Todos o casi todos tenemos una ligera idea de lo que significa la demagogia. Si algunas voces tratan de ganarse mediante promesas, halagos y echando mano a los sentimientos más elementales de la ciudadanía la victoria en las urnas, decimos que son unos demagogos.

Están en su derecho a ser demagogos. El sistema democrático les permite actuar de ese modo. En una dictadura acabarían condenados.

Ahora bien, si los demagogos pueden obtener réditos políticos electorales es porque se valen de la ignorancia y el pasotismo del personal.

Por eso es tan importante estar bien informado. Es primordial estar documentado sobre lo que se oye y se lee. Hay que insistir en esta idea.

Oír decir al líder del PP, en relación a la migración que (cito textualmente) “cualquiera puede entrar ilegalmente y sin voluntad de trabajar, empadronarse, pedir el arraigo sin requisitos de permanencia ni contrato, y luego pedir ayudas como la del ingreso mínimo vital”, es un ejemplo de mensaje demagógico. Lo es, porque es mentira lo que Núñez Feijóo afirma.

Si nos informamos de las condiciones para que a cualquier ciudadano se le pueda conceder el Ingreso Mínimo Vital, leeríamos  que para ello hay que ser residente legal en España. Tener, por tanto, una trayectoria de convivencia. Esto es, estar empadronado. Ello supone residir en una ciudad, en un pueblo, en cualquier entidad local, como vecino de la misma. Además, sus ingresos no deben superar los mínimos exigidos por la ley. También se les exige haber solicitado las pensiones y prestaciones que por derecho les correspondan.

Con estos requisitos generales, ¿puede decir el representante del partido mayoritario de la oposición y candidato a la presidencia del Gobierno de este país nuestro semejante disparate como el que he señalado anteriormente salido de su boca?

No creo que el señor Núñez Feijóo sea un ignorante. Ha presidido durante muchos años la comunidad autónoma de Galicia. Entonces, ¿por qué lanza ese mensaje?

Me imagino que su equipo de colaboradores le preparan el discurso para “robarles” la demagogia a los de Vox y recuperar los “clientes” que se les están marchando al extremo.

Juegan, ya digo, con la ignorancia del personal. Sus discursos, los de los demagogos, apelan a las emociones y a los prejuicios para manipular. Además lo hacen sin opción a réplica. Por eso sólo acuden a sus medios de comunicación afines y no a los públicos. Lo triste es que alguna lideresa utiliza los canales públicos de su comunidad autónoma como si fuese un medio privado de su propio partido.  

Para contrarrestar toda esta verborrea hace falta didáctica; pero también es necesario que el gobierno progresista empiece a actuar sobre las demandas de la ciudadanía.

No sólo hay que recordar las nefastas consecuencias que han acarreado los gobiernos de la derecha en este país nuestro, hay que avanzar y consolidar todos los pilares del Estado del Bienestar. Y hay que insistir, en que uno de estos es el derecho a una vivienda. Legislar para el bien común. La Vivienda no puede ser un bien especulativo como está implantado. Construir viviendas hasta lograr que los especuladores de estas vean sus negocios en decadencia.

Frente a la demagogia, didáctica e información. Frente a la especulación y el negocio, más “res pública”. Frente a los intolerantes, más audacia.