Calle Charco, con Antonio Franco
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SURTIDO NAVIDEÑO
Se acerca la Navidad y ya retornan los mensajes de nostalgias, solidaridad, buenos deseos, sueños…Cada año ocurre lo mismo.
Para vender décimos del Gordo nada como recurrir a la palabra SUEÑOS, así, en plural. Soñar es gratis, dicen, pero el sueño navideño resulta un poco más costoso, tanto como nos queramos gastar en décimos y/o participaciones. Si la adquisición del número en cuestión lo hacemos fuera de los establecimientos oficiales, esto es, lo adquirimos por unos euros más a cualquier conocido que se encarga de la venta para su asociación o entidad en particular, entonces matamos dos pájaros de un tiro. Por un lado estamos albergando sueños y ya nos vemos repartiendo el premio que nos va a tocar y, por otro lado, hemos colaborado solidariamente con la asociación o la entidad en cuestión.
Otra de las consecuencias inevitables del acercamiento de la Navidad es la “llamada a la solidaridad”. La solidaridad navideña es un poco mezquina. Nos volvemos un poco más solidarios quizás en un intento de acallar nuestras conciencias por nuestra desmesurada acción de gastar en demasía. ¿Cómo no donar un kilo de azúcar o una barra de turrón del duro para que Cáritas lo reparta entre los más necesitados si nos vamos a poner tibios entre las comidas de empresas, cenas familiares y tapeos circunstanciales? ¿Cómo gozar de todos estos dones viendo que a nuestro alrededor hay vecinos que lo están pasando mal? Claro que lo pasan mal todo el año, pero no todos los días nos volvemos consumidores compulsivos, ¿no?.
Así, igual que esta época del año es la que representa para los restaurantes y comercios en general casi el veinte por ciento de sus ventas anuales, la solidaridad aumenta como la espuma durante este período.
Este año, como la crisis sigue instalada en nuestras vidas, seremos un poco menos solidarios. Pero, eso sí, también gastaremos menos y las comidas, cenas y tapeos serán más comedidos. Una cosa por la otra. Nadie se empobrece por ser solidario. Así que mantendremos el equilibrio y santas pascuas, nunca mejor dicho.
La crisis está haciendo estragos hasta en los gastos municipales. Ya han visto que el alumbrado navideño de este año ha bajado muchos voltios y amperios. No está mal aplicar la austeridad, sobre todo, cuando se maneja dinero que no es de uno, que es público. Lo que no entiende el personal es que se pase del jolgorio desmesurado al valle de lágrimas en unos pocos meses.
Que hay poco dinero se puede comprobar también viendo como ha disminuido el personal de confianza contratado por nuestros políticos locales gobernantes. Han pasado de 18 a 13. Vaya, que han disminuido en cinco el número de personal eventual contratado. A lo que se puede ver, estos años atrás tampoco es que hicieran falta 18 personas para hacer el mismo trabajo que ahora hacen 13. Aún así, todavía se me antoja que el número sigue siendo alto para los tiempos que corren. Habrá que ver si el personal eventual contratado es acorde con la demanda de trabajo exigido, que esa es otra cuestión a tener en cuenta. Estaremos atentos a los detalles.
Fíjense como estará la situación que este año han anulado la comida de Navidad a la Tercera Edad. Ésta era una reivindicación histórica de los de Izquierda Unida durante todos estos años de crisis. Claro, decían los invitados a la mesa del señor…del señor alcalde, cómo ellos tienen para almuerzos navideños. Pero claro, los comensales allí congregados también tenían para almuerzos navideños, a Dios gracias. La petición consistía en un reparto más solidario del dinero invertido en aquella gran comida.
Pero para recortes los que nos tiene preparado el PP. Ya empieza a circular, cada vez con mayor frecuencia, la palabra copago sanitario. Envuelven el mensaje de tal modo, lo transmiten de una forma tan demagógica, que la ciudadanía hasta se avergüenza de ponerse enferma tan frecuentemente.
Dicen que en la región de Murcia, el PP de allí quiere retirar el derecho a la Seguridad Social a los parados de larga duración. Y parte del personal se pone de parte (reiteración de parte) del ideólogo de la sugerencia porque explica que “muchas personas están paradas porque quieren y cometen verdaderos abusos con el estado del bienestar”. Es decir, el personal, o parte de él, se alía a la idea y no pone en entredicho, por ejemplo, que un diputado tenga derecho a una paga vitalicia.
Pero este mes no es tiempo de reivindicaciones sociales ni de movilizaciones. Estamos entrando en la parte del año en que los sueños, la solidaridad, los buenos deseos y la nostalgia lo cubren todo. Claro que, para cada vez más familias, todo este romanticismo etéreo no significa nada frente a la realidad que viven a diario. Son tiempos difíciles y complicados para muchas personas. Son tiempos en que la solidaridad no puede ocupar el veinte por ciento de su contenido sólo en este mes.
Salud.
ANTONIO FRANCO GARCÍA












LOBEZNO | Miércoles, 14 de Diciembre de 2011 a las 16:16:21 horas
Lo dicen los medios de comunicación. Todos ha recogido la noticia.
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