Rota no cuenta este año con playa oficial para perros ya que la decisión del Ayuntamiento de Rota de trasladarla unos metros con respecto a la ubicación del verano pasado, precisa de la autorización de la Junta de Andalucía que tiene las competencias, y que todavía está pendiente dado  que esa modificación repercute en una serie de informes que se pueden alargar en el tiempo. Mientras tanto, lo que está ocurriendo en la playa de Peginas es que sin ser playa canina, está siendo utilizada como tal por muchos usuarios como se ha podido comprobar durante el pasado fin de semana.

Esta situación está generando enfrentamientos entre usuarios que se dividen entre aquellos dueños de perros que quieren bajar a la playa con sus mascotas, entendiendo que es playa canina -porque en Google y otras webs de amantes de los perros aparece así indicado-, y aquellos usuarios que les recriminan que no pueden estar allí con sus canes porque este año no está aún autorizada. 

La cuestión, según trasladan a este medio algunos afectados, es que existe falta de información concreta en la zona teniendo en cuenta que aunque ahora mismo no está señalizada la playa canina, también lo es que lo estuvo a principios de verano hasta que la delegación de Playas tuvo que desmontar las infraestructuras a la espera de la autorización oficial del nuevo tramo solicitado para este fin. Eso, unido a que el año pasado la playa para perros fue muy utilizada por personas de fuera que este año han llegado con las mismas intenciones, genera que por ejemplo, el pasado fin de semana, hubiera hasta 80 perros en ese tramo. 

La Policía Local, según ha tenido conocimiento este medio, acudió al lugar y desalojó a bastantes canes, pero la realidad es que, al no haber playa canina oficialmente abierta, no es su competencia directa, por lo que también se ha generado una especie de vacío en cuanto  a quién le corresponde actuar ya que esa es zona de playa virgen donde podría tener competencias otros cuerpos, que tampoco están. Los usuarios llaman a la Policía Local y estos, en la medida de sus posibilidades, indican algunos afectados, acuden, pero si están en otros servicios la presencia se demora porque a diferencia del año pasado, que la playa canina era oficial, este verano, no está incluida en sus labores competenciales directas la vigilancia en la zona.

La situación puede empeorar porque el verano no ha hecho más que comenzar y si ya el año pasado hubo problemas de convivencia entre dueños de perros y usuarios sin mascotas que no respetaban las normas que estaban fijadas en cartelería, en esta ocasión, en la que no existe cartelería alguna indicando que lo que el año pasado era playa para perros, este año no lo es,  está provocando más de un encontronazo. Tanto es así, que hay vecinos de la zona que han decidido no bajar a la playa porque pasar una tarde playera con sus hijos, amigos o familia, se ha convertido directamente, en enfrentamientos cuando llaman la atención a quienes bajan con perros y estos se encaran indicando que sí es playa canina, mostrando las ubicaciones de Google, donde no solo aparece señalada el tramo que se quería habilitar este año, sino el del verano pasado.  

A esto se suma que, como la playa de Peginas es una zona de costa alejada del núcleo urbano, hay dueños de perros que, con y sin playa canina, incumplen la norma de no llevar a su perro atado, lo que añade más tensión entre los distintos usuarios e incluso algún altercado. El pasado sábado, sin ir más lejos, y como ha indicado un usuario a este medio, un perro de raza potencialmente peligrosa que estaba suelto se abalanzó sobre él y aunque no le causó lesiones porque llevaba un maillot de correr, -dado que estaba haciendo deporte-, el animal le enganchó la ropa aunque logro zafarse e irse corriendo del sitio. El susto fue mayúsculo y pide que alguien actúe antes de que ocurra algún incidente más grave.

Hay que recordar que acudir a la playa con un perro suelto conlleva una infracción asociada a una multa económica de 100 euros.

Algunos vecinos de la zona piden al Ayuntamiento de Rota que opte por una medida tan simple como colocar cartelería indicando que está prohibida la presencia de perros en esa zona de playa para alertar a aquellos que acuden mal informados, con la idea de que la playa canina del año pasado sigue operativa o que se aprovecha de la circunstancia al ser un tramo de litoral alejado, que no pueden estar ahí con sus mascotas. 

Algunos usuarios reconocen que en ese tramo de costa siempre ha habido algún perro, pero tener playa canina oficial el año pasado que satisfacía a muchas personas que quieren disfrutar con sus mascotas, ha generado un efecto llamada y una situación que se está volviendo insostenible porque a la presencia de perros sueltos se une la cantidad de excrementos que se acumulan en ese tramo.

Tanto los dueños de perros, que reclaman ese espacio de costa para estar con sus canes como aquellos que defienden que si no es playa canina no tienen por qué soportar animales en la arena, y menos aún sueltos, piden soluciones, algunas tan básicas como cartelería informativa.