aspecto que me llama especialmente la atención. A menudo se habla de la era franquista como de una época próspera de la historia de España. Sin embargo, durante más la mitad del franquismo las condiciones materiales en España oscilaron entre horribles y espantosas. De hecho, el franquismo comenzó a resultar tolerable cuando Franco abandonó de hecho el gobierno y se dedicó a la caza de venados y a la pesca de salmones. Dejó el poder en manos de los ministros del Opus (que lo hicieron mucho mejor que él) y sobre el año 1960 permitió que la historia y el turismo echaran el resto.
Iniciamos un nuevo año, y adelanto una predicción fácil: en el 2012 seguro que veremos en la prensa o en el parlamento más de una encendida polémica a cuenta del franquismo. Claro que puedo hacer la misma predicción para el 2013, para el 2014, para el 2015…












pon pon y al cante de opera | Jueves, 05 de Enero de 2012 a las 16:37:58 horas
No sé estos señores porque entran a valorar lo personal del autor de este artículo; si quieren opinar, opinen sobre su escrito, eso para empezar.
Me asusta como, hoy en día la gente se empeñen en que fue una buena época de nuestra historia, y que siga defendiendo a alguien que llego a mandar durante 40 años de la vida de nuestro país, sin haber sido elegido dramáticamente, y si por la fuerza; sólo por eso, toda crítica que se le haga está argumentada. Lo de quién mató mas a quién es, pura sandez; ya una vez iniciada, una guerra es una guerra (no querrán que un bando se releve, y el otro le ponga una alfombra roja hasta el trono, ¿verdad?).
Leí en un comentario, que el Sr. Balsa aviva este debate escribiendo este artículo, supuestamente cerrado por la sociedad; cuando podemos ver día a día, y hora a hora como en un (o más) canal de televisión, no es que lo avive; si no que lo maquilla, lo disfraza, y lo divulga a mayor escala que la de este texto, con total libertad. Y digo lo de libertad, porque gracias a la democracia en la que vivimos; ellos pueden expresar todo aquel pensamiento y defender un sistema, en el que otros no podrían defender uno distinto; he ahí la GRAN diferencia.
Pues nada dicho esto, solo decir VIVA LA DEMOCRACIA, Y VIVA ESPAÑA! jejeje. y cada loco con su tema..es lo mas importante.
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