¿Cómo está la marea esta mañana?
¿Alta o baja? ¿Subiendo o bajando? Seguro que son preguntas que habrá oído, incluso pronunciado, infinidad de veces durante las vacaciones en la playa cuando, cada día, vamos a la hora acostumbrada a la misma. Y son datos que, estará conmigo, conviene conocer pues influyen en actividades tan esenciales como saber a qué distancia del agua clavar la sombrilla y colocar las butacas, o dónde construir el castillo de arena con los niños, en mi caso nietos, para que el agua no nos lo destruya antes de tiempo; por no hablar de a qué hora dar el paseo o bajar por la tarde para jugar el partidito de fútbol con playa suficiente. Sin duda saber es poder. Ya que el contenido de esta mi sección nació con vocación de servicio, por si le sirve, sepa que para hoy sábado 26 de julio en Rota tendremos a las: 03:57, marea alta (pleamar); 09:53, marea baja (bajamar); 16:14, marea alta; 22:26, marea baja. Así que si decide ir a la playa a mediodía sepa que encontrará la marea bastante baja aún pero ya subiendo, de modo que usted mismo y sus decisiones playeras, que yo traigo mis propios intereses pretendidamente divulgativos y científicos para esta última entrega juliana.
¿Cuántas mareas hay al día? Saber popular y saber académico. A pocos escapa que, de dichos cambios periódicos de ascenso y descenso del nivel del mar, existen cuatro al día, dos de cada, con una duración de unas seis horas; es algo sabido de (casi) todos, bien porque lo hayamos escuchado en más de una ocasión o bien porque forme parte de nuestro propia experiencia playera. Sin embargo, a poco que nos hayamos fijado en este movimiento del mar hacia atrás y hacia delante, habremos observado que cada día, cuando vamos a la hora acostumbrada a nuestro lugar habitual, la marea está un poco retrasada, algo más baja o menos alta que el día anterior. Un retraso que a ojo de buen cubero viene a ser de una hora aproximadamente, lo que hace que una semana nos la encontremos alta y a la siguiente esté baja, visto esto con el mismo ojo ¿Por qué es así? (Si te preguntas el porqué de las cosas acabas en la física).
En este caso la explicación no es difícil y nos viene de la misma mano de la ciencia bachillera. Le cuento. En puridad, el tiempo entre pleamar y bajamar, lo que se conoce como semiperíodo, es de 6 h, 12 min y 30 s, de forma que entre dos bajamares o pleamares seguidas, un periodo, hay una diferencia de 12 h y 25 min, lo que implica que un ciclo de cuatro mareas necesite de 24 h, 50 min y 28 s. Sí, algo más de un día, casi una hora más, razón por la que el estado de la marea no se repite exactamente cada 24 horas y, aproximadamente, esté cambiada cada semana. Un retraso “mareante” que también nos obliga a corregir la redacción de más arriba, y lo correcto es decir que puede haber hasta cuatro mareas al día, pues lo cierto es que no siempre se producen cuatro al existir días con solo tres, una cuestión de aritmética elemental. Ya de la que va, el próximo martes 29 solo tendrán lugar tres: Marea alta, a las 05:51; Marea baja, a las 11:46; Marea alta, a las 18:10.
¿Y qué causa las mareas? Pues es sabido que se achaca a la influencia de nuestro único satélite natural, la Luna, un saber popular que no anda descaminado pero que no es correcto del todo ya que también desempeña su papel nuestra estrella, el Sol. A la acción conjunta de ambas fuerzas sobre la Tierra -universales, de carácter atractivo y naturaleza gravitatoria-, aunque muy especialmente a la de la Luna, se debe la existencia de estos movimientos que en puridad experimenta todo el planeta. Tanto los grandes volúmenes de fluidos gaseosos como la atmósfera, o lo que es lo mismo la capa de aire (disolución de gases) que lo envuelve, formada a su vez por troposfera y estratosfera, las más próximas a la superficie, y ionosfera, mesosfera, termosfera y exosfera, las más alejadas. Como los volúmenes de fluidos líquidos o hidrosfera, formada por el agua H2O de los océanos, ríos, lagos, aguas subterráneas, neveros, glaciares o nubes. Y, en menor medida por supuesto por su parte sólida o geosfera, formada por corteza o litosfera, manto y núcleo. (Si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?)
De Homo erectus a Homo sapiens. Se hace difícil pensar que el Homo erectus, con su innata curiosidad y en su periplo por las costas oceánicas desde la cuna de la vida africana, no se percatase de las cíclicas subidas y bajadas que dos veces al día el agua experimentaba. Una periodicidad hasta cierto punto regular y predecible, de la que no solo quedaría fascinado, sino que terminaría por comprender cómo afecta a diversos aspectos de la vida en la Tierra, una cuestión de la que no tardó en aprovecharse para su propia subsistencia. Por cierto, Homo sapiens, dada su infinita omnipresencia, la de la fuerza gravitatoria me refiero, le dejo con unas cuestiones: ¿Produce la Luna mareas en los fluidos de nuestro organismo? ¿Las hay en nuestro sistema circulatorio? ¿Y en el magma del interior de la Tierra? Son preguntas en busca de respuestas.
CONTACTO: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia
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