Artículo 5.026º: "El cambio de costumbres y Evaristo Acevedo"
Hay temas y cuestiones que son difíciles de tratar, uno de ellos son el cambio de costumbres y hábitos sociales, sean personales o colectivos, sean de una realidad o sean de otra...
Como columnistas, creo que tenemos la obligación de tocar-rozar-besar una multitud de temas y cuestiones, pero créanme es difícil. En cuestiones sociales, siempre te equivocas, para unos, te quedarás corto, para otros, largo. En definitiva, el articulismo de opinión desde que nació, en su forma de lenguaje oral-escrito, o en su manera de gráfico-oral, es decir, las viñetas, ya que ambas realidades vienen juntas, tanta crítica era una viñeta-dibujo-ilustración de Hogarth, vendidas como grabados, como un artículo de palabras de Larra, o si se quieren ambas cosas y realidades se juntaron en el siglo dieciocho, tanto en Inglaterra como con la Revolución Francesa –y, supongo, en toda Europa, en mayor o menor grado-. ¿Qué es Goya sino un Hogarth en cuanto al humorismo hispánico...?
Podríamos referirnos a una costumbre social, o tratar otra. Pero corren malos tiempos para ello. Aunque parezca y aparezca una paradoja y una contradicción, hoy en el terreno de las viñetas se teme el artículo 115, no sé de qué código o normativa, pero los humoristas gráficos lo temen. Porque aunque Constitucionalmente se ampara la libertad de expresión y publicación y pensamiento, en un cauce muy amplio de la ley. Aunque esto es cierto y es verdad, también es que existen otros derechos de y sobre el hombre, y, por cualquier cosa enseguida alguien, un colectivo por lo general, se siente herido, y, enseguida una demanda o querella, que puede terminar de una manera o de otra...
Si alguien sigue mis artículos sabe que soy muy moderado en los temas, en el lenguaje, y, para no ofender, demasiadas veces, no cito a nombres con apellido, siempre hablando en general. Como ahora, en el tema de las costumbres, no necesito ofender, ni deseo, ni quiero, ni busco... pero sé, que si tocas cualquier cosa, enseguida existirá una liga de afectados... si planteo que me parece una incorrección que existan personas que una pata del pantalón la lleven de color rojo, y, otra de color violeta –creo que todavía los diseñadores no han inventado esto-, y, doy una serie de razones, enseguida existirá alguien, la fábrica que los construya que se sienta afectada, o, por el contrario, si tienes mucha suerte, que nadie haga caso al artículo qué has escrito...
Dirán ustedes, entonces, porque este cantamañanas nos habla de este tema, para qué está escribiendo este artículo. Si habla de cuestione generales y de generalidades y de abstracciones, y, yo que estoy con mi móvil aquí frente a la playa y mirando todo lo que deseo mirar, pues ni me aporta nada, ni dice nada. Es fácil señor, usted que estudió matemáticas en el Bachillerado y en Primaria y en Secundaria Obligatoria, la fórmula o ecuación es general y abstracta y se aplica a todo. Usted este artículo está hablando de las costumbres y de los hábitos sociales, de grupos y colectivos. No estamos hablando ahora de las malcasadas de Larra, que podríamos hacerlo, nadie nos lo impide, sino que este artículo es una abstracción, para obligarle a usted a que analice y piense las costumbres y hábitos sociales... ponga usted nombre, piense usted... si es que quiere, si es que se atreve...
Todo esto me ha llevado al leer un artículo de Evaristo Acevedo Guerra (1915-1997), escritor, columnista, humorista, funcionario de correos, autor de artículos en distintas publicaciones, que redactó una columna en La Codorniz el día 05 de diciembre de 1965, ahora casi hace cinco décadas, cincuenta años, cinco por diez años, cincuenta por doce meses, titulada: Sentencia dictada contra Cádiz capital, que nos habla con humor e ironía de las costumbres de la playa y de la arena y del baño y de las costumbres que sobre esa cuestión se enrolan. Me pregunto que escribiría hoy el señor Acevedo, humorista con palabras y articulista sobre las mil costumbres o cosas que se hacen por las arenas y las playas y los aledaños. Qué nos dirían hoy los comentaristas de La Codorniz.
No les voy a engañar y mentir a ustedes. Creo que soy de los escritores-pensadores, aunque sea el último de la fila, uno de los que más se atreven, que sin voces, ni organillos, ni altavoces, quizás de los que más se atreve a traspasar líneas. Pero cómo siempre lo hago con respeto, pues no desentonan del conjunto de la realidad de mi sociedad. Como lo hago con palabras amables y suaves, tampoco. Y, porque saben, que busco realidades y argumentos y datos, y, éstos unas veces favorecen a unos y otras veces a otros. Pues creo que por eso me dejan tranquilo y en sosiego y en el silencio...
Pero incluso este modesto escribano, debe decir, que no se atreve a tocar, decenas y cientos de temas. Y, creo y cree este escritor que es uno de los más libres en búsqueda de temas, argumentos, razones, datos, gusten o disgusten a unos u a otros. Sin mirar esta cuestión, sino solo la realidad-verdad. Sin estar a nómina de una ideología o de un trauma del pasado, sea personal o familiar, sino intentando ser un libre-observador, un libre-analizador, un libre-pensador, un libre-escritor. Cosa, cosa que aunque usted no lo crea no es demasiado frecuente, ni ahora, ni nunca. Y, sobretodo sin levantar las voces ni como Ezequías, Jeremías, Elías, Isaías... y, tampoco los profetas menores...
Pero si les digo y expreso que por un lado este polígrafo es de los más libres y que más se atreven y, por otro les indico que hay decenas de temas que no toca y no trato, por temor a una realidad o a otra. Usted dirá, si es que se ha enterado, qué nos está diciendo, está cayendo en una enorme contradicción. Pues eso es lo que le estoy indicando, hoy, casi nadie se atreve a hablar, con razones y argumentos y datos, si con voces y algarabías, multitud de temas.
Por lo cual, usted ante la vida, cómo no sea capaz de encontrar datos y argumentos y razones, usted estará ciego, como el que escribe esto. Porque no habrá nadie que le diga nada, nada en contra o a favor de mil temas. Porque a los escritores no les han atado las leyes constitucionales, que les permiten escribir con libertad, sino mil grupos de mil temas y mil tendencias, que enseguida si vas en contra de sus opiniones, enarbolan la bandera de su privacidad, intimidad, de su dignidad y de mil otras razones. Hoy, usted, debe saber y saberlo, la inmensa mayoría de escritores no tratan los temas con libertad, y, los catedráticos, por lo general, los que saben, no publican en medios de comunicación, sino en sus publicaciones de sus departamentos... los viejos políticos jubilados, la mayoría en sus segundas residencias o en sus casas miran la televisión y no dicen nada. Todo el mundo está callado, es la etapa del silencio, o, por el contrario enormes voces y broncas que no sirven para nada...
Por cierto recuperemos articulistas del pasado, por cierto recuperemos a Evaristo Acevedo Guerra. Este modesto artículo es un intento de ello, si tiene herederos háganle una página personal o una Web, porque merece no se olvide su nombre, ni su recuerdo, ni su obra... Paz y bien.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.111