Balsa Cirrito
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FALLERAS DE LA MERCED
Uno de los mayores atentados estéticos contra la humanidad que se conocen es el traje de fallera. En alguna ocasión he dicho que el traje andaluz, el típico traje de faralaes, no sienta bien a las mujeres. Pero, caray, comparado con el de fallera, el traje andaluz hace el efecto de una estancia de un mes en la Corporación Dermoestética. El hábito de fallera no sólo es feo en sí, que lo es, y mucho, sino que además sienta como el rayo al olivo. Ninguna mujer está guapa vestida de fallera. Porque no sólo es el traje. También está el peinado, que tiene lo suyo, con esos dos rodetes a ambos lados de la cabeza como dos auriculares para astronauta. De forma que todas las chicas valencianas terminan pareciéndose a la Dama de Elche; y uno puede sentir admiración arqueológica por la referida dama, pero jamás la hemos encontrado lo que se dice sexy.
Por supuesto, no se trata de un defecto exclusivo de los valencianos: la mayoría de los trajes regionales son temibles. A las lagarteranas manchegas dan ganas de dejarles limosna. A los maños con su cachirulo, ponerlos a descargar carretas. A los payeses catalanes con sus barretinas, en un portal de Belén (no necesariamente de caganet). Y fuera de España no digo nada. No creo que exista algo más inconcebible que el traje de tirolés. Cuesta trabajo imaginar que en algún periodo de la historia, por mucha cerveza que se haya bebido, los ciudadanos normales salieran a la calle con pantalones cortos de cuero y tirantes y gorrilla con pluma. Y si así fue, lo sentimos por las tirolesas.
En fin, quiero decir que con las cosas nuestras solemos ser extremadamente indulgentes. Seguramente lo tiroleses se indignan cuando algún forastero les dice que sus trajes regionales son ridículos, y estarán convencidos que su vestimenta tradicional es la más bonita del mundo (y a ver quién tiene valor para decirles que están muy equivocados). Pero, ciertamente, no lo es.
Doy muchas vueltas, y en realidad de lo que quería hablar era de la torre de la Merced. La torre de la Merced es horrible. No pensaba decirlo de forma tan abrupta, pero las malas noticias es mejor darlas de sopetón, y la torre, confesémoslo, es fea de narices. Sin embargo, la mencionada torre aparece en casi cualquier cartel que se edite sobre Rota. En casi todos los affiches anunciadores del carnaval de la villa sale la atalaya mercedaria. También en muchos de los de la feria (que hay que tener imaginación para colocar a un caballista a la sombra de la torre). Por supuesto, en todos los folletos turísticos. En nuestra ciudad, para entendernos, hace la misma función que la Giralda en Sevilla. Y el problema es que la Giralda es muy chula, pero la Merced no.
Bien es cierto que no tenemos muchos símbolos. El castillo o la parroquia de la O son poco cartelizables. Del resto de las iglesias, mejor no hablar. El arco de Regla resulta sumamente insignificante. ¿El faro? Más vale olvidarlo. Veremos que, al final, la mejor representación simbólica de Rota va a ser la estatua de las manos. Y estaremos de acuerdo en que dos manos casi frotándose es mal símbolo para un pueblo. Las asociaciones son muy peligrosas.
Por ello se me ocurre que no estaría mal que el municipio (por más crisis que padezcamos) convocara algún concurso de ideas para un monumento emblemático. Un símbolo para Rota. La crisis terminará algún día, y sería entonces el momento de realizarlo. Y mejor si es algo que no tenga nada que ver ni con la pesadísima urta ni con el tomate ni con las calabazas. Los carteles sobre Rota lo agradecerán.
PD: Por supuesto, felices fiestas a todos (musulmanes, judíos y budistas incluidos.)












Cínico | Lunes, 26 de Diciembre de 2011 a las 12:38:01 horas
Para Eloisa P., y yo creo que tienes problemas de lectura, lee el articulo bien y luego mi comentario.
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