El negocio de la guerra aunque haya paz
Cuando un país o cualquier potencia económica ofrece y envía ayuda a otro que ha sufrido una catástrofe natural o los desastres provocados por una guerra, nunca lo hace de forma altruista, siempre hay un interés económico que se antepone al hecho de que se actúa por solidaridad. Es el negocio ante las desgracias.
La OTAN viene a ser también un negocio para la potencia mundial que ideó este tratado militar.
Vuelvo la vista de mi análisis a la Europa de 1948. Acabada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos elaboró un plan de ayuda dirigido a la reconstrucción de los países europeos occidentales: el Plan Marshall. La idea de solidaridad prevalece en el imaginario colectivo.
Un año después de la aprobación del Plan Marshall, también a iniciativa de los EEUU, se firmó una alianza militar dirigida a proteger a esos mismos países acogidos al Plan Marshall. Se creó la OTAN.
Con ello, Estados Unidos se aseguraba el retorno con beneficios de las ayudas concedidas en el Plan Marshall. La industria armamentística norteamericana empezó a funcionar a pleno ritmo aún en tiempos de paz. Porque para pertenecer a la OTAN hay que dedicar una parte de los presupuestos nacionales de los distintos países al sostenimiento de esta. La mayor parte, o una buena parte de esa partida de Defensa va orientada a la compra de equipamiento militar. Y el proveedor que lo podía suministrar era el bueno del Tío Sam.
La solidaridad invertida en el Plan Marshall recuperada con creces.
El negocio ha seguido continuando hasta después de la desaparición de la Unión Soviética. Defenderse de la amenaza de la URSS era el motivo principal para la creación de la OTAN. Y ya digo, aunque la URRS se disolvió y con ella el Pacto de Varsovia (la versión comunista de la OTAN, expresado de forma sucinta), lo que significa que esa intimidación, ese peligro, desapareció, la OTAN sigue vigente.
Con el paso del tiempo, los países pertenecientes a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, han ido evolucionando y relajando su presión militar. De ahí que la actual Administración norteamericana empiece a exigir a los países miembros que tienen que dedicar mayor cantidad para el sostenimiento de la OTAN. En otras palabras, que tienen que comprar más equipamiento militar a los Estados Unidos.
La táctica siempre es la misma, siempre se repite. Comienza con la amenaza de retirada de ayuda o, la más actual, subida de aranceles, a la espera de que cedas y aceptes todos los preceptos.
Si los países europeos mantienen la tesis de crear un ejército propio obviando el negocio histórico que la OTAN supone para Estados Unidos, se puede esperar cualquier cosa, hasta una “escaramuza” de Vladimir Putin en connivencia con Donald Trump hacía la Unión Europea para hacer olvidar la idea de ser menos dependientes del país norteamericano.
Se trata de mantener e imponer la vieja idea de “si vis pacem, para bellum”.
Y en eso están.
PREGUNTO | Lunes, 05 de Mayo de 2025 a las 20:26:17 horas
Hombre Antonio, acusar "solo" a Estados Unidos de interés en vender armas cuando España con este gobierno (PSOE y SUMAR) ha estado vendiendo armas y material militar me parece de una hipocresía y un cinismo enorme. Porque España también exporta armas y te recuerdo que tu partido está en el gobierno de España y participa de esas ventas y que se sepa ninguno se ha opuesto ni ha dimitido. Así que menos lecciones.
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