La Hermandad de San Isidro vive este fin de semana con intensidad sus actos más destacados del año con la celebración de la romería de este domingo, que ha venido precedida del  LXV Pregón de San Isidro que en esta edición ha pronunciado Francisco Lorenzo Gallegos. Un chipionero unido a la localidad y a esta hermandad del patrón de los agricultores. Un hombre que creció entre huertas y viñedos, de familia humilde y criado en la fe que un día descubrió de manos de un buen amigo, la celebración que los camperos roteños dedican a su santo.

En la parroquia de Nuestra Señora de la O se reunieron ayer muchos hermanos de la Hermandad de San Isidro, hermanos de otras hermandades, del Consejo Local de Hermandades y Cofradías,  y los alcaldes de Rota y Chipiona, Javier Ruiz y Luis Mario Aparcero, dando muestra así de que las dos localidades están hermanadas por algo más que por la cercanía de sus términos municipales. Ayer lo dejó claro en su pregón este chipionero que comenzó contando la historia de un viajero que andaba por los campos roteños  y que acabo confesando que era su propia historia.

Entre versos, música de Alborada del Sur y el acompañamiento del pitero Antonio Vázquez y el tamboril, Francisco Lorenzo Gallegos fue desgranando cómo ese viajero fue descubriendo paso a paso lo que envuelve a la romería de Rota.  El chipionero dejó un pregón homenaje al sembrador, al agricultor y hombre de campo, pero en especial a San Isidro, al que puso como guía en su vida. 

La encomienda que le hacía la Hermandad de San Isidro de Rota para ser pregonero permitió a Francisco Lorenzo demostrar en un canto de amor el abrazo fraternal que le une a la villa donde tiene no solo buenos amigos sino parte de sus compañeros de trabajo en la Cooperativa Andaluza Bodegas Católica.

Con poesía y prosa fue el pregonero dando pasos desde que San isidro sale por la puerta de la iglesia de la O en su carreta hasta que llega a los pinares acompañado de hermanos a caballo y a pie, con cantes y rezos, parada en el azulejo del 75 aniversario y llegada  a la misa. Jornada de alegría, de fe y de convivencia que Francisco Lorenzo conoce bien.

Él, que fue aquel viajero maravillado y que quedó con el corazón embargado de emoción cuando un campero lo invitó a darle la mano, descubrió en la romería de Rota la amistad sin nada a cambio, la amistad de la gente del campo.

Entre detalles, fue el pregonero llegando al final del día, cuando San Isidro vuelve a capilla tras una jornada intensa de fe no dejando escapar la oportunidad de ensalzar el trabajo de una junta de gobierno a la que admira y quiere. 

Enamorado de la tierra que labra y el vino que cosecha, acababa su pregón el niño que rezaba y el hombre que no cesa en su afán de poner la fe en el centro de su vida junto a San Isidro. Con versos a María, la madre de todos, encarnada en la morenita de Chipiona, la virgen de Regla, terminaba su alocución, previa a la romería de Rota. Este LXV Pregón de San Isidro fue una alabanza a la tierra que ama.

El pregonero estuvo presentado por su buen amigo  Emilio Raffo Toraño que puso sobre la mesa la amistad que les une y el trabajo que comparten. Un presentador nervioso y orgulloso de a quien tenía que presentar, un hombre bueno, padre de siete hijos del que destacó no solo su trayectoria profesional que conoce bien sino su fe en la virgen de Regla. Palabras sencillas de un compañero y campero unidos por San Isidro en una noche que le deseó especial y que es antesala de la romería que mañana a las 9 comenzará desde la iglesia de la O, donde ayer quedó pregonada.

La presentación del acto, que volvió a contar con Rafael Ruiz-Henestrosa, dio ejemplo de la unidad y trabajo de la Hermandad de San Isidro que sigue transmitiendo de generación en generación la fe en el patrón de los agricultores. Rafael tomó esta vez a su hijo de la mano para implicarlo en los actos de una hermandad que sienten como familia y los ayudó a presentar aportando así su granito de arena a una cita tan especial en torno al santo.