La tarde pintaba mal, con viento y lluvia, pero los partes meteorológicos anunciaban tregua para la noche, y así fue. La amenaza de lluvia se disipó y la incertidumbre de no poder ver a Nuestro Padre Jesús Cautivo por las calles de Rota se convirtió en una marea de roteños dispuestos a arropar al Señor del Martes Santo en una villa que ha demostrado, una vez más, el fervor que se le tiene a esta imagen que camina sobria y en silencio.

A las diez y media de la noche, con los tres golpes de llamada en la puerta de la parroquia de Nuestra Señora de la O, y con una plaza Bartolomé Pérez y alrededores lleno de gente, comenzaba a discurrir el cortejo de hermanos de la Hermandad de la Veracruz que acompañan a Jesús maniatado y coronado de espinas. 

El  murmullo típico de quien espera se convierte cada Martes Santo en silencio y recogimiento cuando pasan cerca los 350 hermanos que formaban el largo cortejo de esta cofradía. Vestidos con túnica blanca y antifaz morado sin capirote, llama la atención aquellos que llevan pesadas cruces en sus hombros, algunos de promesa descalzos o con cadenas atadas a sus tobillos, y otros con cirios que esta noche poco han podido encenderse por el viento que, si bien apaciguó, no se fue del todo. Pero si algo destaca en este cortejo, es la cantidad de hermanas de vela que van tras el paso de Jesús Cautivo, un total de 130, algunas con hábito y otras de calle, pero todas en penitencia acompañando a una imagen que hoy estrenaba túnica morada de terciopelo donada por una devota.

El paso racheado de la cuadrilla de costaleros que ha guiado Manuel Niño Margarito por segundo año rompía el silencio de una noche que no fue tan desapacible como la tarde, pero que obligaba a ir abrigado. 

Ha sido el menor de los inconvenientes porque todos los roteños quieren ver a Jesús Cautivo bendecir cada rincón por el que pasa dejando a su paso un halo de sobriedad y recogimiento que solo se rompe cuando se escuchan las
órdenes del capataz y su equipo.

Las calles han estado desde el primero minuto llenas de devotos y también de curiosos que no han querido perderse esta salida procesional que muchos temían que pudiera quedar deslucida pero que, finalmente, y según lo previsto, terminará su recorrido a las  2 de la madrugada llegando a la plaza de San Roque donde volverá a su templo, del que salió el pasado Viernes de Dolores ante la imposibilidad para la Hermandad de la Veracruz, de preparar tres estaciones de penitencia en la Semana Santa de Rota. 

Jesús Cautivo, en silencio, pisando un monte de claveles rojos, escoltado por una pareja de policías nacionales de ASACRO, que se presta cada año para formar parte del cortejo, y con los ojos de muchos creyentes clavados en él a su paso, ha sido un año más, un ejemplo de fe en la calle.

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