Zambomba y no Zambombá
Cada año, cuando se acerca la Navidad, nos tropezamos con decenas de carteles que anuncian las típicas reuniones de vecinos que se manifiestan en estas fechas bebiendo y cantando en casas, patios y calles. Antigua tradición de esta tierra que tiene su máxima expresión, probablemente, en Jerez de la Frontera, y que a todos los que tenemos ya cierta edad nos trae recuerdos de un patio común empedrado, con varias puertas que daban acceso a las modestas salas y alcobas de las viviendas de los vecinos (los retretes y las cocinas solían ser comunes), en los que casi siempre había un pozo y una parra de la que en diciembre solamente quedaba el tronco y las ramas deshojadas, y en cuyas reuniones se cantaban, sobre todo por los más viejos, villancicos de rancias letras que iban pasando de padres a hijos. Se vaciaba la clarilla de la tinaja que había en todas las casas, se le ataba al borde un trozo de tela de muselina, y en el centro se amarraba el carrizo haciéndose el instrumento popular que todos conocemos: LA ZAMBOMBA, con la que se acompañaban las coplas con su rítmico ronquido.
Esa bonita tradición anduvo algo perdida años atrás, pero se ha recuperado afortunadamente y ahora, como decía al principio, son decenas de carteles los que nos invitan a estas reuniones en diferentes lugares. Pero he aquí que, a mi modesto modo de entender, se comete un frecuente error que no es otro que el llamar a esta fiesta ZAMBOMBÁ (palabra aguda con tilde –por ello- en la última “a”), y no ZAMBOMBA (palabra llana, sin tilde porque termina en vocal –según impone la regla-) que es el nombre verdadero de la fiesta ya que, como explicaba antes, el nombre viene de las reuniones de vecinos para hacer el instrumento –“vamos a hacer una zambomba” se decía, y de paso se aprovechaba para comer los pestiños recién hechos con una copita de anís o de coñac y se cantaban villancicos-, y no para reunir muchas zambombas, que sería el significado que se le podría dar a la palabra zambombá (que ni está en el diccionario, ni se le espera ya que, hoy por hoy, no es más que un vulgarismo) en comparación con la Erizá, palabra que se sacaron de la chistera los de la peña Los Dedócratas del carnaval gaditano, y que no es otra cosa que la oferta de muchos erizos con motivo de los ensayos generales más cercanos al Carnaval, y que ha dado lugar más tarde a otros vulgarismos, en un alarde de escaso o nulo ingenio por parte de quienes copiaron el término, como son la pestiñá, la chicharroná, la caracolá, la caballá, la tromperá, la jamoná, la butifarrá, la sardiná y no sé cuantos otros palabros que tan mal suenan.
Así pues, démosle entre todos la bienvenida a la fiesta y disfrutemos con las ZAMBOMBAS, porque forman parte de nuestro acervo y debemos preservarlo con celo. Y, en fin, digamos ZAMBOMBA y NO ZAMBOMBÁ que además de ser incorrecto, suena fatal. Y si no me creen, pregúntenle a los más viejos.
Antonio Letrán Márquez

































Roteñito | Sábado, 24 de Diciembre de 2016 a las 23:23:09 horas
Señores..yo en minusculas no la suelo ver, se escribe ZAMBOMBA..por lo q dice el diccionario en mayusculas no hace falta tildes asi q se puede decir con acento en la "a".
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