"Cachitos de hierro y cromo”. Música, letra y ciencia (y 2)
(Continuación) ¡Qué pena de muchacho! / le dicen la gente en los bares / cuando juegan a las máquinas / y recogen lo que les sale / cuando juegan a las máquinas / y recogen lo que les sale. / Ponme, ponme esa cinta otra vez / pónmela hasta que se arranquen / los cachitos de hierro y cromo. Aquí tiene el fragmento inspirador del título del musical programa televisivo, motivo o tema central (mejor que la voz alemana leitmotiv) del asunto que nos ocupa; por cierto, el evitable germanismo es una voz cuyo concepto fue ideado por el compositor Richard Wagner a mediados del siglo decimonónico.
Continente y contenido. Ponme, ponme esa cinta otra vez / Pónmela hasta que se arranquen / los cachitos de hierro y cromo, una referencia metafórica, en primer lugar, del funcionamiento del popular formato utilizado para grabar y reproducir audio, allá entre finales de los 60 y la década de 1990, ya sabe, el casete o cinta de casete. Un término que resulta de la adaptación gráfica de la voz francesa ‘cassette’, “cajita de plástico que encierra una cinta magnética para el registro y reproducción de sonidos o imágenes u otro tipo de datos”, y que resulta ser el continente de este componente audiovisual técnico cuya imagen evoca la estética vintage (mejor emplear los españoles “clásico”, “retro” o “de época”) del programa, en cuya presentación y desarrollo suele aparecer con profusión. Y, en segundo lugar, es también una evocación a la composición química de dichas cintas magnéticas utilizadas para la grabación y el almacenamiento de datos, dado que sus superficies están recubiertas de una capa de material ferromagnético que bien puede ser de óxido de hierro (II), FeO, el compuesto tradicionalmente más utilizado en estos dispositivos, o de dióxido de cromo, CrO2, de mejor respuesta en altas frecuencias (f) y una mayor relación señal/ruido que el óxido de hierro. También se diseñaron cintas denominadas de partículas metálicas, de un metal o de una aleación de hierro (Fe), que ofrecen aún mejores prestaciones que las de dióxido de cromo. Y las llamadas cintas de doble capa, formadas por los metales anteriores que mejoraban la grabación y el registro de la información. Ya tenemos continente y contenido del asunto.
Química magnética bachillera. Seguro que los recuerda en la omnipresente tabla periódica de elementos químicos del laboratorio, cromo y hierro situados en la cuarta (4.ª) fila (horizontal) o periodo, con números atómicos respectivos 24 y 26 y de símbolos Cr y Fe. Unos átomos que como sustancias simples, se presentan en forma de metales con propiedades parecidas, entre ellas la magnética motivo por el que son la base de la mayoría de las tecnologías actuales, como la memoria magnética de nuestros dispositivos móviles. Y aunque se puede sustituir un átomo de un metal por otro para ajustar las propiedades magnéticas de un material, en puridad el hierro es el magnético, bien dicho ferromagnético, de forma natural mientras que el cromo se utiliza para evitar la corrosión y mejorar su resistencia al desgaste. Al cantar como tú sabes / Al cantar como tú sabes / Al cantar como tú sabes / Al cantar como tú sabes. / Pónmela hasta que se arranquen / Los cachitos de hierro y cromo. / Y al cantar, al cantar como tú sabes. / Y al cantar como tú sabes. Como nota cultureta, y a los efectos que nos traen, sepa que existen tres tipos principales de magnetismo: ferromagnetismo, paramagnetismo y diamagnetismo estando los materiales ferromagnéticos caracterizados por la capacidad de mantener una fuerte magnetización permanente, por lo que son atraídos por los imanes; entre los metales ferromagnéticos se encuentran el susodicho hierro, el níquel, Ni, y el cobalto, Co, muy próximos en la tabla.
Ciencia electromagnética bachillera. De manera muy simplificada, se pueden distinguir dos fases: una, de grabación, en la que el micrófono recoge el sonido deseado (ondas mecánicas) y genera a partir de él una señal eléctrica que es enviada al cabezal de grabación donde, a partir de ella se origina un campo magnético variable que, a su vez, altera la orientación de las partículas magnéticas en la cinta cuando pasa por él, registrando la señal de sonido como un patrón magnético (ondas electromagnéticas). Otra, de reproducción, cuando la cinta con la información magnética grabada, pasa por el cabezal de reproducción que detecta las variaciones magnéticas grabadas en la cinta y las convierte en señales eléctricas, que se amplifican en el circuito y envían a un altavoz que las convierte en las ondas mecánicas que llamamos sonido. En definitiva, el casete es una forma de almacenar y reproducir sonido, mediante un proceso electromagnético. Al cantar como tú sabes / al cantar como tú sabes. / Ponme esa cinta. / Ponme esa cinta. / Ponme esa cinta otra vez. / Pónmela hasta que se arranquen / los cachitos de hierro y cromo.
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FUENTE: Enroque de ciencia
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