¿Por qué comemos doce uvas?
Hay muchas formas de despedir el año pero en nuestro país, la
tradición marca que hay que tomar doce uvas coincidiendo con las doce
campanadas que despiden el año. Pero ¿sabes de dónde viene este rito?
Hay varias explicaciones para ello aunque la mayoría coincide en
destacar que fue por un asunto meramente económico en el que no tuvieron
nada que ver ni las creencias religiosas ni las culturales. De hecho,
comer este fruto para despedir la Nochevieja es exclusivo de los
españoles.
Según cuenta la historia, este hecho se popularizó y se extendió en España en 1909 cuando agricultores levantinos de Murcia y Alicante se encontraron ese año con excedente de uva. Con el fin de sacar al mercado la producción sobrante, se inventaron aquello de que comer uva daría suerte y de este modo, lograron popularizar la costumbre y darle el impulso definitivo a una tradición que según recogen algunos historiadores, ya se hacía en Madrid en 1986 aunque sin el tirón popular del que empezó a gozar a partir de aquel momento.
Pero en España no es el único rito que hacemos la noche del 31 de diciembre, si queremos entrar con suerte en el nuevo año, tenemos que llevar ropa interior de color rojo y brindar con cava con algo de oro en la copa. Así, todo se supone que nos debe ir bien pero lo cierto es que aunque pocos son los que creen que realmente estos rituales nos dan suerte, casi todos los cumplimos "por si acaso" y por una mera cuestión de costumbre.
Esta es nuestra tradición, pero ¿sabes cómo se celebra el cambio de año en otros países? Toma nota.
En Japón, nada de 12
campanadas. Hasta 108 veces tañen las campanas de los templos japoneses
para conmemorar la llegada del nuevo año. Se trata de una tradición cuyo
objetivo es liberar del mal el período que empieza: cada campanada hace
referencia a un deseo terrenal que hay que mantener alejado. En Italia se
despide el año comiendo muchas lentejas, cuantas más se coman mejor
será el año. Ellos fueron los primeros en proponer que las mujeres deben
llevar lencería roja. En Dinamarca,
los daneses muestran el aprecio por sus amigos lanzando ante sus casas
los platos viejos que han ido acumulando durante el año. El número de
buenos amigos que uno tenga será proporcional al montón de platos rotos
que encuentre en su puerta. En Colombia hay que recibir la medianoche de pie y dar un portazo cuando suenan las doce para alejar de la casa a los malos espíritus. En Méjico, los mejicanos aseguran que pasearse esa noche con una maleta favorecerá los viajes en los meses siguientes. Para los niños rusos,
el Año Nuevo viene a ser como la Navidad para la mayoría de los niños
europeos. Y es que ese día pasa por sus casas el Abuelo del Hielo, una
especie de Papá Noel. En Alemania
nació el primer árbol adornado en 1605, al Reino Unido solo llegó en
1829. En la noche de fin de año es costumbre dejar algo de comida en el
plato para asegurarse prosperidad en el año nuevo. En Argentina,
la tradición manda despedir el año con fuego, por lo que se construyen
muñecos de madera, tela y papel para luego quemarlos como un rito
purificador, una forma de deshacerse de todo lo malo que trajo el año
que acaba. A los australianos les
gusta recibir el año con ruido. Cuando el reloj marca la medianoche,
por doquier empiezan a oírse silbidos, bocinas de coche, palmadas y
campanadas. Y en Brasil se
despide el año, si se puede, en las playas, vestidos de blanco, saltando
sobre siete olas y depositando barquitos con velas en el mar.
Son algunas de las costumbres más representativas para entrar con suerte en el 2012.

































elgusanitodelaconciencia | Viernes, 30 de Diciembre de 2011 a las 12:35:38 horas
Enhorabuena al Periódico y al autor o autora. Es un artículo muy agradable y resulta curioso e interesante. En una época en la que andamos bastante mal de valores me parece entrañable mantener tradiciones, aunque todo eso del tema de la suerte futura no deje de ser más que una cosa simpática.
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