Contra el perroflautismo
Sus santos cojones
por Balsa Cirrito
Creo que a veces no se me entiende del todo. Normal. Casi siempre empiezo a fantasear, a colocar incisos sobre incisos, y termino perdiéndome hasta para mí mismo. Pues hoy voy a tratar de explicar con brevedad y claridad máxima cómo veo yo el asunto. (Eso es, el asunto).
En el mundo hay gente que se cree en posesión de la verdad. Gente que piensa que es más lista o que está más informada o que sus testículos son convenientemente más redondos (no se me ocurre un equivalente femenino) que los de los demás, y que va por la vida dando lecciones. No me espanta, porque en mayor o menor medida es lo que hacemos casi todos. Pero en ese mismo mundo existen muchas personas que no solo actúan como acabo de decir, sino que además tratan de imponer a los demás su perspectiva de las cosas. Es lo que llamamos autoritarismo.
Es decir, hablamos de autoritarismo cuando en una sociedad tenemos un grupo que impone por medio de leyes o de presión social unas ideas que no son compartidas por la mayor parte de la población. No voy a poner ejemplos para no tocar las narices... (Va, va, va…, ¿qué es eso de que “no voy a poner ejemplos para no tocar las narices”? Si no hay ejemplos no se entiende bien el artículo, y, además, todo el asunto pierde su salsa, porque lo fundamental es precisamente eso, tocar las narices). (Vale, pondré ejemplos).
Digamos, por ejemplo, la pena de muerte. Creo poder decir que la inmensa mayoría del pueblo español está en contra de la pena de muerte. Por ello, parece lógico que en nuestra Constitución se elimine tal castigo de nuestro código penal.
Pero veamos un ejemplo contrario al anterior. La ley trans. Creo poder decir que la mayoría de la población española no traga con semejante ley, o, al menos, con buena parte de sus artículos, especialmente aquellos que consideran que el cambio de sexo solo necesita de un trámite burocrático. Cuando se nos impone una ley así, que, como digo, entiendo que provoca un rechazo generalizado, el gobierno que tal leyes promulga es sin duda un gobierno autoritario y represor. Este rechazo mayoritario lo podemos extender, por cierto, a muchos de los supuestos de la ley de violencia de género, a la de memoria histórica, a gran parte de la normativa ecologista, a las leyes sobre okupación, a la de igualdad…, en fin un sin número de preceptos que la mayor parte de españoles no quieren y que son impuestos por un grupo dirigente que se figura en posesión de la Verdad (así, Verdad con mayúsculas). Se imaginan que ellos tienen razón, y que quienes no comulgan con ellos son tan tontos que ni siquiera leen El País, y que, como son tontos, hay que enseñarlos con el método del teatro de la cachiporra. Esto es puro autoritarismo. Autoritarismo despótico. Un todo para el pueblo pero sin el pueblo digno del marqués de Esquilache. Un protofascismo que, como todos los protofascismos, se alimenta con su propia desfachatez. Un desprecio a la inteligencia humana española. Una mierda pinchada en un palo que nos quieren obligar a tragar como en Los 120 días de Sódoma. Y lo más cachondo es que tienen los santos cojones de hablar de Franco y de dedicarle un año negro. Señores, señores, señores: ¿dónde está la diferencia entre Franco y ustedes? (bueno, sí la hay, pero creo que se me entiende).
Agus | Domingo, 25 de Mayo de 2025 a las 13:12:47 horas
El autor de este artículo de opinión, recalcó esto último, expresa una idea, y eso es legítimo, lo comparta o no,.
En cuanto a que los gobiernos y parlamentos son la representación del ciudadano, es una cuestión indudable en una democracia, pero tú eliges a tus representantes de acuerdo con un programa, en los que ni figuraban pactos deleznables con etarras, amnistía, ley si solo es si, ley tran etc
Por eso a los que engañaron tendrán que pensar si no se actúa con totalitarismo
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