Tras el momento culmen de la primera noche de fiestas patronales en Rota con la coronación de la dama mayor, Paola Álvarez Caballero, llegaba la segunda parte del acto principal que da comienzo a estos festejos, la XXVI Exaltación de las Fiestas que este año, corría a cargo de la roteña Lola Granados Bernal. Unas fiestas y una fecha la del mes de octubre, que para la exaltadora, que la delegada de Fiestas, Esther García, presentó como una mujer creativa, sensible, defensora de las tradiciones locales y con mucho arraigo a la tierra, tienen mucho sentido. 

Además de por las onomásticas que recoge el mes de octubre y que a nivel personal son destacadas, como su cumpleaños, el de su marido o su hermano, para ella, como para muchos roteños, octubre es Rosario en Rota. Desde su faceta artística, la exaltadora ha compartido con el público de la plaza Bartolomé Pérez el lienzo de sus recuerdos cuando llegaban estas fechas y salía ávida a disfrutar de lo que las patronales deparaban al pueblo.

El suyo ha sido en la noche de inicio de estas fiestas un lienzo en blanco que ha ido pintando desde el sueño de una niña con imágenes del pasado que siguen estando muy presentes. La Cabalgata de Gigantes y Cabezudos ha tenido especial protagonismo en esa pintura que pincelada a pincelada ha ido completando para compartir con los presentes su particular visión de las fiestas del Rosario. Lola Granados se recordó en su propio sueño como aquella niña que corrían detrás del toro, a la que asustaban algunos de los cabezudos, y veía cómo sus vecinas sacaban la silla de nea a la calle para ver al algarabía que estos primeros compases festivos dejaban a su paso. Desde un rincón elegido entre la calle Tripería y el Arco de Regla, la exaltadora completó su primer lienzo gracias a una paleta de colores vivos y alegres que le permitieron reflejar todo lo que recordaba de aquel viernes de inicio de fiestas patronales cuando las clases se interrumpían por la mañana y los niños salían en tropel para ver al temido toro al que ha hecho múltiples referencias en su exaltación. 

Entre la prosa y el verso, la exaltadora se ha movido cómoda en el papel en el que jamás pensó verse pero que hoy aprovechaba para seguir compartiendo las imágenes de un sueño que acabó siendo más real de lo que pensaba. Lola Granados pasó de la Cabalgata de Gigantes y Cabezudos al acto de coronación de la dama mayor que por aquel entonces, en sus recuerdos de niña, se celebraba en el desaparecido cine Victoria. Con mucha más sencillez que ahora pero con la misma ilusión que hoy representan las damas del Rosario, aquellas jóvenes también eran protagonistas de las fiestas. En este apartado, como mujer y exaltadora, no quiso desaprovechar la ocasión para enviar un mensaje feminista, cargado de contenido. Las damas son el reflejo de que estas fiestas patronales pasan de generación en generación, son mujeres que lucen espectaculares en un día como este pero que no deben dejar atrás la importancia de defender su presencia desde todas las aristas animándolas a ser solidarias, empáticas, profesionales, y sobre todo, ellas mismas. Con un piropo generalizado a la mujer de hoy en día que mantiene las tradiciones de su pueblo, Lola Granados puso a la dama mayor en el centro "porque eres el alma visible de las fiestas y representas la tradición" que la exaltadora abogó por no perder, sin perder de vista a los pajes, a los que se refirió como la estampa vida del presente y futuro de esta celebración. 

Desde ese lienzo que completó desde un rincón de la calle Veracruz para ver a las damas pasar un viernes como hoy de hace muchos años, la niña con alma de pintora que iba con paleta en mano inmortalizando cada ambiente festivo de esta fiesta, se trasladó con sus colores vivos y alegres a la cabalgata con carrozas de flores, con una legión  majorettes con su bastón en las manos haciendo malabares y la música. Un cortejo alegre y divertido que la entretenían y que le servían en su sueño para seguir rellenando con trazos la memoria de sus fiestas.

Del alboroto a la solemnidad y la devoción de la procesión de la virgen, Nuestra Señora del Rosario, que pone el broche final cada año acompañada de roteños en un día en el que se mezcla fiesta y fervor. La exaltadora puso en el centro a la patrona, la que da sentido a esta celebración y ante la que Rota se rinde.

Como roteña y enamorada de esta tierra "de vientos y playa", Lola Granados vio desfilar en su última pintura la imagen de Rosario arropada por las damas del Rosario mientras un pueblo entero la sigue por las calles de una villa engalanada y entregada.

La exaltadora acabó por completar la pintura de sus fiestas con los cacharritos y el  espectáculo pirotécnico final que con su último cohete, el más atronador, la hizo despertar del dulce sueño en el que se había sumido. Sin embargo, al volver a la realidad, vio que su lienzo no quedaba en blanco, se pinta cada mes de octubre como animó a cada roteño a hacer en una fiesta apuesta por mantener con esplendor.

Rosario es "en esta tierra de arena la dama más bella", la reina marinera a la que pidió que con su manto protector cubriera a su pueblo, la misma que es "reina y faro de mi voz". 

Lola Granados acabó con el honor de ser una exaltadora que nunca soñó pero que hoy disfrutó al poder compartir  a través de su particular paleta de colores las imágenes más vivas de su memoria, aquellas que cada octubre se repiten entre rezos, fiestas y devoción a Rosario.