Vendedores de baratijas
Como introducción voy a empezar escribiendo que mi amigo Manolo Carmona ha publicado recientemente una recopilación de sus artículos reflexivos escritos durante una década sobre el tema de la migración. “Mar, arena y un futuro incierto”, es su título.
La columna de esta semana está inspirada en los pensamientos de mi amigo Manolo y está escrita, en cierto sentido, como un homenaje a su persona.
“Alguien está sentado en una de las muchas terrazas de verano, da igual en qué ciudad.
Disfruta de un refrescante tinto de verano, de una cerveza helada (la pida donde la pida se la ofrecen como la cerveza más fría del lugar) o de un cualquier bebida cero cero.
Se siente feliz y relajado. Es su primer día de vacaciones. Fuera las preocupaciones laborales durante un puñado de días. No le preocupa el precio que le puedan cobrar por la consumición. Nada es demasiado caro como para enturbiar ese momento de disfrute.
De pronto, una persona se acerca a su mesa. Es un hombre joven, de raza negra, que vende baratijas. Le extiende tres pulseras y se las ofrece por dos euros.
Ese alguien se las queda mirando y le da una negativa por respuesta. A lo mejor se ha sentido molesto porque aquel individuo ha perturbado por un momento su estado de tranquilidad. Tanto es así que ni siquiera ha levantado su vista para mirar el rostro del vendedor de fruslerías.
Otro alguien, en una mesa cercana también recibe la visita del vendedor.
Este alguien sí levanta la vista hacía el muchacho. Tampoco compra nada. De repente cavila que ese joven se encontrará en una situación irregular y que, probablemente el dinero que pueda recaudar durante su peregrinar por las terrazas de todos los bares de aquella ciudad, se lo gastará en alcohol o incluso en drogas.
Con un tercer alguien el joven tiene suerte. Ha aceptado tres pulseras por el precio de dos euros. El tercer alguien se ha planteado que el muchacho, posiblemente, se encuentre en una situación de irregularidad en el país. Ha tenido la suerte de conseguir llegar a cualquier playa y que no le haya detenido la policía. Al menos, de momento. Piensa que otra posibilidad de su presencia es que el joven llegara cuando era aún un niño. Igual estuvo acogido en un Centro de Menores donde le ofrecieron comida, durmió bajo techo y recibió el cariño de los profesionales de aquel Centro hasta cumplir la mayoría de edad. Alcanzada esta, tuvo que abandonar el Centro y se vio en la calle. Dos euros no son nada comparado con lo que está pagando por aquella cerveza cuyo precio está por encima de lo habitual por el simple hecho de disfrutarla en una terraza de verano.
El joven, sumamente agradecido continúa su periplo por otras mesas".
No sé si he mencionado que esto no parece un artículo de opinión, sino una pequeño relato. Y quizás, tengan razón los que opinen así.
Si todos actuásemos como los alguien uno y dos, posiblemente aquel chaval no comería ese día y el mayorista que le proporciona las nimiedades que ofrece para vender se sentiría contrariado por tener que permitir que duerma esa noche compartiendo la habitación con ocho compañeros más sin haber aportado un sólo euro.
El joven se plantea que si se encuentra con muchos alguien uno y dos, tal vez tenga que recurrir al hurto para poder comer.
En cualquier caso, su vida, salvo sorpresa, discurrirá por el mismo derrotero que el día de hoy. Él, que estaba convencido de que con sus estudios de administración y hablando tres idiomas hallaría trabajo en poco tiempo...
MANUEL | Domingo, 13 de Julio de 2025 a las 13:19:02 horas
A veces tengo la impresión de que tus artículo sirven mas para "engordar" a la extrema derecha que para exponer unas situaciones, bastante complejas y con muchos matices. De hecho es esa extrema derecha la que mas sube en las encuestas, mientras la izquierda baja.
Este artículo, por ejemplo, le sirve a cualquiera de esa ideología para exponer sus argumentos y al parecer con mas éxito que los de la izquierda. Artículo bastante simplón y con pocos argumentos que lo justifiquen. Creo que el argumento de esos miles de puestos de trabajo que no se cubren y que podrían hacerlo todos esas personas que deambulan por los pueblos y las ciudades en busca de un trabajo que no consiguen por no estar regularizados sería un buen argumento. Estáis en el gobierno ¿no tenéis nada que decir al respecto?. ¿Ninguna crítica? ¿Nada? ¿Solo el argumento del miedo a la extrema derecha y una insolidaridad mal entendida?.
Mi opinión es que estáis bastante equivocados y cada planteamiento que hacéis es darle mas argumentos a esa extrema derecha con la que queréis asustar, con poco éxito por cierto.
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